Cómo es la vida en un circo: magia y misterio en constante movimiento
Gabriel Credidio, representante de Cirque XXI, contó el día a día de los trabajadores de un rubro que no tiene domicilio fijo. "Es un barrio sobre ruedas", dijo.
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Para la mayoría de las personas, el circo es un espectáculo lleno de destrezas, entretenimiento y talento. Sin embargo, para aquellos que forman parte de él, representa más que eso: constituye un verdadero estilo de vida.
La vida nómada, el anhelo de explorar nuevos horizontes, la búsqueda constante de emociones y la sed de aventura son motivaciones esenciales para payasos, acróbatas, equilibristas y malabaristas.
“Podríamos describirlo como un barrio sobre ruedas; esa es la mejor definición. Hoy estamos acá, mañana estamos allá, y eso es lo lindo que tiene el circo: en nuestro caso, que recorremos el país y Sudamérica; en otros, el mundo”, compartió Gabriel Credidio, representante de Cirque XXI, en una conversación con La Nueva.
La empresa fue testigo del paso de cinco generaciones de familias y artistas. Su origen se remonta a España en 1900, antes de establecerse en nuestro país.
Según contó Credidio, una de las familias dueñas, López, fue pionera en la creación de carpas de circo en Argentina, dejando su huella en la historia circense del país. “Todas las carpas de circo presentes hoy en día en Argentina tienen el mismo legado”, dijo.
A lo largo de los años, los hermanos López se unieron a los Videla, la actual generación de propietarios, dando origen a la “magia” que define a la presente producción.
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Ubicada en la intersección de las calles Castelli y 17 de Mayo, la carpa se hizo conocida en nuestra ciudad al quedar varada durante la pandemia de covid-19, una época difícil, según lo expresado por Credidio. Tiene funciones los jueves y viernes a las 21 horas, y los sábados, domingos y feriados a las 18 y a las 21.
“Normalmente, se programa una gira por año en vacaciones y fines de semana largos. Se van viendo distintas ciudades con tiempo”, explicó Credidio, quien contó que este año el circo se presentó en Mina Clavero, San Juan, San Luis, Buenos Aires, Las Flores, Tres Arroyos, Punta Alta y concluirá en nuestra ciudad.
El representante de Cirque XXI mencionó que existen dos formas de llegar al circo, “primero, cuando venís de familia, que tus papás y tus abuelos fueron criados ahí y vos también, entonces por herencia morís ahí”, como es el caso de sus propias hijas, que nacieron y crecieron en este entorno y ahora son parte de la compañía.
Sin embargo, explicó que su entrada al espectáculo, en tiempos donde las comodidades actuales no existían, fue diferente. “Tenía 15 años, me hice amigo de los hijos del dueño y me fui con el circo”, contó. Esa es la segunda forma.
“En esa época ni casas rodantes había, vivía en un camarín como el de Dumbo [la película], en una carpita de cuatro por cuatro metros en la que había un baúl con ropa, otro con las cosas de la cocina, la cama y nada más. Nos bañábamos con un fuentón, así arrancamos”, recordó.
Actualmente, debido al alcance mundial del circo, las producciones evolucionaron para mantener el interés del público, mejorando la logística, iluminación, estructuras —antes de palmera o caño y "pesadas en exceso"— y el transporte.
El Cirque XXI consta de 60 artistas, con el respaldo de 15 obreros dedicados al montaje de la carpa y 15 jóvenes responsables de tareas como la distribución de folletos, promoción, venta de entradas y ayuda en la ubicación de los espectadores.
En ese espacio, diferentes profesionales circenses deslumbran con un espectáculo singular que abarca actuaciones en altura con tela y aros. Además, se destacan números con el globo de la muerte con tres motociclistas, antipodismo (malabares con los pies), equilibrio sobre rolos y cilindros, ula-ula y trucos de magia.
En cuanto a las preferencias del público, Credidio aseguró que “el globo de la muerte” es lo más popular. Además, la magia suele generar comentarios después del espectáculo y “genera mucho interés”.
No obstante, subrayó que "todo es de calidad" y que los comentarios del público son positivos. “Los payasos son buenos, el acróbata es bueno, la chica que hace tela también y el número que hace llama mucho la atención. Depende de las edades y el gusto de cada uno”, afirmó.
La pregunta acerca de cómo transcurre un día en la vida de un trabajador circense suele ser un enigma para muchos.
Según Gabriel, la rutina es similar a la de cualquier otro. “Es normal, somos padres que se levantan a la mañana para llevar a los chicos a la escuela, cocinamos, comemos; algunos ensayan, otros no”, relató, destacando que, a diferencia de cuando él comenzó en el circo, ahora “cada uno tiene su casa rodante”.
Un circo en el mundo real
La matriculación de los niños en los colegios se convierte en un tema central. "Hay ciudades donde permanecemos solo cuatro días, mientras que en otras nos quedamos un mes o incluso más tiempo. Algunas visitas ya están programadas, como en las vacaciones de invierno o verano", explicó.
"A veces, hemos llegado a quedarnos hasta cinco meses porque trabajamos muy bien —dijo—. Los chicos van a la escuela durante dos, tres, cuatro días o incluso meses. Durante nuestra estancia en una ciudad, van a la escuela y, por ley, deben ser admitidos".
Esta temporada del Cirque XXI continuará hasta el 1 de diciembre. Luego, la compañía tomará una semana de descanso y el 8 de diciembre debutará con un nuevo espectáculo.
“Un Cuento de Navidad” será “creado y producido por todos artistas de Bahía Blanca” y representará “una forma de devolverle a la ciudad todo lo que nos dio”, con funciones gratuitas y sorpresas para los espectadores.