Bahía Blanca | Miércoles, 02 de julio

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Fue una estadía “Feliz” para los jubilados de ATSA en Mar del Plata

Un grupo de 50 personas vivieron una experiencia inolvidable con un viaje que, como ya ocurrió antes, corrió por cuenta del Sindicato. Los viajeros contaron los vivido.

Por Javier Oscar Schwab / [email protected]

(Nota publicada en la edición impresa)

   El viaje de los jubilados venía postergado desde hace dos años por el tema de la pandemia. En esta ocasión me tocó viajar, fue algo maravilloso, vivimos una experiencia increíble".

   Inés Sartison todavía sigue sorprendida con lo vivido en seis días de estadía en Mar del Plata. Para ella, el viaje resultó mucho mejor de lo imaginado.

   "Todo fue lindo. El hotel de FATSA es espectacular, está muy bien ubicado y remodelado a nuevo. Tiene unas comodidades y servicios de los hoteles de alta gama", señaló.

   Inés trabajó como  camarera de distribución de l de comida en el Hospital Italiano. Lo hizo por espacio de 30 años.

   "Debo decir que siempre estuve afiliada a ATSA y jamás tuve un reclamo para con la gestión de Hugo (Modarelli). Sostengo que no hay malos sindicatos, en ocasiones hay malos dirigentes. Pero este no es el caso", afirmó Sartison.

   Fueron 50 jubilados los que gozaron de este viaje, un premio que ATSA lleva a cabo a manera de reconocimiento a la trayectoria de cada uno de ellos.

   "Pasamos unos días espectaculares, hasta el clima acompañó, siendo raro en abril pegado al mar. La organización fue de primera, la coordinadora (Mirta González) en cada detalle. Estoy muy agradecida y feliz", remarcó Sartison.

   Otra de las pasajeras conmovida por la experiencia fue Mirian Reto, quien pasó gran parte de su vida laboral el sector neonatológico del Hospital Privado del Sur.

   “El viaje una maravilla, el lugar muy bonito. Paseamos, hicimos excursiones, nos atendieron diez puntos. ¿Qué más se puede pedir? Nada", sostuvo Reto.

   “De los lugares me gustó La Torre Manantiales, una confitería ubicada en el piso 29, denominada Las Nubes, donde podés observar todo el mar y gran parte de la ciudad.  Quedé fascinada", subrayó.

   “¿El grupo? Nos fuimos conociendo con el correr de los días hasta entablar una amistad. Un grupo homogéneo, nos integramos todos. Hasta hubo juegos arriba del colectivo", contó.

Vivirlo en pareja

   Uno de los matrimonios presentes en el viaje fue el conformado por Estela Ruano y Julio Rosell, dos jubilados pertenecientes al gremio de la Sanidad.

   "Soy una de las más antiguas , con 45 años en el gremio. Trabajé en Medicina Laboral (Ndr: ahora se llama Laneko SA Medicina Laboral) y mi marido, Julio, también durante 10 años allí ya con el nuevo nombre", sostuvo Estela.

   “Quiero destacar el compañerismo que hubo entre todos los viajeros; Para nosotros como matrimonio fue una experiencia nueva compartiendo con gente en un viaje; antes lo hacíamos solos. Resalto la buena coordinación y compañerismo, porque el grupo era grande, de unas 54 personas y no es fácil  que todos se lleven bien", sintetizó.

   “El hotel lo conocíamos porque somos habitués, vamos casi todos lo años; tiene mucho espacio, comodidad,  cine, teatro, sala de juegos, un lugar recreativo para niños y otro para adultos y, lo más importante, una atención de primera , todos muy amables y serviciales", aseguró Ruano.

   "Entre las excursiones destaco el viaje al Puerto, la visita a la casa de Victoria Ocampo, las Torres de Manantiales, entre otras. No las conocíamos, nos llevamos una grata impresión y me gustó mucho la historia y la cultura que pudimos palpar en Victoria Ocampo", acotó.

   Ruano también aprovechó la ocasión para agradecerle al Sindicato de la Sanidad de Bahía Blanca. 

   “Esto es posible porque Hugo y Roxana (Modarelli), y toda la gente que trabaja en ATSA, lo hacen posible.  No hay muchos sindicatos que te den esta posibilidad de viajar sin pagar un peso. Ante todo el agradecimiento para con ellos", puntualizó.

   Como en los viajes anteriores realizado por ATSA antes de la pandemia, la región también estuvo presente con jubilados de Pigüé, Coronel Suárez, Coronel Pringles y Darregueira, entre otros.

   "No esperaba este reconocimiento. Ni siquiera lo imaginaba, pero no me sorprende porque el Sindicato siempre estuvo presente cuando lo necesité", dijo Marisa Lodetti, quien se desempeñó, por espacio de 30 años, en la Clínica Privada Pigüé.

   "Soy nacida en Buenos Aires, trabajé en el Hospital Británico y en el Gandulfo. En Pigüé fui la primera enfermera matriculada", reveló .

   “Estoy agradecidísima, no existen palabras para describir esto en un momento como el que vivimos hoy en el país", apuntó.

   "Vivir hoy en Argentina duele y sin embargo nuestro gremio nos recompensa con un viaje maravilloso, soñado. No tuvimos que gastar nada, fue como vivir un cuento de hadas", aseguró

   También destacó la labor de Mirta como coordinadora y de los empleados del hotel.

   "Desde el conserje hasta el último empleado nos hicieron sentir mejor que nuestro hogar. Lo había vivido con una experiencia personal en materia de salud que me llevó 11 años de mi vida, siempre me brindaron todo lo que necesitaba", remarcó.

   Por su parte, Miguel Ángel Lubanski, quien trabajó en Droguería Moreno cuando tenía 14 años, y  luego en Farmacia Intersindical (ADOS), por espacio de 15 años, también agradeció el gesto de ATSA.

   "Mi último trabajo fue Droguería Gavazza por espacio de 17 años. Esta experiencia es digna de ser contada y resaltada. Ojalá algún día se repita", señaló.

   "¿El viaje? Estaba rodeado de mujeres (risas). Nunca había vivido un viaje con tanta alegría, con una atención única. Nos guió Mirta y nos acompañaron Verónica y Romina (foto), del grupo de recreación del Hotel de FATSA. Nos sentimos cuidados. Hasta bailamos todos la última noche", dijo Lubanski.

La anécdota entre Julio y Miguel

   El viaje a Mar del Plata tuvo la particularidad de un reencuentro inesperado para dos viejos amigos de la infancia. Julio (Rosell) y Miguel Ángel (Lubanski) son clase '67 y ambos despuntaron el vicio por el fútbol en las divisiones menores de sus respectivos clubes.

   "Nos venimos a cruzar en un viaje. De jóvenes nos enfrentábamos como rivales, porque Julio jugaba en Liniers y yo lo hacía en Tiro Federal. A ambos nos gusta mucho el fútbol, a tal punto que seguimos asistencia a la cancha a ver a nuestros respectivos equipos. Encima, ahora Hernán, hijo de Julio, está de ayudante en la primera de Tiro. Cómo son las vueltas de la vida; seguro me lo encuentro en nuestra cancha", sostuvo.

   "¿Si estábamos para un picado? Noooo. Hicimos muchas excursiones y salíamos a caminar, aunque a Julio no lo puede ver en ninguna caminata, jajaja. En un momento conté como 30 mujeres caminando conmigo, el único hombre. Pero es algo que hago habitualmente", dijo.

   "El agradecimiento será eterno. Me queda pendiente un viaje con mi señora, Verónica, que seguramente será en el futuro. Lo que viene haciendo el gremio por los jubilados no es muy común, pocos realizan un reconocimiento así para con los afiliados. Me saco el sombrero con Hugo Modarelli y la comisión directiva", concluyó Miguel Ángel Lubanski.