Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Más dudas que certezas sobre el arribo de los trips a nuestra ciudad

Son plaga en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el conurbano y en algunas ciudades de la provincia. Se trata de insectos minúsculos e inofensivos, pero generan ronchas y picazón.

No llegan todavía a ser una plaga ni se los puede ver con facilidad, pero sus picaduras se hacen sentir en muchos bahienses que culpan a los mosquitos cuando, en realidad, se trata de unos pequeños insectos conocidos como trips, que se han hecho conocidos luego de irrumpir por millones en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).

“No podemos decir que es una plaga, pero sí que tenemos consultas y vemos en grupos de WhatsApp que la gente los identifica y pregunta de qué se trata”, señalan desde Caviglia y Tellarini, casa especializada en combatir y controlar plagas que, además, recuerdan que hace un par de años se verificó su presencia en la ciudad.

La existencia de estos insectos de color negro, muy pequeños, salió a la luz porque tanto en CABA, como en parte del conurbano bonaerense, aparecieron de a millones causando preocupación entre la población al no tener en claro de qué se trataba.

La propagación se ve favorecida por las altas temperaturas y la humedad, características que aumentan su reproducción.

Primero se especuló con que fuesen piojos de paloma pero, más tarde, se confirmó que se trataba de tisanópteros, más conocidos como trips, que se posan sobre la piel y generan picazón, aunque sin consecuencias en la salud.

El piojo de paloma es un parásito de varias aves que se adhiere a la piel, dejando ronchas y una molesta sensación, aunque no genera ningún efecto negativo.

Teniendo en cuenta que las palomas son una plaga en nuestra ciudad, no resulta extraño que aparecieran en algún momento.

Los trips, por su parte, son parecidos a los piojos, de un tamaño ínfimo y efectos similares sobre la piel. Son insectos tremendamente dañinos con las plantas, a las cuales afectan de manera severa.

Son insectos tremendamente dañinos con las plantas, a las cuales afectan de manera severa.

Gabriela Rozas Dennis, doctora en Biología e integrante de la secretaría de Salud de la Municipalidad de Bahía Blanca, señaló —a La Nueva.— que no tiene referencias de que estén en la ciudad, aunque recordó que hace un par de años se registró su presencia.

“Son insectos muy dañinos con los vegetales, en particular con las hortalizas. En las personas puede generar picazón y alguna molestia, pero no más que eso”, indica.

Sobre una posible aparición, indicó que la actual situación de tanto calor y sequía puede ayudar a que eso ocurra.

 

Sin embargo, Rozas Dennis puso énfasis más en los cuidados que hay que tener con los mosquitos capaces de trasmitir el virus del dengue, enfermedad que se manifiesta con fiebre, dolores de cabeza, sarpullidos y dolor en el cuerpo.

“Con este insecto sí hay que tener cuidado y atender las medidas adecuadas para impedir que se reproduzcan. Los trips pueden ser molestos, pero no afectan la salud”, agregó.

Un nombre

Cristian Klimaitis es entomólogo (“aficionado por ahora”, aclara); es decir, se dedica al estudio de insectos y artrópodos de interés sanitario, aquellos que pueden provocar enfermedades o intervenir, como vectores, en su transmisión.

Es, además, responsable del Museo Ornitológico y Centro de Interpretación Ambiental (MOCIA) y estudiante de Biología en la Universidad de La Plata.

Desde la capital provincial sigue el tema de los trips y atiende la consulta de este medio sobre la posibilidad de que lleguen a Bahía Blanca.

“Es factible —señala—. Si bien son plagas que atacan diferentes tipos de plantaciones suelen verse beneficiadas por las altas temperaturas y los períodos de sequía. En ese marco ocurren estas explosiones demográficas en los campos y se pueden extender a la ciudad”.

Así como menciona la invasión ocurrida en CABA, señala que, en las últimas horas, se detectó su aparición en la localidad de Hinojo, del distrito de Olavarría, pero cerca de Azul.

Cristian Klimaitis.

“La posibilidad existe, pero no hay por qué generar pánico. Estos insectos no tienen que ver con las aves, ni son pulgas ni piojillos. Es interesante consultar con los productores de soja, por ejemplo, a ver si detectan esa plaga en los campos cercanos. Si es así, es posible que el viento las lleve al casco urbano”, señala.

También refirió que, si se detecta una cantidad baja, una forma de combatirlos es utilizando papeles de color claro pintados con aceite. “Ese color los atrae y quedan atrapados. Ahora, si se trata de una plaga no hay mucho por hacer, excepto fumigar”.

No es seguro, entonces, que los trips ya estén entre nosotros. Pero muchos manifiestan su existencia a partir de las picaduras. Como los agujeros negros, que no se pueden ver en el universo pero que se detecta su existencia por los efectos que generan a su alrededor.

La incidencia de la lluvia

Cuando las condiciones climáticas estaban dadas para que los trips se convirtieran en potencial amenaza de plaga urbana para la región y nuestra ciudad, las abundantes lluvias de las últimas semanas disminuyeron esa alternativa.

Así lo explica, consultada por este medio, la Ing. Agr. Patricia Gómez, del área de Entomología de la EEA del INTA Bordenave.

“Las actuales condiciones climáticas ya no son las adecuadas para que en el sudoeste bonaerense y en Bahía Blanca se genere un evento como el que ocurrió en CABA y AMBA, el cual está asociado a días de altas temperaturas continuos. A eso se suma que los cultivos que generaron esa abundancia de Buenos Aires —cinturones hortícolas, producciones agrícolas y otras especies vegetales— no son los que se corresponden con nuestra zona”, explica.

Una seguidilla de jornadas calurosas reduce de 30 a 15 días el tiempo biológico de los insectos y eso genera su abundancia exponencial, la cual se hace visible en las denominadas trampas fotocromáticas usadas para detectarlos, las cuales son azules o celestes.

Ing. Agr. Patricia Gómez, del área de Entomología del INTA Bordenave.

“Eso explica por qué comienzan a verse en lugares con piscinas o fuentes de agua”, agrega Gómez.

El hecho que cambió la situación en nuestra región fue la precipitación que puso fin al primer ciclo biológico de los trips (las pupas) que se desarrolla en los primeros centímetros del suelo cuando se encuentra seco, lo que ocurrió en estos enero y febrero.

“Las lluvias provocaron el lavado y el corrido de suelo, con lo cual la abundancia de pupas que cumplen su ciclo en ese sitio no llegan a adultos. Los sucesivos días de humedad activan, además, la presencia de hongos y otros predadores de estos insectos en esa etapa”, finaliza Gómez.