Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Albañil, músico y modelista: replicó al misil Exocet que se usó en Malvinas

“Solo soy un soñador”, dijo el pringlense Felipe Flores, quien pronto lanzará el cohete en una quinta. Hizo cursos de paratrike y logró despegar en un ala delta creado por él. Su hobby lo ayudó a salir adelante tras perder a un hijo de 6 años que tenía parálisis cerebral.

Felipe junto al modelo que pronto hará despegar de una plataforma terrestre.

El pringlense Felipe Fernando Flores tiene una pasión que lo acompaña desde que era muy chico: crear réplicas a escala de cohetes, barcos y otros modelos.

Las maquetas y su amor por volar son dos hobbys que lo acompañaron siempre y lo ayudaron a salir adelante luego de sufrir la pérdida de un hijo de 6 años, quien se llamaba igual que él, había nacido con parálisis cerebral y al cual crió solo. 

Los médicos le habían dado 9 meses de vida pero gracias a todo lo que hizo su papá la expectativa se extendió aún cuando el pasar económico no ayudaba.


Su hijo Felipe, de 10 años, posa orgulloso junto al cohete recientemente culminado.

Hoy Felipe trabaja como albañil, aunque también es soldador oficial por arco eléctrico y fue tecladista en varias bandas de cumbia: “La 19”, “La 22” y “El otro Felipe”, en honor a su chiquito. 

Además es piloto de paratrike con más de 90 vuelos efectuados tras realizar un curso en Sierra de la Ventana.

El pasado fin de semana presentó en sociedad su última creación, una réplica a escala del misil Exocet, famoso por su utilización en la Guerra de Malvinas y por haber impactado en varias unidades de la flota naval británica.

“Iba a hacer el cohete de la misión Artemis pero me llevaba mucho material. Decidí hacer algo un poco más sencillo y busqué la réplica en internet. Siempre busco abaratar los costos porque lamentablemente como no tengo ayuda económica se hace muy difícil”, dijo.

El programa espacial internacional Artemis I busca volver a pisar la luna, llevar allí a la primera mujer y el próximo hombre, establecer una presencia sostenible en la superficie lunar y sentar las bases de una economía lunar.

“Aunque no siempre tengo dinero o trabajo le pongo motivación a lo que me gusta hacer y trato de mostrar y compartir esta pasión”, mencionó.


El cohete ruso Soyuz-2.1bn, otra de sus réplicas.

La réplica del misil Exocet de Malvinas pesa 1,5 kg (sin combustible) y este domingo 15, si las condiciones climáticas acompañan, su creador realizará una prueba de lanzamiento en una quinta cedida por un vecino, desde una plataforma terrestre.

“Hice varias de estas réplicas como un cohete ruso Soyuz, la réplica del Apollo 11, de 2 metros, y el cohete Atlas, que no pude terminar por cuestiones de dinero, pero sí llegué hasta el fuselaje”, comentó.

El domingo pasado cuando expuso el Exocet en la Plaza San Martín de Pringles muchos chicos se acercaron a sacarse fotos.


Es el único en Pringles en crear y compartir piezas de aereomodelismo.

“Es algo lindo y que no se ve en todos lados. Hace 14 años hice un evento similar en Arroyo Pareja, en Punta Alta, y fue algo muy sano. Arrojé al mar una cápsula con tres paracaídas, a escala, una simulación de cómo se hace en la vida real”, dijo.

También diseñó la réplica del Titanic pero no pudo terminarla por falta de recursos.

“Hacía 10 años que no hacía nada. Se me complicaba por el tema del dinero. Esto es algo que nace de mí al igual que la pasión de volar”, comentó.


La foto es borrosa, pero el recuerdo sigue intacto: logró volar en este diseño creado artesanalmente.

También fabricó un ala delta con caños de PVC y logró volar a una altura de 60 metros con el apoyo del remolque de una moto.  

“Era una locura, la estructura era muy endeble, pero me arriesgué y lo logré. Todo lo hice a mano, hasta las costuras. En ese momento iba a un cyber para usar internet y poder copiar los planos”, recordó.

“No creo ser un genio, pero esto me gusta desde muy chico. Por ahí alguien me cree loco por lo que hago, pero lo hago sanamente, será algún don que tengo”, expresó.


En estos años diseñó varios modelos siempre con fondos propios.

Solo en el fuselaje del actual misil invirtió 28 mil pesos de su bolsillo.

“Fui invirtiendo de a poquito. Ahora tengo que sellar un tubo que lleva por dentro el fuselaje que es el que aguanta la presión del aire, porque es por aire comprimido. También lleva una proporción de combustible para darle un despegue perfecto”, detalló.

“Esperemos que funcione. Es algo que me hace muy bien. No me ha ido muy bien en la vida en otras situaciones. Con la pérdida de mi hijo tuve un golpe muy grande y entré en una depresión. No toda la gente lo entiende, pero es difícil recuperarse de una perdida así. Al año siguiente perdí a mi viejo”, contó.


El fin de semana pasado presentó al misil en sociedad en la plaza San Martín de Pringles.

La vida le regaló la oportunidad de tener otro hijo que hoy tiene 10 años y se llama Felipe Fernando Flores, igual que él y que el niño que falleció. No obstante, aún continúa intentando superar el trauma vivido ya que sucedió de forma súbita.

“Trato de seguir adelante más allá de todo lo que me pasó. Siempre intento no pedirle nada a nadie, pero bienvenido sea si aparece el apoyo económico de alguien para seguir haciendo esto que es tan lindo de compartir”, dijo.

“El apoyo de la gente ya lo tengo. Están todos entusiasmados. Es algo diferente: regalarles un vuelo de algo que uno fabrica”, añadió.

Por el momento solo espera que las condiciones climáticas le permitan hacer el lanzamiento previsto. Si no obtiene apoyo económico de alguna empresa o sponsor, duda poder seguir realizando este tipo de creaciones.

“Esperemos que salga bien. Siempre tomo todas las precauciones necesarias para que salga algo lindo”, concluyó.

Quizás Felipe, desde donde esté, pueda también celebrar esta nueva aventura de un papá que sin dudas sigue soñando y volando alto.