Bahía Blanca | Miércoles, 17 de abril

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Qué tan desentendidos somos del sexo

En cuestiones de sexo nos hemos arreglado y acabado como pudimos, más errores que aciertos, más torpeza que excelencia fueron y son parte del proceso de llegar a un disfrute pleno.

   ¡No lo podés negar! No conozco persona que con su grupo de amigos o al menos con uno hable de sexo. Antes de que existiera el buscador más consultado en el mundo, las amistades funcionaban como guías y entes asesores.

   Siempre había que acudir a alguien para erradicar dudas, temores, inquietudes; por eso fui de las que celebraron en el 2006 la promulgación de la Ley de Educación Sexual Integral, hoy ya estamos tan cancheros que le decimos ESI.

   En cuestiones de sexo nos hemos arreglado y acabado como pudimos, más errores que aciertos, más torpeza que excelencia fueron y son parte del proceso de llegar a un disfrute pleno.

   Y en esas rondas de amigas en las que intercambiamos información y experiencias imposible olvidar a Noemí. Por momento pienso que le debo a ella mi interés por especializarme en sexualidad.

   Noemí tenía muchas arrugas, siempre supuse que era porque le encantaba tomar sol. Una tarde luego de una reunión en las que nos vendían esos tarros plásticos que prestarlos se convertía en toda una actividad persecutoria, descubrí la causa de las arrugas.

   Creo que Noemí siempre fue negada por ese nombre que la pobre tuvo, que tu nombre comience con una negación es poco esperanzador. Esa tarde contó una experiencia con un hombre que había conocido. Arrugando todos los músculos de su cara y con una gesticulación excesiva exclamó: “¿Qué te chupe qué…?”

   En ese mismo momento entendí, no era el sol lo que arrugaba su piel, eran los gestos reiterados de “¿qué te chupe qué…? Jamás se iba a encolumnar en las filas de quienes adherían y disfrutaban de las felaciones; para ella introducir algo en su boca era impensado.

   Sin darme cuenta y hablando con un amigo colega, tal vez ahí surgió esta cuestión del desentendid@. En cuestiones de sexo pocos asumen lo que les gusta o lo que prefieren. 

   En el siglo pasado nadie había visto el "Ultimo Tango en París" pero todos sabíamos del uso de la manteca como lubricante. En el video club “Nueve semanas y media” se alquilaba y se llevaba casi escondida debajo del brazo como si fuera un libro, pero el striptease de Kim Basinger, a contraluz y al ritmo de “You can leave your hat on”, de Joe Cocker, culminado con un joven Mike Rourke dándole de comer todo cuanto había en su heladera, fue inspirador para much@s.

   Y en este siglo, aunque pareciera que todos estamos liberados y somos entendidos en la materia, nunca olvido a Matilde que leía y disfrutaba “Cincuenta sombras de Grey”, pero el libro siempre estuvo forrado.

   Entonces, entiendo y acepto que no te guste, no te interese, no te excite todo lo que tiene que ver con la sexualidad, el sexo, el erotismo. Pero no concibo el desentendimiento, a estas alturas, ¡no!

   Si no sabés cómo ubicar el punto G hay solución, si no entendés por qué eycaula poca cantidad de semen o no eyacula o no puede o sí puede, para todo hay información. 

   Si como Noemí, se te frunce toda la cara ante la posibilidad de ciertas prácticas, posiciones, experiencias, te digo que lo primero es informarse para luego sí, consentir, disentir o tal vez esperar y procesar.

   Te pido que no te desentiendas, hay tanto por aprender, por hacer, por disfrutar. Da vuelta esa página de años de posturas pacatas. ¡Animate! 

   ¡Empecemos por los dedos! ¿Uno? ¿Dos? ¿Tres?  Por lo pronto si llegaste hasta acá, significa que esto te interesa y empecemos por ejercitar un dedo y dale “me gusta” a la columna, decir me gusta, actuarlo, ejecutarlo es el primer paso para empezar a disfrutar.

   Hasta el próximo encuentro.