Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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“No voy a aparecer en ningún listado”, aseguró Agustín Dottori; ¿resistirá?

Terminó el torneo para Liniers y el todoterreno se retiró. Los motivos, su recorrido, el accidente que le impidió jugar profesionalmente, su estilo y más.

Parte de la familia. Agustín, Juan Pedro, Luis (papá), Melisa (su mujer) y Victoria (semioculta). Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.

Twitter: @rodriguezefe

Instagram: ferodriguez_

 

Agustín Dottori hace memoria y enumera los siete clubes por los que jugó en Bahía: “Pacífico, El Nacional, Argentino, Sportivo Bahiense, 9 de Julio, Olimpo y Liniers”.

En medio, una experiencia inconclusa en Independiente de Neuquén, donde, a raíz de un accidente doméstico se volvió sin llegar a debutar.

“Cocinandome –recordó- saltó el aceite y me quemó el brazo izquierdo y el pecho”.

—Estaba marcado que no tenías que jugar ahí.

—Yo me lo tomé así. En el momento, en vez de ponerme mal, me convencí de que por algo pasan las cosas. Ahí me llamaron de Liniers, que venían de ser campeones.

—¿Te quedó la duda hasta qué nivel podrías haber jugado?

—Y... Un poquito sí. Ese mismo año me había llamado Olimpo para el torneo Federal y después terminó ascendiendo al TNA. Cuando conseguí trabajo me llamó Villa Mitre, que también subió esa temporada. Pero bueno, no se dio. Igual, le estoy agradecido al deporte.

Es momento de balance. Él bicampeón Liniers quedó eliminado del torneo de Primera local frente a Pueyrredón y Agustín, a los 33 años, decidió ponerle fin a su carrera. Al menos, por ahora.

—¿Por qué la decisión?

—Fue más que nada por una cuestión de tiempos, porque de la forma que me tomo el básquet, sumado al trabajo, la realidad es que me roba bastante tiempo para la familia.

—¿La decisión no es tomada en caliente?

—No. Para nada. Desde las vacaciones que venía hablando con los dirigentes. Es una decisión más personal. Al contrario, tendría que haberme ido cuando fuimos campeones.

—¿Te imaginabas poder llegar un poco más alto este año con Liniers y despedirte de otra manera?

—La decisión va más allá del resultado. Y si salía campeón, por ahí se me planteaba “pucha, puedo ir por otro”. Siempre traté de dar lo mejor.

—Camino a la cancha, el último lunes, ¿sentías una sensación diferente?

—Y... Sabía que podía ser el último partido. Lo pensé mucho durante el partido cuando se lesionó Gastón (Diomedi) y descalificaron al Flaco (Banegas). Ahí ya el final lo vi muy cerca, aunque se alargó la serie. Sí me cayó la ficha cuando entré al vestuario el último partido; pensé, “se terminó”. Hay que tomarse con calma lo que viene y ver cómo nos vamos acomodando en esta nueva vida. La realidad es que físicamente me siento muy bien.

—¿Qué es lo que más te costaba el último tiempo?

—El tema de entrenamiento. Uno trata de estar presente siempre y de la mejor manera. Ganas tengo, pero uno siempre priorizó el básquet y es momento de enfocarse en otras cosas, como la familia y el trabajo.

—¿Qué te dio el básquet más allá de los logros deportivos?

—Un montón de cosas. Como dijo Manu alguna vez: “Se pierde más de lo que se gana”. Y uno aprende más de los fracasos que de las victorias. Si miro hacia atrás, es muy lindo haber pasado por tantos clubes y encontrar gente que te demuestre cariño más allá del tiempo que transcurrió. Habla bien de uno como persona, de la forma en que se relaciona; me ayudó a ser abierto, a integrarme a nuevos grupos y eso te enseña para la vida, para el trabajo... Me dio educación, responsabilidad, un montón de cosas que te da el deporte.

—¿Qué hubo detrás de cada cambio de equipo?

—Siempre fui buscando nuevos caminos, posibilidades, desafíos. Cuando me fui a jugar a Segunda en Sportivo, fue porque (Andrés) Iannamico me dijo “no vas a tener muchos minutos en Primera”. Y al año siguiente me llamó para que vuelva a Argentino. También me llevó a la Selección. A (Emiliano) Roldán lo tuve en Sportivo, pasó a 9 de Julio y me sumó para la Primera. Siempre fueron cambios positivos.

—Si bien comenzaste en Pacífico, ¿no tenés un club en el que echaste raíces?

—Todos los clubes me dejaron algo y tengo hermosos recuerdos de cada uno. Ya les dije en Liniers que voy a seguir frecuentando; en Sportivo ya me anotaron para la Maxi Liga, je. Siento que tengo algo en cada club por donde pasé. Después, en los clubes que no estuve, a veces me putean un poco, como el otro día con Pueyrredón, je. Pero cuando me conocen, me aprecian.

—Bueno, serás consciente, me imagino, que por ser temperamental, jugar mucho físico y no regalar nada transmitís un poco eso, ¿no?

—Sí. Pero es como dijo mi abuelo, si al jugador que tenés en contra lo puteas, después lo querés en tu equipo. Son situaciones de partido.

—¿Tu evolución te hizo mejor jugador y ser más importante de grande de lo que eras en divisiones formativas?

—¡Seee, lejos! En menores jugaba en la B, no tenía muchos minutos, era el más chiquitito, y con los años, cuando llegué a Primera, los que jugaban conmigo dejaron.

—¿Dónde estuvo el secreto?

—No sé cuántas condiciones tengo, pero ir al frente, querer superarme, entrenar, ser fuerte de la cabeza, perseverante y tener constancia, sumado al apoyo de la familia en los momentos más difíciles, todo eso me fue haciendo cada vez mejor.

—¿Cuál fue tu mejor momento?

—En lo personal, creo que los últimos años, siendo protagonista en un equipo campeón.

—¿Vas a resistir al archivo o dentro de unos meses tu nombre aparecerá en algún plantel?

—No, no voy a aparecer en ningún listado... Ahora en septiembre, no.

—¡Ah! Bueno, dejamos los puntos suspensivos entonces.

—Je, je. Ahora voy a descansar y a disfrutar de la familia.

—¡Te asustó la nota del retiro! Te está cayendo la ficha, je.

—Y... Todos los días va a caer un poquito más. Y cuando arranque el torneo más.

—Entonces el próximo torneo no volvés. ¿Seguro?

—Seguro. No era para salir en el diario y nada más, je. Está decidido.