Bahía Blanca | Martes, 19 de marzo

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Cadena de la carne: ¿cuáles son los desafíos para lograr competitividad y sostenibilidad?

“Teniendo en cuenta que el consumo de proteínas animales crecerá al doble en el año 2050, la agenda pasan por la productividad y por las cuestiones de salud y medioambientales”, dijo Cristian Feldkamp, de CREA.

Producción ganadera en el SOB. / Fotos: Rodrigo García, Pablo Presti y Emmanuel Briane-La Nueva.

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

   —La ganadería es parte de la solución para poner fin al hambre en el mundo y, también, al calentamiento global.

   —El cambio de dieta no es una solución efectiva al calentamiento global y al hambre en el mundo; sí lo es evitar las pérdidas de alimentos, que son un 40 % del total de los alimentos producidos.

   —Para poder demostrar a la sociedad la manera de producir hay que medir, medir y seguir midiendo para, luego, reportar a la humanidad lo que se hace en el campo y verificar todo con certificadoras internacionales.

   Estas son algunas de las conclusiones sobre competitividad y sostenibilidad en la cadena de las carnes, debatidas con especial atención en la 134ª Exposición Rural, que se desarrolló la última semana en Palermo.

   Con la moderación de Andrés Costamagna, director de la Sociedad Rural Argentina (SRA), los investigadores Cristian Feldkamp, director ejecutivo del Movimiento CREA (Consorcio Regional de Experimentación Agrícola), y Frank Mitloehner, del Departamento Animal Science U.C. Davis, presentaron sus trabajos y analizaron los desafíos por delante.

   “Siento que el sector ganadero argentino está pasando las distintas etapas del duelo. Al principio no lo acepta, lo niega, luego se enoja, después empieza a negociar, se deprime y, finalmente, pasa a creer que se puede salir adelante; es decir, hay una aceptación de la situación”, aseguró Feldkamp.

“Tenemos que recordar que la mayoría de la sociedad es urbana y se separó completamente de la producción”, dijo Feldkamp.

   “En el mercado ganadero nos culparon del tema del cambio climático, forzando al público a consumir de otra manera porque si no íbamos a destruir el planeta. Pero hoy estoy contento porque, como sector, hemos recorrido todas estas etapas”, aseguró.

   También dijo que, prueba de esta aceptación, es la constitución de comisiones en las distintas instituciones del sector para discutir este tema y definir qué se puede hacer.

   “Teniendo en cuenta que el consumo de proteínas animales crecerá al doble en el año 2050, esto nos impone tres desafíos grandes: la productividad y las cuestiones de salud y medioambientales”, sostuvo.

   “Ahora, cómo hacemos para satisfacer esa enorme demanda, teniendo en cuenta el tema ambiental en un mundo que no tiene más recursos”, indicó.

   En este sentido, Feldkamp planteó que, para CREA, la sostenibilidad es una meta dinámica.

   “Es algo a lo que aspiramos permanentemente. Y es muy importante entender que es aspiracional y que todos estamos en un proceso de mejora continua para lograrlo”, aseveró.

   Feldkamp consideró que la sostenibilidad es discutida en el nivel de la sociedad global.

   “Pero no es discutida en la escala de los agrónomos y los veterinarios, los productores; es una cuestión que discute la sociedad”, dijo.

   “En ese sentido, tenemos que recordar que la mayoría de la sociedad es urbana y se separó completamente de la producción”, comentó.

   Las alternativas para enfrentar este desafío —según describió el investigador— pasan por controlar la cantidad de animales improductivos.

   “Pero no sabemos cómo cambiarlo a nivel país. Lo que yo creo es que debemos generar un contexto; un ámbito de negocios que sea muy bueno y en el mediano y largo plazo haga que no sea negocio tener animales improductivos”, explicó.

Cristian Feldkamp, director Ejecutivo del Movimiento CREA (Consorcio Regional de Experimentación Agrícola).

   Otro punto a tener en cuenta es la necesidad de mejorar el peso de faena. “Eso así, porque todo lo que aumente la productividad en un 95 % son medidas que reducen la huella de carbono”, señaló.

   “En la Argentina estamos bien en el tema de la edad de faena porque, en general, se realiza con animales jóvenes”, argumentó.

   “En lo que se refiere a nutrición, el 92 % de lo que consumen nuestros animales son pasturas y pastizales. Lo que podríamos hacer es mejorar esa base; y sabemos que, a mejor disponibilidad, se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero”, comentó.

La larga sombra

   El informe de la Organización de Alimentos y Agricultura de la ONU-FAO, que se publicó en 2006 con el título La larga sombra de la ganadería, dio origen a la cuestión del cambio climático y la ganadería en el mundo.

   “En este estudio se puntualizaba que el ganado contribuía significativamente al cambio climático, produciendo 18 % de los gases de efecto invernadero globales. También que el ganado produce más de estos gases que el sistema de transporte de todo el mundo”, dijo Frank Mitloehner, del Departamento Animal Science U.C. Davis.

   Tras investigar los fundamentos del informe de la ONU, el investigador descubrió una serie de contradicciones.

   “Entre ellas utilizaron una evaluación llamada ‘evaluación del ciclo de vida, que mira todas las partes de la cadena de suministro de ganado del suelo a las plantas; a los animales cuánto sale del estiércol; qué sucede cuándo se procesan estos alimentos de origen animal; cuándo se cocinan en restorans o nuestras cocinas y cuando se consumen”, se preguntó.

   “Eso se llama ‘evaluación de la cuna a la tumba’, o una ‘evaluación de ciclo de vida”, dijo.

“La ONU hizo una evaluación de ciclo de vida para ganado, pero no hicieron lo mismo para el transporte”, agregó.

   “Para el transporte no buscaron en lo que se necesita para construir coches, camiones, trenes, aviones, barcos, aeropuertos, estaciones de servicio, carreteras y así sucesivamente. Sólo miraron por el caño de escape las emisiones de estos vehículos, pero no la producción de estos vehículos y todas esas rutas de transporte”, explicó el analista.

   A partir de esta información, la ONU-FAO se retractó de su documento inicial y reconoció que utilizó metodologías diferentes para los dos casos.

   Aclarado este punto, la U.C. se puso a medir la producción real de gases de efecto invernadero por parte de la ganadería bovina, ovina, porcina, de aves de corral y la búsqueda de mitigar y hallar formas de reducir esas emisiones.

   Mitloehner citó que los gases de efecto invernadero generados por la ganadería son dióxido de carbono, metano y óxido nitroso.

   “De estos tres gases, por lejos el más importante para agricultura animal es el metano, que es realmente la clave en la cuantificación del impacto de la ganadería sobre el clima para ayudarnos a ser parte de una solución a la cuestión del clima”, aseguró.

Producción de metano

   Frank Mitloehner explicó que el gas metano se produce cuando nuestras vacas eructan, o cuando el estiércol se descompone.

   “El carbono en ese metano origina carbono atmosférico y la forma en que funciona es que hay carbono atmosférico en el aire, las plantas toman ese carbono como combustible para la fotosíntesis y producen celulosa o almidón”, añadió.

Frank Mitloehner, del Departamento Animal Science U.C. Davis. / elobservador.com.uy

   “Las plantas toman el carbono que necesitan para producir carbohidratos a partir de carbono atmosférico; luego, nuestro ganado come esas plantas y convierte parte de ese carbono de nuevo en metano y ese gas permanece en el aire durante aproximadamente diez años. Más tarde, se vuelve a convertir en carbono. Eso se llama el ciclo biológico del carbono”, aseveró.

   “¿Si la ganadería es parte de la solución del problema del cambio climático? El ganado es fuente importante de metano. Si gestionamos correctamente el metano y lo reducimos, podemos ser parte de una solución del clima. Otras industrias no pueden hacer eso”, sostuvo.

   “Si se captura el metano que proviene del estiércol animal y se evita que se vaya al aire, se evita que se desperdicie la energía”, comentó.

   “No queremos simplemente liberar metano a la atmósfera, porque si lo hacemos y cuando lo hacemos perdemos energía y eso es una pérdida de dinero y un potente gas de efecto invernadero”, dijo el científico.

   “En lugar de eso deberíamos minimizar el metano que es liberado por nuestro ganado, y también veríamos, en la medida de lo posible, cómo controlar el metano proveniente del almacenamiento de residuos”.

   A modo de ejemplo del trabajo que se puede hacer, el investigador señaló que en California tienen una ley de metano muy agresiva que exige una reducción de un 40 % de metano para el año 2030, en comparación con los valores de 2013.

   “Lo valioso es que para fomentar esta reducción no se implementaron reglas y multas para que los agricultores reduzcan las emisiones de gases, sino que apuntaron a incentivar financieramente las reducciones de metano, ayudando a los productores a controlar las emisiones”, contó.

   “De hecho, el estiércol que antes de volcaba en lagunas al aire libre, ahora están tapando las lagunas y capturando el gas que viene del estiércol animal. Y, como resultado, el biogás que se captura es tomado y el 60 % del biogás es metano. Todo ese gas se convierte en combustible para el transporte con GN renovable”, aseguró.

   “Esta práctica es especialmente aplicada en el sector de la lechería que, en pocos años, redujo un 30 % la generación de gas metano, y el biogás generado y utilizado en el transporte es pagado con bonos de carbono”, concluyó Mitloehner.

Más carbono en el suelo

   El secuestro de carbono fue otro de los ejes planteados por Cristian Feldkamp, el director ejecutivo del Consorcio Regional de Experimentación Agrícola. Precisó que más producción forrajera, con buenas prácticas, lleva a mejor carbono en suelo y, después, hay que ver qué tan lábil es ese carbono; es decir, si se puede sostener mucho tiempo en el suelo.

   “Más producción forrajera, más biomasa de raíces, mayor carbono en el suelo”, sostuvo.

   “Por eso tenemos que reducir las emisiones de metano, que tiene mucho impacto como gas de efecto invernadero. Y esa emisión se reduce con mejor nutrición”, afirmó.

   “Por otro lado, tenemos que trabajar fuertemente en meter todo el carbono que podamos en nuestra tierra, que es algo que no sabemos porque no lo estamos midiendo”, aseveró.

   Medir todo lo que se relaciona con la producción agropecuaria es clave para Feldkamp.

   “Es necesario salir con el barreno y medir la materia orgánica en el suelo para saber cuánta biomasa hay”, dijo.

   “No es tan difícil, pero requiere muchos recursos y tengo la esperanza de que esto nos lleve a invertir en medir, porque hoy tenemos estimaciones de lo que puede pasar, pero hasta que no tengamos mediciones vamos a estar hablando de potencialidades, pero no de realidades”, expresó.

   El investigador sostuvo que el desafío del cambio climático es real.

   “En la ganadería, como todas las actividades humanas, en parte somos responsables del cambio climático. Nosotros, como país y como región, tenemos la oportunidad de ser una gran parte de la solución, y no todos los sectores pueden decir eso”, describió.

   “Dentro de nuestro sector podemos secuestrar mucho carbono y eso es algo urgente. Si no cambiamos las tendencias en las emisiones, como sociedad, en el futuro, vamos a tener un problema irreversible”, aseguró.