Bahía Blanca | Martes, 03 de octubre

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Alumnos de la Técnica 1 quieren cumplir el sueño de Azul

Es una bahiense de 22 años que sufre cuadriparesia espástica. Estudiantes de 7º año de Electromecánica trabajan para diseñarle una silla de ruedas que le permita escalar una montaña.

Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.

Azul es bahiense, tiene 22 años y le gusta viajar, pasear, socializar y divertirse.

Hasta allí, los mismos gustos que cualquier persona de su corta edad.

Pero ella padece desde su nacimiento cuadriparesia espástica, que le afecta la motricidad de manos y piernas, el equilibrio del tronco y también el habla, por lo que entiende perfecto pero le cuesta vocalizar para expresarse.

Uno de sus sueños es poder escalar una montaña, situación que ya experimentó hace un tiempo atrás pero con varias dificultades.

Por eso, su familia se acercó a la Escuela Técnica 1 “ARA General Belgrano” para solicitar ayuda, con el objetivo de que alumnos de cursos superiores evalúen la posibilidad de construir un prototipo similar a una silla de ruedas adaptada a terrenos montañosos.

“Se acercaron a la escuela sabiendo de los proyectos sociales que llevamos a cabo. Y la verdad que se nos presentó un lindo desafío, que obviamente aceptamos”, señaló Guillermo Pierolivo, director del establecimiento educativo de Ingeniero White, que agrupa casi 1.200 alumnos divididos en 37 secciones de primero a séptimo año, en referencia a la familia de Azul María Esnaola Araque.

Y añadió: “Ellos tienen una estructura armada, que nosotros pretendemos mejorar y perfeccionar”.

Los alumnos que ya intervienen en este proceso son Milagros Curcio, Francisco Rovein, Alvaro Zuñiga, Ian Ibáñez y Thiago Vicente, de séptimo año de Electromecánica, con el asesoramiento de los profesores Ramiro Suárez  y Fabio Bentivegna. 

“El resto del curso hará de apoyo. Siempre le damos trascendencia a los proyectos de alto impacto social. Fomentamos ese tipo de situaciones”, manifestó Pierolivo. 

Según el directivo, la escuela va más allá de cuestiones de enseñanza técnica, sino que apuntan a mejorar ciertas cuestiones de fuerte impacto social que estén a su alcance resolver.

Actualmente están en la primera etapa del proyecto, que es el estudio de la situación y las posibles soluciones.

“Hay dos cosas claves que debemos resolver en el corto plazo: la estructura y el material a utilizar. Pero necesitamos recursos. Empresas que se sumen a esta iniciativa y nos apoyen económicamente. En un proyecto pedagógico como éste, hay mucho de prueba y error y costos que la escuela no puede afrontar por si sola”.

Según dijo Pierolivo hay un par de modelos existentes sobre los cuales poder basarse. 

“La idea es que le sirva a Azul y también a otras personas con cierta discapacidad motora para que con esa silla puedan acceder a lugares que hoy no pueden hacerlo”.

A priori, uno de los temas cruciales a resolver es el punto de gravedad del medio de locomoción. 

“En la que hizo la familia, está muy alta y se vuelve inestable. Y también hay que solucionar la cuestión del peso. La que usaron es muy pesada y debieron repartir el trabajo de subir la montaña entre más de 10 personas, que quedaron agotadas por el esfuerzo”.

Pierolivo adelantó que también están pensando en la posibilidad de agregarle otra rueda, optativa. 

“Eso permitiría que sirva tanto para lugares más complicados, como pueden ser senderos de montaña, como para realizar alguna actividad en ciudad, como una prueba de atletismo que no se puede efectuar en una silla de ruedas tradicional”.

Simultáneamente, el modelo apunta a ser utilizado también por rescatistas de montaña.

“En caso de que tengan que socorrer a alguna persona que sufrió algún accidente o lesión en lugares de accesos complicados, de este modo podrían bajarla más rápido”.

El caso de Azul

Azul padece cuadriparesia espástica, una forma de parálisis cerebral, e involucra rigidez en los brazos y las piernas, y un cuello blando o débil.

En el momento del parto sufrió una asfixia de pocos segundos que le dañó áreas del cerebro relacionadas con la motricidad de las manos, de las piernas, el equilibrio del tronco y afectó la parte motriz del habla.

“Al no tener equilibrio ni estabilidad en el tronco, ni fuerza en las piernas, se cae, pero si uno la sostiene, tiene un patrón de marcha que le permite avanzar”, explica su familia. 

La espasticidad en manos y brazos le impide movimientos precisos en los brazos y manos, por lo que es necesario asistirla para comer, higienizarse y cambiarse.

“Su razonamiento es normal por eso lleva una vida feliz llena de actividades".

Le gusta viajar, pasear, socializar, divertirse. Es una excelente persona, con grandes valores morales y sentido de la solidaridad y justicia”, añaden.

Actualmente acude a la Fundación Lazos (ubicada en Mallea al 100), donde hace canto, huerta, teatro, zumba y ritmos latinos.

También asiste al Centro de Dia de Incudi, donde trabaja y se divierte.