El Paseo Portuario, la fórmula para lograr la unión con la comunidad
Muchísima gente se da cita todos los fines de semana y feriados en el espacio conformado para la recreación y el esparcimiento.
Una de las grandes apuestas del Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca fue abrir sus puertas para que la ciudadanía disfrute de las instalaciones portuarias, conviviendo con el sector productivo.
Así surgió el Paseo Portuario, una opción recreativa que fue creciendo y ya se instaló en la agenda de actividades familiares para los fines de semana.
La intención fue dotarlo de actividades fijas. Para ello fueron necesarias obras y sumar ofertas gastronómicas, artísticas, deportivas y culturales, a lo que se sumó en el último tiempo el Mercado del Puerto.
En el lugar se colocaron mobiliarios, se habilitaron puestos gastronómicos y se adecuaron instalaciones para que el paseo sea inclusivo y amigable para las personas con discapacidad.
Los espacios verdes fueron puestos en valor, se incorporaron bicicletas para recorrer el espacio habilitado, se dotó de juegos infantiles el bulevar de acceso y se organizaron navegaciones los días domingos (subvencionadas al 50% por el propio Consorcio de Gestión).
También se crearon espacios para deportes, colocando aros de básquet móviles y canchas de fútbol tenis, y se reacondicionó el espacio conocido como “Balcón al Mar”.
El sector fue iluminado con luces LED y se lo dotó de Wi-Fi libre, como también se habilitaron nuevos baños públicos.
Además, para ganar más espacio de comodidad, se realizó un corrimiento del límite de la zona aduanera.
Precisamente, además de pasear y disfrutar la vista panorámica hacia la ría, la gente también tiene la opción de visitar un renovado mercado de productores locales, con una oferta muy amplia de artículos frescos y secos.
Ubicado en el galpón “C” del paseo portuario, el Mercado del Puerto está abierto al público todos los sábados y domingos de 11 a 18.
En él se encuentran puestos de pescados, pollos, carne de cerdo, frutas, verduras, regionales, entre otros. También cuenta con un café y música.
“La idea es que la gente disfrute y pueda llevarse alimentos a buen precio”, dijo Susbielles al momento de dejarlo inaugurado.
“El Puerto pone la infraestructura sin cargo, entonces hay un compromiso por parte de los comerciantes de que los precios que se encuentren acá sean los más bajos de la ciudad”, añadió.
Además, el Mercado del Puerto forma parte de la red de Mercados Bonaerenses, una iniciativa del Ministerio de Desarrollo Agrario provincial que, según se anunció, posibilita que todas las compras realizadas con Cuenta DNI del Banco Provincia tengan un descuento del 40 %.
“El Puerto necesariamente debe tener un proyecto productivo de crecimiento económico, pero que debe incluir una mirada ambiental y a la comunidad. En esa línea, nosotros tenemos claro que una de las situaciones que la comunidad necesita resolver hoy, tiene que ver con la inflación y poder acceder a precios accesibles, en materia de alimentos y en materia de situaciones que tienen que ver con la vida cotidiana. Por eso hemos redoblado la apuesta en el mercado gracias al acompañamiento de comerciantes y empresarios que se han sumado”.
Curiosamente, aunque apenas 50 cuadras separan hoy la plaza Rivadavia de la costa, muchos bahienses no conocen las bondades de nuestro puerto.
Así surgió la idea de constituir un Paseo Portuario que se convirtiera en una vidriera del puerto.
Es indudable que con la exportación de granos como bandera, el puerto local sustentó el crecimiento el crecimiento de la ciudad. Ese perfil productivo se intensificó aún más con la conformación del Polo Petroquímico.
Pero esa intensa y vertiginosa evolución industrial le fue quitando espacio al aspecto social, algo que actualmente se está recuperando con proyectos como éste.
Actualmente se trabaja en obras en la banquina de pescadores, o Puerto Piojo, recuperando un sector emblemático para los vecinos.
Otra obra muy importante que encara el Consorcio de Gestión es la recuperación del centenario muelle de los Elevadores de Chapa, donde se construirá una confitería y miradores, en estrecha vinculación con El Castillo de la ex usina San Martín.
También la administración portuaria inició, en el Galpón 10 de Puerto Galván, la construcción de un centro de observación de aves y sala de interpretación, junto con ampliación y mejora de la Estación de Rescate de Fauna Marina Guillermo “Indio” Fidalgo.
Un poco de historia
Los memoriosos recuerdan que Bahía supo tener al menos una docena de sitios de recreación a orillas del mar.
Algunos fueron proyectados y desarrollados como el balneario privado Colón (donde la avenida de ese nombre termina en el mar) o el municipal Maldonado, pero también hubo otros improvisados como el balneario La Usina o La Alcantarilla.
Un caso especial es el de la última playa bahiense, es decir, el sector costero entre Galván e Ingeniero White que los meses de verano supo congregar multitudes.
“La playita” como también fue conocido el balneario Galván, nació y murió por una obra de dragado, ya que surgió hacia fines de la década del ’20, en una zona dominada por cangrejales, gracias a la acumulación de arena y conchilla extraída durante al menos dos campañas de profundización realizadas en el canal principal.
A partir de 1929 la población empezó a hacer uso de la improvisada playa y con el paso del tiempo, como consecuencia de su éxito, los sucesivos gobiernos municipales comenzaron a dotarla de algunos servicios y comodidades. En algunas jornadas se llegaron a congregar más de 10 mil bañistas, la mayoría llegados en el famoso “Tren de la Marea”.
El final del balneario fue decidido a 700 kilómetros de distancia de Bahía Blanca, cuando se resolvió que los sedimentos obtenidos durante una nueva campaña de dragado, en febrero de 1976, fueran vertidos en ese sector.
El golpe de gracia se produjo en 1989 al completarse el dragado a 45 pies, obra que dio origen a Puerto Cangrejales y luego al asentamiento de formidables inversiones industriales.
Con el paso de los años la falta de zonas costeras atractivas, (apenas el balneario Maldonado y algunos clubes privados), más el avance de los medios de transporte, hizo que los bahienses miraran cada vez más a las playas de la región (Monte Hermoso y Pehuen Co) a la hora de buscar el mar.
Otro elemento de peso se produjo tras el atentado a las Torres Gemelas de Nueva York, en 2001, cuando se dispuso, a raíz de imposiciones del comercio internacional, vedar el acceso del público a numerosos sectores portuarios.