Bahía Blanca | Domingo, 29 de junio

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Se sancionó una ley de “protección” y el proyecto de la “Aventura del Tiburón” toma fuerza

Los biólogos Juan Martín Cuevas y Lucas Albornoz mantienen la esperanza de un posible regreso del evento, después de seis años, al estuario bahiense. “Hace una década se creó acá, y si se vuelve a hacer, debe ser acá”, afirman ilusionados.

Fotos: Sitio "Conservar Tiburones en la Argentina"

Instagram: @sergiopeysse

Twitter: @elpeche1973

(Nota ampliada de la edición impresa)

El 6 de diciembre se celebró el primer día de marcado de tiburones en Argentina y a la semana se sancionó una ley de pesca deportiva para proteger a las distintas especies de condrictios en la provincia de Río Negro.

Es un cierre de año más que positivo para que el proyecto que impulsa el regreso de la “Aventura del Tiburón” a la ría de Bahía Blanca se haga realidad en un futuro no muy lejano. ¿Cuándo? si es posible en 2024, al menos es el deseo de investigadores y pescadores abocados a un plan de reactivación cuyo único fin es colaborar con la ciencia y el programa “Conservar Tiburones en la Argentina”, creado hace una década, coincidentemente, en nuestra ciudad.

“El primer paso ya se dio, que era presentar la carpeta para que el gobierno de la provincia de Buenos Aires autorice el proyecto y se pueda realizar un evento de pesca y devolución en una área protegida como son las islas del estuario bahiense”, había declarado, en una primera nota y hace menos de un mes, Lucrecia Díaz, guardaparque de carrera y coordinadora regional del programa “Conservar Tiburones en la Argentina”.

Aunque en esta segunda entrega, la idea es hacer mayor hincapié en lo estrictamente científico, en la concientización de los investigadores sobre la captura de ejemplares con fines recreativos para preservar especies que están amenazadas de extinción.

Los biólogos Juan Martín Cuevas y Lucas Albornoz viajan todas las semanas de Viedma a Claromecó sin escalas. Aunque al parar a cargar nafta en Bahía, accedieron amablemente al diálogo con La Nueva. para referirse, exclusivamente, al programa “Conservar Tiburones en Argentina”.

“Dentro de ese proyecto costero-marino existe un subprograma especializado en tiburones y rayas, el cual coordino desde hace diez años”, se adelantó Cuevas, nacido hace 47 años en Mar del Plata pero residiendo en Bariloche.

De campaña por la costa atlántica, se refirió al plan de conservación de los grandes condrictios en el área que va desde faro Querandí (Buenos Aires) hasta puerto San Julián (Santa Cruz).

“Es un proyecto abarcativo, de ciencia ciudadana, que involucra a investigadores y pescadores en un trabajo mancomunado en pos de la conservación de los grandes tiburones que recorren la parte sur de nuestro país”, sostuvo el director y fundador de “Conservar Tiburones en Argentina”, el más longevo de nuestro país.

--En los últimos cinco años la atención está centrada en el trayecto Buenos Aires-Río Negro, ¿por qué?

“En Buenos Aires existe el mayor número de pescadores de tiburones, y a medida que nos alejamos hacia el sur esa cantidad disminuye, al igual que la diversidad de especies”, respondió el marplatense.

--A propósito, ¿cuántas especies existen en el mar argentino?

--Comprobables 55, incluyendo al tiburón blanco. Aunque las que interactúan con la pesca deportiva son 10. De ellas, nueve están incluidas en el proyecto, es decir que al menos un ejemplar de esa especie está marcado. Las que más podemos monitorear a partir de las señales son bacota y cazón.

“Es muy importante saber que las especies que interactúan con la pesca deportiva se encuentran en peligro de extinción, por eso desde 2007 en adelante se prohibió la captura con sacrificio en toda la provincia de Buenos Aires, siempre hablando de los grandes tiburones costeros: cazón, bacota, martillo, escalandrún y gatopardo.

“Como la Secretaría de pesca cuenta con solo dos fiscales para el control en todo el suelo bonaerense, el proyecto “Conservar Tiburones en Argentina” cobró fuerza en 2013 cuando veíamos que la disposición de la pesca con devolución era letra muerta en el reglamento y que eran muy pocos los que la estaban cumpliendo”, subrayó.

“Además, había muy poca información con respecto a los grandes tiburones. Se juntaron una serie de cuestiones, por eso fue necesario empezar a implementar la cultura de la pesca con devolución, con los pescadores de aliados para la conservación y para el aporte de datos, que en algunos casos pueden llegar a ser inéditos”, contó el investigador viajero.

Cuevas amplió el panorama: “cuando se cortó la `Aventura´ fue porque se dejó de otorgar el permiso para la pesca deportiva, pero algo sucedió, no sé que fue, entre los organizadores y los responsables de la zona reservada, por eso ahora reflotamos el proyecto con un fin científico, recreativo y no competitivo. Para que se pueda adecuar a la ley, sería un evento cientifico-deportivo”.

Sin interrumpir, siempre esperando su turno, Albornoz, coordinador del nodo Viedma-Patagones, dejó en claro que “el pescador con devolución contribuye también al ecosistema”.

Sin esperar una pregunta vinculada al tema, puso el ojo en nuestra ciudad: “los primeros talleres de marcado estuvieron en Puerto Galván, ahí empezó esta historia. Muchos pescadores se fueron entusiasmando con esta aventura de capturar y devolver y hoy tenemos unos cien tiburoneros esperando recibir marcas”.

El biólogo recibido en La Plata, de 40 años y con residencia en el balneario El Cóndor, se involucró aún más: “La pesca en la provincia de Buenos Aires está permitida, lo que se prohibió fue el sacrificio. Si sale un tiburón con caña hay que devolverlo al agua con vida”.

--Clarito.

--La fiscalización corre por cuenta del Estado, nosotros solemos hacer encuentros con pescadores, que no dejan de ser voluntarios, para que sumen conocimientos en relación al ciclo de vida de los tiburones, una de las razones básicas por la que están en peligro de desaparecer.

“Por ejemplo, un bacota hembra, para ser adulto y poder reproducir, necesita 20 años; los escalandrunes, especie críticamente amenazada, solo tiene dos crías por año y, en el caso del cazón, se reproducen cada tres”.

“Con estos conocimientos, los pescadores contagian a otros y generan conciencia. Hoy en día contamos con 2.100 tiburones marcados y un universo de 100 pescadores (el 80 por ciento es de costa) activos y otro número similar para ingresar al sistema de marcado y conservación”, esgrimió.

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--¿Se pescan más ejemplares hembras que machos?

--El 70 por ciento de los tiburones hembras interactúan con la pesca deportiva, por lo que existe un riego mayor para la supervivencia de estos peces. Hay que tener en cuenta que la pesca deportiva es sustentable, genera divertimiento y también fuentes de trabajo.

“Muchos de los que antes sacrificaban, hoy devuelven pensando en generaciones futuras; si mis hijos y nietos quieren seguir con la misma pasión del padre, tío o abuelo tiene que devolver el pez al agua. En el aspecto de la conservación, los tiburones son delicados, no tienen nada que ver con la corvina, pescadilla o pejerrey, especies que ponen millones de huevos en su ciclo reproductivo.

--¿Cuántas posibilidades existen de que vuelva la “Aventura” a la ría de esta ciudad?

--La Aventura es parte del estuario bahiense, se convirtió en un hecho cultural potenciado por los clubes de pesca y por las características de la zona, con canales que brindan la posibilidad de hacer la pesca del tiburón en embarcaciones medianas, sin oleaje y no muy lejos de la costa. Y se capturan grandes ejemplares, con buen largo y peso, por eso el evento no se puede hacer en otro lado que no sea en aguas de la ría de Bahía.

“Acá es muy común divisar especies de cazón, bacota y gatopardo. Muy de vez en cuando, y según el sector, se puede pescar el escalandrún, que en ciertos lugares determinados se ha extinguido. En aguas frías por ahí aparece algún espinillo, también las guitarras o melgachos, especies gravemente amenazadas”.

--¿Y el tiburón martillo?

--Se pueden capturar en la zona norte de la provincia, pero son peces jóvenes, que no llegan al metro y medio de longitud.

La base del proyecto de ciencia ciudadana es la alianza entre científicos y pescadores recreativos con un mismo objetivo: promover la pesca con devolución de tiburones incluyendo el marcado biológico de los individuos.

Es federal y se ejecuta desde el 2010, siendo el más longevo del país, según el Ministerio de Ciencia de la Nación, logrando determinar en forma cierta patrones migratorios, crecimiento, fidelidad a los sitios de marcado, dinámica poblacional, entre otros aspectos claves para su manejo y conservación.

“El trabajo que realiza el pescador en el marcado consiste en tomar una muestra genética e introducir debajo de la aleta dorsal del escualo un tubo aséptico amarillo denominado spagueti (por su forma alargada), donde se colocan los datos alfanuméricos obtenidos: medida, sexo, estado general y peso aproximado junto con un número celular y un correo electrónico”, explicó Albornoz.

Por último, la norma establece que los pescadores deportivos deberán sacar un permiso habilitante para las modalidades de tierra, embarcación o submarina. Además, mediante la reglamentación de la ley, las autoridades pesqueras provinciales delimitarán zonas de pesca, qué especies y tallas mínimas se autorizan capturar, y el volumen máximo de capturas diarias permitidas.

Las especies que quedan comprendidas en el régimen de protección diferenciada son los ejemplares de escalandrún, bacota, azul, gatopardo, cazón y tiburón martillo. Sobre ellos se prohíbe su captura con sacrificio y se establece la devolución obligatoria.

“Unos 200 pescadores contribuyen de manera voluntaria al proyecto impulsado, desde 2010, por WCS Argentina, la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y el Museo Argentino de Ciencias Naturales”, acotó Cuevas.