Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Sexo pasado por agua

Tal vez incursionaste en la ducha, en un jacuzzi, pero siempre entre cuatro paredes y bajo techo, y si bien el clima permite cumplir esta fantasía de tener sexo en una piscina, el mar y todo a cielo abierto, hay que tomar recaudos.

   La temperatura aumenta, los días se suceden y en pocos días comienza formalmente el verano. La combinación sexo y agua puede ser protagonista y para muchos y muchas es una práctica habitual mientras que para otros es una asignatura o fantasía pendiente.

   Tal vez incursionaste en la ducha, en un jacuzzi, pero siempre entre cuatro paredes y bajo techo, y si bien el clima permite cumplir esta fantasía de tener sexo en una piscina, el mar y todo a cielo abierto, hay que tomar recaudos.

   En películas y series de alto voltaje es recurrente la escena en la que personas tienen sexo en el agua, sin embargo, por más excitante que parezca, que lo muestren como algo muy calienta o lo actúen de forma excitante es una práctica que no está libre de inconvenientes, ya que puede causar infecciones o enfermedades genitales.

   Antes de entrar en ciertos detalles quiero dejar en claro que el sexo acuático no inhibe la eficacia de anticonceptivos y lo mismo aplica para el uso de dispositivos intrauterinos.  Atención en cambio con los preservativos, ya que, al estar fabricados de látex, que por cierto es un material poroso, puede sufrir daños y consecuencias indeseadas. Lo ideal es utilizar condones reforzados para tal fin.

   Vayamos con la penetración. Tal vez puedas imaginar que un medio acuoso facilita el proceso, pero ocurre lo contrario. El agua no sólo no facilita la penetración, sino que la sal del agua de mar y el cloro de las piletas no son buenos aliados de las vaginas, menos del ano. Por lo tanto, es indispensable el uso de lubricantes y en estos casos también vaselina.

   La falta de lubricación es perjudicial cuando se quiere tener sexo en estos escenarios, además pueden provocarse lesiones tanto en la vagina como en el ano, y un dato no menor es que en el agua, ya sea dulce o salada habitan diversas bacterias y gérmenes con lo cual hay que tener cuidado, lo mismo sucede con el cloro.

   No quiero pincharte el globo y menos aún la cita, pero habrás notado que hay mucha fantasía en torno al tema. Tal vez puedas tener sexo en la playa, eso sí sobre alguna toalla, o en el borde de una piscina o hasta en reposeras y camastros y luego como corolario bañarse, nadar o tirarse en una colchoneta en el agua. Terminar con antibióticos y cremas a veces no es la mejor forma de acabar con esta aventura.

   Hasta el próximo encuentro. Lic. Magda.