Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Argentina versus México, ¿quién gana el partido del bienestar económico?

Una medida ampliamente aceptada da por vencedor a nuestro país, aunque en otras variables clave no se corre la misma suerte.

Fuente: TyC Sports

   Después del duro traspié del martes, viene México y la esperanza se renueva. Pero más allá del resultado, el partido entre los aztecas y el seleccionado argentino, en este escenario de hoy, se disputa en un territorio mucho más complejo: el del grado de bienestar económico de sus habitantes.

   Aunque no existe una medida uniforme ni mucho menos determinante acerca de cuan bien o mal, en cuanto a condiciones generales de vida, se encuentran los habitantes de un país, se reconoce como de amplia aceptación internacional el Indice de Desarrollo Humano (HDI, por sus siglas en inglés), elaborado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

   El HDI fue creado allá por 1990, diferenciándose de otras medidas del bienestar económico de una sociedad por su amplitud, tratando de concentrarse en que la gente y sus capacidades deberían ser el criterio último para evaluar el grado de desarrollo de un país, en lugar de centrarse únicamente en el Producto Bruto Interno (PBI) por habitante, la más reconocida por la mayoría del público.

   El HDI es un medida compuesta de tres dimensiones, a saber: Longevidad y vida saludable, Conocimiento y Estándar de vida decente.

   Cada una de estas dimensiones tiene un indicador asociado: Longevidad toma la esperanza de vida al nacer, la de Conocimiento los años de escolaridad exigidos por las autoridades y la media realmente cumplida, y el Estándar de vida toma el PBI per cápita ajustado a poder de compra equivalente entre naciones (se utiliza la medida de Paridad del Poder Adquisitivo, PPP por sus siglas en inglés), para aislar el efecto inflacionario.

   Y en este “partido”, de acuerdo con el Reporte de Desarrollo Humano 2021-2022 de la ONU, que se elabora para 190 países, surge que Argentina, con un puesto 47 en el ránking y un HDI de 0,842 , le ganó a los mexicanos, quienes se posicionaron en el lugar 86, con un 0,758.

   De acuerdo con la ONU, Argentina está cinco lugares por debajo de Chile (0,855) y trece por abajo de Polonia (0,876), quien será el siguiente rival. Con 0,962, 0,961 y 0,959, Suiza, Noruega e Islandia son los campeones mundiales del bienestar.

   Desagregando por dimensiones, en Longevidad, la esperanza de vida nacional tiene una media de 75,4 años frente a los 70,2 de los mexicanos, al tiempo que la escolaridad media (dimensión Conocimiento), con 11,1 años, supera en casi dos años a la azteca.

   Si de PBI per cápita se trata (dimensión Estándar de vida), el argentino, con 20.295 dólares ajustados por PPP a 2017 supera a los 17.896 de México.

 No tan bien

   Aunque el HDI posiciona mejor a la Argentina frente a los mexicanos, no en todo es lo mismo.

   Es que si se toman otras variables clave de la economía, que también tienen injerencia sobre la calidad de vida de la gente, ya que son fundamentales para proveer estabilidad en la producción, el empleo y los precios, como las exportaciones, el orden de las cuentas públicas y la inflación, la cosa es bastante diferente.

   Y ahí si que se pierde: mientras la inflación minorista en México fue, entre octubre de este año e igual mes de 2021, del 8,53%, por estas tierras tuvimos que soportar, en el mismo lapso ¡un 88%!

   Indispensables para proveer divisas en forma genuina, de modo de evitar fluctuaciones excesivas de la moneda local, combustible inflacionario de alta potencia para economías pequeñas y abiertas como la nuestra, las exportaciones son otro de los elementos fundamentales. Y ahí, mientras los mexicanos exportaron, entre 2014 y 2018, el 34% de su producción, por aquí, apenas promediamos el 10,5%.

   El orden de las cuentas públicas es otro ítem a favor de nuestros próximos rivales en el Mundial de Qatar, ya que déficit fiscal como porcentaje del PBI fue del 5% para Argentina entre 2014 y 2018, frente al 2,5% de México.

   Resulta claro que las comparaciones son, como dice el refranero, odiosas y hasta subjetivas, ya que ambos países, desde una perspectiva económica, tienen sus fortalezas y sus debilidades. Pero aunque no sea posible ser 100% concluyente en estas cuestiones, lo único claro es que el sábado, cueste lo que cueste, hay que ganar.