Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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La noche en que intentaron apuñalar a Cerati en Bahía

El 21 de noviembre de 1990 Soda Stereo se presentó en el estadio Casanova. Pero, según le revelaron a su biógrafo, durante la jornada previa al show el cantante sufrió un delicado incidente en pleno centro de la ciudad.

Por Mariano Buren / elpais@lanueva.com

   “Cuando la gira pasó por Bahía Blanca, Gustavo y Paola salieron a comer la noche antes del show y, mientras volvían caminando al hotel, un fanático sacó un cuchillo y se les tiró encima para apuñalarlos. Los custodios fueron más rápidos que él y lo atajaron antes de que pudiera alcanzarlos…” (Juan Morris, “Cerati. La Biografía”, Sudamericana 2015).

  Noviembre de 1990.

   Soda Stereo era considerada por la mayoría del público y la prensa especializada como la banda de rock argentino más importante de América Latina, con un nivel de ventas y convocatoria sólo equiparable a los grupos estadounidenses o ingleses de mayor popularidad.

   La fama estaba completamente justificada: Gustavo Cerati, Zeta Bosio y Charly Alberti parecían empecinados en esquivar la comodidad de las fórmulas musicales que les resultaban exitosas y se lanzaban en cada nuevo disco hacia lo desconocido, con sonidos completamente diferentes pero que resultaban aún más celebrados que los anteriores.

   “Canción animal” era el nombre elegido para su trabajo más reciente. Había aparecido en las disquerías apenas tres meses antes, pero bastaban unas pocas escuchas para intuir su trascendencia como obra artística.

   Más allá de que los medios se empecinaban en difundir con insistencia el tema “De música ligera” -un corte de difusión que aún hoy es reconocido instantáneamente como un hit- lo cierto es que las diez canciones del álbum lograban conmover y sorprender por igual: letras y melodías establecían un corte definitivo con el formato pop de los años ‘80 para sumergirse en un vórtice de guitarras eléctricas que anticipaba la soundtrack de la nueva década.

   A bordo de ese disco cargado de potencia, los Soda arrancaron en octubre la denominada “Gira animal”, un tour por 30 ciudades para presentarlo en todo el país: la caravana comenzó en la ciudad de Santa Fe y siguió a buen ritmo por Rosario, Junín, Clorinda, Puerto Iguazú, Formosa, Corrientes, Posadas, La Plata, Chascomús, Mar del Plata y Tres Arroyos, la última parada antes de la escala en Bahía Blanca.

   El concierto en la ciudad estaba previsto para las 22.30 del miércoles 21 en el estadio “Osvaldo Casanova” del club Estudiantes, con localidades casi agotadas.

Archivo La Nueva.

   Las pocas entradas que quedaban disponibles, a un precio promedio de 60 mil australes -US$ 12 al cambio de la época-, todavía podían conseguirse en la Disquería Bartolo, la Casa Scagnetti, el Colegio Nacional, el Kiosco Kilómetro 0 e incluso en el Cine Coliseo de Punta Alta.

   Era la segunda vez que el grupo se presentaba en Bahía. La anterior había sido en mayo de 1986, también en Estudiantes, aunque en un contexto de popularidad bastante diferente, como lo contó alguna vez Ricardo Aure, encargado de la cobertura de ambos recitales para este diario.

   “Gustavo Cerati apuraba otro cigarrillo detrás del telón de un bastante improvisado escenario sobre las tribunas (...) Hacía mucho frío aquella noche en un estadio con no más de 400 entusiasmados jóvenes, los únicos testigos del primer paso de la banda por aquí”, recordó años más tarde sobre el recital de la época del disco “Nada Personal”.

   Aure, por entonces editor del suplemento “Ritmo Joven”, aportó un detalle de la segunda visita que le llamó la atención: a diferencia de lo sucedido cuatro años antes, los integrantes de la banda ya no concedieron entrevistas exclusivas a los periodistas acreditados sino que programaron una formal conferencia de prensa para todos los medios bahienses.

Foto: Fernando Dvoskin

   Acompañado por su equipo de colaboradores, asistentes y los músicos invitados -el tecladista Tweety González y la percusionista Andrea Álvarez-, el grupo llegó desde Tres Arroyos para alojarse en el Hotel Italia a la espera del encuentro con la prensa, la prueba de sonido y el espectáculo del día siguiente.

   Fue durante esa primera noche cuando sucedió el inquietante episodio que Morris revela en la página 152 de su libro sobre Cerati.

   “Es muy posible que el dato me lo haya pasado Paola Antonucci, que era la novia de Gustavo por entonces”, explicó el biógrafo en diálogo con La Nueva.

   “Apareció uno que sacó un cuchillo, lo esquivaron y pudieron escaparse a otro lado. Lo que recuerdo es que no me lo contó como un incidente policial, en el sentido de que hayan detenido al tipo o que se haya hecho la denuncia -precisó- Más bien me lo relató como una de las situaciones de histeria que debían enfrentar cotidianamente, en medio del éxito de la banda”.

   “Quedó como eso, como un episodio sin mayor resonancia que más bien revela parte de la locura en la que vivían”, remarcó Morris, periodista, escritor y exsecretario de redacción de la revista “Rolling Stone”.

Foto: Christian Battaglia

   Si el intento de ataque a Gustavo Cerati en pleno centro bahiense efectivamente sucedió, el círculo íntimo de la banda logró mantenerlo oculto, al menos hasta la publicación del libro, un cuarto de siglo después.

   En los archivos periodísticos locales no sólo no aparece ninguna mención, sino que exfuncionarios municipales de entonces y tres importantes fuentes policiales de la época aseguraron, al ser consultadas, que desconocían el incidente.

   Los registros judiciales de la ciudad tampoco muestran indicios de alguna denuncia ni mucho menos de la apertura de una causa contra el agresor, cuya identidad quedó disuelta en el anonimato.

   Los posibles motivos detrás de la decisión de la banda de silenciar el asunto son apenas conjeturas.

Archivo La Nueva.

   Soda Stereo, finalmente, se presentó al día siguiente en Estudiantes ante más de cuatro mil espectadores "colmando la capacidad del estadio", según la crónica de “Ritmo joven”.

   “(En) el séptimo día, tema del flamante disco, fue el elegido para abrir la serie. La aceptación fue inmediata”, describió el cronista.

   El set de canciones para los shows de la “Gira Animal” incluía 22 temas: al nuevo material se le sumaron clásicos reversionados como “Juego de seducción”, “En la ciudad de la furia” y “Cuando pase el temblor”, entre otros.

   Casi dos horas después del inicio, el público bahiense comenzó a entonar el cántico “Y Soda no se va, y Soda no se va”, a manera de invocación para los bises.

   “La música volvió a sonar con una versión reggae de 'Un misil en mi placard' (...) Era tiempo para 'De música ligera' y todo el estruendo. El miércoles se había transformado en jueves. La muchedumbre ganó las calles (...) Soda pasó por la ciudad con toda la furia de su vigencia”, finalizaba la nota, que fue publicada el domingo siguiente al espectáculo.

Archivo La Nueva.

   La banda, en tanto, prosiguió con su ruta de presentaciones por Comodoro Rivadavia, pasó por Santa Rosa, Trelew, Mendoza, Córdoba y Rosario, llegó al estadio de Vélez Sarsfield, en Buenos Aires, y se extendió por otro año sobre los escenarios de Uruguay, Venezuela, Colombia, México y Estados Unidos, hasta cruzar la línea de llegada en enero de 1992, con un recital en el Mundialista de Mar del Plata.

   La historia de Soda Stereo continuó por otros cinco años: editaron seis discos más, realizaron nuevas giras, se despidieron ante una multitud en 1997 y regresaron fugazmente una década más tarde, con toda la gloria de saberse como verdaderos héroes de la música latinoamericana.

   Pero nunca más tocaron en Bahía.