Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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¡Auxilio, adolescentes desvelados!

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Hay temáticas que, finalizada la niñez, específicamente durante los primeros años, parecieran que quedaron en esa época, que fueron superadas y que ya no volverán. Sin embargo, algunas cuestiones se reditan, algo así como una segunda temporada de una serie que fue exitosa.

En los primeros años de vida es una consulta reiterada que un niño se pase a la cama de los padres. Comienza así una pulseada que la suele ganar el más pequeño, puesto que caminar toda la noche llevándolo a su cuarto resulta agotador y ante el sueño, los adultos sucumben.

Superado el tema, las noches de buen descanso parecieran estar garantizadas hasta llegada la adolescencia. En esta etapa la socialización entre pares es fundamental y la tendencia de permanecer despierto toda la noche conectado a una pantalla está en su máximo esplendor.

Entonces: ¿qué hacer cuando adolescentes permanecen toda la noche sin dormir? ¿Fijar horarios o negociar? 

Jugar en red, chatear, hacer video llamadas o tal vez mirar contenidos en redes, ocupan durante la noche las horas que eran exclusivas para el descanso. Así, los adultos se debaten entre establecer un límite, cortar el acceso a internet, negociar o entrar en una pelea sin final, máxime cuando el grooming es un problema latente.

La adolescencia no es una etapa estandarizada, pero hay algunas conductas similares. En esta etapa hay predilección por la noche porque es una forma de dar respuesta a esa necesidad característica del adolescente de tener un espacio propio, es decir que cuando todos duermen, él dispone del espacio y del tiempo.

Es esperable que se revelen y cuestionen pautas, son contraculturales y la rebeldía se manifiesta en esta forma de socializar durante la noche, modalidad que se intensificó durante la pandemia, no olvidemos que hasta los cumpleaños eran por plataformas virtuales.

Lo cierto es que padres y madres una noche “en vela” o dos pueden tolerar, pero cuando el ruido, las luces y el desfile a la heladera alteran el descanso es esperable que surjan los conflictos. Para los adultos la noche es sinónimo de descanso, pero para los adolescentes significa intimidad e independencia.

¿Cómo lograr que el conflicto no se amplifique?

El límite está determinado por el concepto de interferencia, es decir que, si el permanecer muchas horas o toda la noche despiertos obstaculiza el desarrollo del resto de las actividades como la asistencia a la escuela, los adultos tendrán que establecer pautas.

Además, hay que observar: no es lo mismo socializar que permanecer toda la noche mirando series, contenidos, donde no hay intercambio y se acentúa el aislamiento que en aún no se ha podido revertir tras la pandemia.

A los dos, tres, cuatro, cinco años y más también, padres y madres se levantaron una y otra vez hasta que finalmente el pequeño logró dormir en su cama. La presencia adulta permitió estructurar hábitos, tal vez es momento de reditar y “hacerle upa” de forma simbólica, con palabras y hasta debates de modo que comprenda que el descanso es necesario para el desarrollo.