Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

Al gran pueblo argentino, salud

El autor es politólogo, estudioso de América Latina, ex embajador y ex viceministro de Defensa de Chile.

Este 25 de mayo celebramos un año más de la independencia de la hermana República Argentina. La liberación del colonialismo de nuestros países está íntimamente ligada, basada en la convicción de nuestros padres de la Patria, que correctamente evaluaron que la independencia de cada uno de los nacientes países no estaría consolidada hasta que no se erradicase del continente la presencia colonial. Así lo entendieron perfectamente San Martín, O’Higgins y los demás libertadores.

Por ello, hoy en día, lo primero que corresponde es saludar un nuevo aniversario patrio argentino.

En los más de 200 años de relaciones entre ambos países hemos asistido a la consolidación de nuestros Estados, con momentos de fuerte cooperación y también difíciles desencuentros que logramos superar.  Lo último se demuestra en un presente de paz y cooperación, desde el advenimiento de la democracia, en el marco de la posguerra fría, chilenos y argentinos hemos vivido un largo período de fructífera relación.

En términos económicos la relación comercial es buena, puede ser mejor. Chile representa el mejor socio comercial en el continente dado que la balanza se inclina en alrededor de $US 1,600 millones a favor de Argentina, donde están presentes una buena cantidad de productos industrializados. En cuanto a colonias, en Argentina viven cerca de 200 mil compatriotas, y los argentinos residentes en Chile llegan a 100 mil. 

La calidad de la educación universitaria transandina se expresa en un cada vez más numeroso grupo de estudiantes universitarios chilenos que cursan allá sus estudios superiores.  En materia de defensa, las FFAA de ambos países despliegan desde hace décadas importantes iniciativas de confianza mutua: programas y ejercicios de apoyo en materia de catástrofes, visitas institucionales, participación combinada en operaciones de paz, patrullaje antártico, entre otras. No menor, reconocer al maestro Bielsa que le dio un upgrade a nuestro futbol del que siempre estaremos agradecidos.

Por cierto, también hemos tenido desencuentros en esta etapa, como el corte del suministro de gas y la intrusión en el consulado argentino en Punta Arenas, pero fue precisamente la buena relación existente la que permitió superar con éxito esas dificultades.

Lo anterior demuestra una obviedad: si dos vecinos tienen diferencias, es mejor resolverlas cuando se vive una buena relación.  Al contrario, postergar su tratamiento puede conducir a un deterioro de relaciones, donde igualmente al final habría que tratar los temas en discordia, pero probablemente sería mucho más costoso en todos los ámbitos.

Lo decimos porque estamos convencidos de que la mejor manera de conservar y profundizar la buena relación bilateral pasa por despejar todos los ripios, y no esconderlos debajo de la alfombra.  Hablando se entiende la gente.

¿Y cuáles son esos ripios? Entre ellos están las diferentes formas como ambos países abordamos el tema de nuestras plataformas continentales, o la proyección hacia la Antártida, y qué decir, de la delimitación que resta de Campos de Hielo. Por cierto, ayudaría también las correcciones prometidas en materia de documentos que proclaman como compartidos territorios ya delimitados en tratados vigentes.

Los psicólogos dicen que un problema que no se enfrenta puede crear angustia. La historia enseña que es mejor anticiparse y no dejar que los problemas crezcan. Entonces, ¿por qué no aprovechar el buen momento que vivimos para fortalecer nuestra amistad?

Sentarse a la mesa diplomática tiene además otra virtud: permite sacar el tratamiento de estos temas de la coyuntura, de la contingencia, en ambas naciones. Mejor aún, permite construir un espacio legitimado donde procesar las diferencias. Buena tarea para nuestros conductores estatales. 

Por cierto, también permitiría sacar estos temas de eventuales momentos electorales en los cuales la visión de futuro a veces no predomina. Construir un mecanismo bilateral que aborde estos y otros temas, y que construya una hoja de ruta de cómo resolverlos, sin prisas, pero con decisión. Un mecanismo de alto nivel encabezado por ejemplo por excancilleres generaría un adecuado espacio.

Una tarea como la propuesta no es de fácil despacho, probablemente el trabajo de un mecanismo como el señalado se prolongue más de un periodo de gobierno, lo cual no es del todo negativo, dado que esa circunstancia le conferiría a ambos lados de la cordillera el necesario enfoque estatal.

Aprovechar esta oportunidad, la celebración de un nuevo aniversario de la independencia argentina, para poner estos temas en la perspectiva, considero que es una buena forma para delinear el reforzamiento de nuestro futuro.  Por todo eso, y por un nuevo 25 de mayo, es que hoy digo, ¡al gran pueblo argentino, salud!