Baigorri Velar, el hombre que hacía llover
Hizo llover pero también lo culparon de genrar un temporal.
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Hace 95 años, en diciembre de 1938, este diario dio cuenta de un acontecimiento climático inédito originado en las prácticas que en la zona realizó el ingeniero Baigorri Velar, "el hombre que hacía llover".
A sus 51 años de edad, Baigorri era punto de discusiones desde que en 1930 presentara su "aparato de irradiación de ondas magnéticas", capaz de provocar, según aseguraba, "lluvia artificial". Aquel mes de 1938 llegó a Santiago del Estero para terminar con una de las peores sequías de su historia. A los pocos días, llovió durante once horas seguidas.
El ingeniero Matiello, jefe del Ferrocarril Central, certificó el trabajo de Baigorri. Por otra parte, el ingeniero Galmarini, director de Meteorología, lo descalificó, asegurando que el organismo ya "había anticipado esas lluvias".
Enterado Baigorri, declaró que "le dedicará una lluvia" al funcionario y que si esto no era suficiente, "haría llover en cualquier fecha, donde sea".
Este comentario de Baigorri llegó a oídos de la gente de Villarino, "una de las zonas más castigadas por la sequía". Dos meses después, Baigorri llegaba a nuestra región, contratado por la comisión del lago Epecuén. Montó su estación, encendió equipos y, a los tres días, fuertes chaparrones cayeron sobre Carhué.
Sin embargo, su actuación no tuvo buen final. Pocos días después, Bahía Blanca fue afectada por un ciclón devastador. "El torbellino tendía un inmenso pano negro y una noche sin estrellas ejerció su dominio de abismo", escribió un cronista. Baigorri se sintió responsable del hecho y abandonó la zona, sin nunca más regresar.
El "hombre que hacía llover" falleció en marzo de 1972, a los 85 años de edad. A la tumba se llevó el secreto de su máquina como tampoco nadie pudo encontrarlas para conocer sus componentes.