Bahía Blanca | Domingo, 05 de mayo

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Bahía Blanca | Domingo, 05 de mayo

“Antes de ser inducido al coma, solo pedí poder volver a jugar al fútbol”

Después de haber estado en estado crítico a causa de una neumonía bilateral, Antú Hernández, volante que pasó por Sansinena y Villa Mitre, hoy puede hacer vida normal. “Nunca pensé en lo peor, sabía que de esta iba a salir”.

Fotos: Tomás Bernabé-La Nueva. y Prensa Racing de Córdoba

Instagram: @sergiopeysse

Twitter: @elpeche1973

(Nota ampliada de la edición impresa)

“Fueron 21 días donde pasó de todo y nada a la vez, pero no volví de la muerte ni me vino a buscar ningún ángel, siempre me mantuve tranquilo sabiendo que no me iba a morir”.

El que habla, ahora de corrido y con su timbre de voz al cien por ciento, es Antú Ariel Hernández, el volante pampeano que, en plena pretemporada con su equipo, Racing de Córdoba, sufrió un pico de fiebre que derivó en una pulmonía bilateral y una posterior internación de urgencia --en terapia intensiva-- en el Sanatorio Allende, de la capital cordobesa.

El 10 de enero, Antú, que jugó tres temporadas en Sansinena y la última edición del Federal A lo hizo, con buen suceso, defendiendo la casaca de Villa Mitre, ingresó al nosocomio cordobés en estado crítico, aunque los síntomas se manifestaron unos días antes, en la primera semana de estadía –y de preparación para el torneo de la Primera Nacional-- del plantel racinguista en el complejo El Norte de la localidad de Río Segundo.

El 31 del mismo mes recibió el alta y a los dos días comenzó a entrenar junto al equipo que dirige Carlos Chiquito Bossio. Pero antes pasó mucha agua por abajo del puente, y el “melli” trató de hilvanar cronológicamente la experiencia inesperada que, en definitiva, le tocó vivir.

 

El origen y el estupor

– “Cuatro días antes del 10 de enero, que fue martes, ya se me había declarado la enfermedad y no me había dado cuenta; o no la quise ver. El jueves y el viernes anterior había amanecido con fiebre, con temperaturas que iban entre 37 y 38 grados, pero como anímicamente me sentía bien, le di para adelante. Te digo la verdad, pensé que estaba insolado y que se me iba a pasar”.

– “El sábado me levanté de la cama con 39 grados de temperatura, tomé una pastilla y fui a entrenar porque no me quería perder la práctica de fútbol. Terminé muy cansado, cansadísimo, y en el baño de inmersión ya empecé a sentir que no todo estaba bien y que había una pequeña sensación rara al respirar. Pero como en la semana habíamos entrenado hasta en triple turno, consideré que el agotamiento era normal”.

– “Esa noche me costó dormir, di millones de vueltas en la cama, estaba fastidioso y transpiré un montón. El domingo a la mañana me levanté a desayunar y me costó caminar hasta el comedor; me sentía mareado, como en otro planeta. Tomé un café con leche, y al regresar a la habitación se me hizo difícil abrir la puerta con la tarjeta. No tenía fuerzas, entonces ahí me pregunté: ¿qué está pasando?”.

– “Me acosté a dormir una horita, hasta las 10.30 que teníamos que ir a entrenar, pero al despertar le dije a mi compañero (Santiago Rinaudo) que no me podía mover. Estaba planchado”.

– “Enseguida llegó la nutricionista del plantel, después también el médico (Luis Agnolón), me tomaron la temperatura y me hicieron un test rápido de Covid que dio negativo. Me llevaron a un hospitalito de Río Segundo para un hisopado, que también arrojó resultado negativo. Ahí se empezaron a preocupar, no sabían que podía llegar a ser, por eso me derivaron al sanatorio Allende para exámenes más exhaustivos. Por suerte fui acompañado por ambos profesionales”.

 

Inconsciencia total

– “Entré a la clínica, me tomaron los datos y en el primer chequeo el médico me dice: `escucho algo raro cuando respirás, ¿no te falta el aire?´ Le respondí que no, aunque tenía fiebre y me sentía mal. Me hicieron una placa de los pulmones y, al ver los resultados, me informaron que me iban a internar y que les tenía que pasar el número de celular de algún familiar (les di el de Tenca, mi hermano mellizo). Ahí me empecé a asustar, aunque yo repetía que estaba bien y que quería volver a la concentración del equipo”.

– “Nunca me dijeron que era lo que tenía. La noche del lunes 9 la pasé consciente, con suero y antibióticos, y el martes 10 me ingresaron a terapia intensiva, me colocaron una máscara y me entubaron. Fue lo último que vi o que me acuerdo haber visto, aunque sé que en ese momento ya estaban mi hermano y mi mamá”.

– “Antes me avisaron que me iban a inducir al coma y que iba a estar en estado de inconsciencia total durante el tiempo que sea necesario. Me comentaron que iban a elegir un tratamiento para estabilizar los pulmones y varias veces me repitieron que estaban conmigo, que nada iba a pasar si yo me mantenía tranquilo y colaboraba con todo lo que podía colaborar”.

– “Me colocaron la mascarilla y quedé en blanco. No tenés tiempo de nada, pasa todo muy rápido. Yo sabía que iba a volver del coma, soy fuerte, sano y siempre me cuidé, aunque se te llena el que te quetejedi de preguntas ehhh. Cuando ya estaba haciendo efecto la anestesia, me comentaron que pregunté: `¿cuando tengo que volver a entrenar?´ No te das cuenta en el estado en el que entrás. Una confidencia, lo último que pedí antes de ser inducido al coma fue volver a jugar al fútbol”.

– “Es mentira que se ve una luz al final de un túnel, que hablas con seres que no son de este mundo, que visitas el cielo o el infierno, nada de eso experimenté... (risas). Cuando te despiertan no sabés si pasaron cuatro días, como en mi caso, o 200 años, es como que entraste en una máquina que detiene el tiempo, donde no podés pensar ni programar nada”.

– “Cuando desperté, después de cuatro días, atado a la cama y con cables por todos lados, el respirador que tenía era mucho más chico que el que me habían puesto al principio, y me dijeron que los pulmones habían arrancado, que estaba todo dentro de los parámetros que ellos habían establecido. Cuando entré al hospital, un pulmón no funcionaba y el otro estaba al 30 por ciento. Una locura”.

– “Aunque los médicos no saben a ciencia cierta cual fue el factor que desencadenó la enfermedad, y más aún sabiendo que la neumonía bilateral es consecuencia de un cuadro de Covid (aunque no haya sido en este caso), la causa pudo haber sido una bacteria que complicó el cuadro por no haberla tratado a tiempo”.

– “Al experimentar los primeros síntomas, me dejé estar, exigí mi organismo, hice fuerza para respirar cuando me iba quedando sin aire (también a causa de la fiebre), y eso desató la neumonía. Si la trataba a tiempo, con corticoides y antibióticos, a los dos o tres días se pasaba, pero exigí a los pulmones que en ese momento trabajaban mal por la falta de fluido de oxigeno”.

– “Además de la bacteria, que no es habitual que ataque a un cuerpo atlético y activo, también fue perjudicial el frío que pasé después de haber realizado los ejercicios junto al plantel”.

– “Fueron días complicados, una enfermedad grave, pero no estuve al borde de la muerte ni dramatizo por algo que no pasó. Soy fuerte física y mentalmente, por eso siempre creí que lo peor no iba a suceder. Pasé de grave a delicado y de delicado a reservado, pero siempre confíe que iba a salir”.

 

La “vuelta” a la vida

– “Antes de volver a entrenar permanecí casi una semana en sala común, con chequeos diarios y cuidados permanentes, aunque estuve esa cantidad de días para que me bajen la ansiedad, porque como me sentía bien quería ponerme los botines para ir al complejo a mover y patear”.

– “Me pidieron que vaya despacio, que antes de correr camine y que antes de usar los botines elija las zapatillas para los ejercicios que me destinaron. Hago vida normal, un poco de gimnasio, en modo tranqui porque es fundamental recuperar la masa muscular. De ahora en más serán controles cada 20 días, hasta que los pulmones estén a pleno otra vez”.

– “La gente se preocupó y se lo agradezco, sé que es un milagro que pueda hacer vida normal después de haber estado en coma, que no lo soporta cualquiera”.

– "Salio el sol, ahora tengo ganas de jugar y de disfrutar de la vida más que antes”.

– “Sí me recomendaron que no entrene solo, que siempre esté con alguien, y ese es el Profe (Diego kofler). Hago tareas diferenciadas del grupo, si me preguntás hoy estoy o km. Por el momento practico en doble turno y tengo que hacer una dieta muy estricta en base a proteínas, carnes rojas y comiendo cada dos horas”.

– “Carlos (Bossio, el entrenador académico) se portó de maravilla. Fue un montón de veces al hospital, aún cuando no podía entrar porque conmigo estaban los dos familiares que se permitían. No sé como hacía, pero siempre estuvo, y se lo voy a agradecer por siempre”.

– “Tengo un montón de mensajes sin leer, la mayoría de hinchas de Villa Mitre y Racing. Ahí te das cuenta lo que vale la vida, en ese momento es cuando lloro de emoción y compruebo como te valora alguien que no te conoce y que solo te ve o te vio jugar al fútbol. Las redes explotaron, me contaron que hubo cadenas de oración, mensajes alentadores... Lo sintetizó como una locura que me pasó por encima pero que tuvo final feliz”.

– “Mediante La Nueva. permitime mandarle un gracias gigante a la gente de Villa Mitre, a los dirigentes, al cuerpo técnico, a los compañeros que dejé y a los hinchas; me dieron fuerza constantemente. Solo estuve el año pasado en el club, pero me hicieron sentir que jugué un montón de años. Valoro lo que me quieren, los que me estiman, por eso vale la pena estar vivo”.

– “Para la quinta fecha (Racing debuta este sábado frente a Brown de Adrogué por la Zona B) tengo que estar en consideración del técnico. Quiero jugar a toda costa. Lo importante es la salud, pero ahora la prioridad es el deporte porque de salud estoy bien”.

– “Perdí varios kilos, pero es una felicidad haber vuelto a mi casa y haber podido entrar al vestuario otra vez. Salió el sol, estamos en carrera otra vez”, cerró el zurdo de 27 años, quien disputó su último partido con Villa Mitre justamente ante el Racing cordobés, en la final por el ascenso a la Primera Nacional.

 

La compu de "Cocho"