Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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¿Una casa embrujada en Villa Mitre? El terror de una familia que decidió abandonar la vivienda

Alguien o algo caminaba por los techos y las habitaciones cuando se iban a dormir. "Cuando oscurecía no se podía estar adentro", contó Mario, que no pudo aguantar y se tuvo que mudar.

Fotos: Pablo Presti

   "Cuando se iba el sol empezaba el infierno y apenas podíamos dormir. Pasamos varios meses así, hasta que una madrugada, nos fuimos", cuenta Mario, que se había mudado a la casa de sus exsuegros para ahorrar algo de dinero y empezar una vida junto a Carina y sus dos chicos.

   Ni la Biblia que se apoyaba en el pecho todas las noches, ni las súplicas, ni las posibles soluciones que ofrecían videntes o parapsicólogos, como tampoco las ocasionales visitas de amigos, lograban ahuyentar a eso que corría por el techo y por las habitaciones cada noche. Corría y saltaba sin parar. Aunque no veían a nadie.

   Los hechos ocurrieron en una casa de Villa Mitre a la que habían llegado para dar sus primeros pasos como familia. Además vivían dos hermanas de Carina, que como cada noche, lloraban o tenían que irse a dormir a otro lugar.

   "Nos fuimos a vivir a esa casa, que era de la familia de Carina porque recién empezábamos y teníamos a nuestros hijos muy chiquitos", explicó Mario, que a lo largo de la nota repetirá que le pone la piel de gallina recordar lo vivido.

   "A la noche, cuando esta presencia se manifestaba, nos metíamos a la habitación los cuatros juntos y hasta el amanecer no dejábamos salir a los chicos ni para ir al baño: teníamos terror", explicó Carina.

   No saben cómo ni por qué empezaron a sufrir las manifestaciones de lo que están convencidos que era un espíritu, pero se hacía escuchar cada noche, se quedaba entrada la madrugada y no paraba de correr y saltar por la casa hasta el amanecer. Los amigos que no creían en lo que les pasaba cambiaban de opinión con solo quedarse a cenar.

   En el barrio no lo sospechaba nadie, apenas el vecino que recibía consultas sobre los posibles ladrones en el techo y nunca veía nada.

   "Una noche se escuchaban los ruidos de alguien saltando al lado de la cama y salimos corriendo de la habitación, aterradas", contó Melisa, una de las amigas testigo que nunca más quiso volver a dormir a ese lugar.

    Las corridas en los pasillos, el comedor y las piezas eran algo frecuente durante las madrugadas. "Eran los pasos de una persona y se escuchaba con tanta claridad que era imposible confundirse. Por suerte nunca vimos nada", dijo Mario.

   "No sabría decir por qué pasaba, pero recuerdo cómo empezó todo. Una noche escuchábamos ruidos, como si alguien corriese en el techo, y lógicamente pensamos que había algún ladrón. Prendí la luz del patio y salí, pero no había nadie", contó el hombre,

   Sin embargo, los pasos sobre el techo se seguían escuchando cada noche y para asegurarse de que no les iban a robar llamaban por teléfono a un vecino, que les repetía de manera incansable que podían estar seguros porque no había nada.

   La presencia invisible volvía cada noche. "Se escuchaban como saltos en el techo, que empezaban a caminar, luego corrían y en algún momento se escuchaba cómo si alguien saltara hacia el patio. Era aterrador".

   La primera medida de la familia fue llevarse un perro, que cuando empezaban los ruidos miraba hacia el techo y ladraba descontrolado. No obstante, el vecino seguía sin ver a nadie. Ellos tampoco.

   "Después de varios días subí al techo y, a pesar de estar arriba y no ver a nadie, se seguía escuchando cómo corrían sobre las chapas. Esa vez tuve terror y de hecho me tiré sin pensarlo. Esa noche decidimos abandonar la casa a las 2 de la madrugada y no volvimos nunca más", contó.

   La casa en cuestión se encontraba muy cerca de Remedios de Escalada y Sócrates, fue demolida hace un tiempo y ni Mario ni Carina volvieron a tener experiencias de ese tipo. Tampoco se conocen nuevas quejas de los vecinos. Al menos, hasta ahora.