Bahía Blanca | Viernes, 10 de mayo

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Renée Gadd, la actriz y bailarina bahiense que brilló con Fred Astaire

Nació en la ciudad en 1906 y se fue a Inglaterra a los ocho años, donde tuvo una larga y exitosa carrera en cine y teatro. Murió en 2003, rodeada de familiares y amigos que disfrutaban escuchar sus historias. 

Renée Gadd

Por Mariano Buren / elpais@lanueva.com

 

   Pocos días después de su fallecimiento a los 97 años, un sentido obituario del diario británico The Independent recordó que "siempre estaba feliz de hablar sobre sus películas y su carrera teatral con los visitantes" que la frecuentaban en su mansión de Hove, una pequeña localidad costera al sur de Inglaterra, cerca de Brighton.

   Aunque llevaba más de cinco décadas retirada de los escenarios, la actriz Renée Gertrude Gadd sabía que aún atesoraba buenas historias personales para contar, que podían incluir tanto los detalles sobre su exitoso paso por las tablas del West End londinense como la trastienda de sus actuaciones en más de 30 filmes producidos en estudios de Hollywood y Elstree.

   En los relatos tampoco podía faltar uno de los capítulos más esperados por sus invitados: los entretelones de su relación profesional y romántica con el célebre actor y bailarín Fred Astaire.

Renée Gadd y Edward Everett Horton en "Uncertain lady" (1934)

   Claro que su historia también podía comenzar mucho más atrás en el tiempo y mucho más lejos en la distancia. Tan atrás como podía ser el 22 de junio de 1906, la fecha en que había nacido, y tan lejos como podía ser Bahía Blanca, su ciudad de origen.

   Como en tantas otras historias locales de comienzos del siglo XX, Renée Gadd era hija de inmigrantes: su padre era el estadounidense Talbot Gadd, quien había llegado a la ciudad para desempeñarse como administrativo ferroviario. Su madre, Carlota Le Bas, provenía de una colonia de ingleses emplazada en las afueras de Montevideo.

   Según coinciden los registros biográficos, la vida bahiense de Renée fue breve: el matrimonio se separó en 1914 tras el nacimiento del octavo hijo y la madre decidió trasladarse a Inglaterra con los niños para poder criarlos con la ayuda de sus familiares.

Nils Asther y Renée Gadd en "The Love Captive" (1934)

   Con apenas ocho años, Renée fue llevada a vivir con una de sus tías en Brighton. Pronto demostró un fuerte interés artístico: consiguió que la inscribieran para estudiar danzas en el Royal Ballet School y debutó como corista a los 14 en una pequeña compañía de baile. Su talento, según cuentan, le permitió colaborar con la economía familiar, aportando para mantener a sus hermanos en escuelas privadas.

   El primer gran aplauso lo obtuvo en 1922, cuando consiguió un papel como bailarina en Hassan, una obra en cinco actos del dramaturgo James Elroy Flecker que narraba la historia del Hassan de Bagdad y su larga travesía hasta la ciudad de Samarcanda.

   Sin embargo, y más allá de ese reconocimiento inicial, Renée empezaba a comprender que su verdadero interés pasaba por la comedia musical.

   "Estaba de moda y quería formar parte de eso", contaría años después.

Norman McKinvel y Reneé Gadd en 1932

   Así fue como logró sumarse en 1925 al reparto de Rose-Marie y al año siguiente fue elegida nada menos que por los hermanos Fred y Adele Astaire para formar parte del elenco inglés de Lady, be good!, un exitoso musical estrenado dos años antes en Broadway con más de 300 representaciones sobre escena.

   Fue entonces cuando comenzaron los rumores acerca del romance entre la bahiense y el famoso bailarín.

   La historia fue fugaz pero no pasó desapercibida a pesar de los años, al punto que Renée aparece mencionada en uno de los capítulos de la biografía The Astaires: Fred & Adele, de la historiadora teatral Kathleen Riley.

   "Adele era una hermana posesiva que sometía a las novias de Fred a un escrutinio desconcertante. Una de ellas (...) Renée Gadd (...) recordó: 'Si no pasabas la prueba [de Adele], no había posibilidad de estar a solas con Fred'. Su 'aventura apasionada' con Fred, insistió, fue posible gracias a su amistad con Adele (...) 'Afortunadamente ella pensó que yo era buena'", cuenta Riley en su libro.

Adele y Fred Astaire, en 1929

   Renée recordaba aquella etapa con Fred Astaire como uno de los momentos más importantes de su vida artística: "Su baile ya había alcanzado la cualidad de mago que, al menos una vez por noche, podía hacer que el público se pusiera de pie -recordó alguna vez-. Era alegre y despreocupado pero no creía en las segundas oportunidades. Vi a muchas coristas ir y venir. Gracias a Dios que le caía bien".

   La buena recepción lograda por su papel en Lady, be good! representó, sin dudas, un salto en su trayectoria: en 1927 se integró a una de las prestigiosas compañías de Shakespeare en Stratford-on-Avon y al año siguiente volvió a ser elegida por los Astaire, esta vez para la representación inglesa de Funny face, paso previo a sus celebradas actuaciones en los musicales Supply and demand, Black coffee y The man who kissed his wife.

   Sus éxitos teatrales llevaron a la creciente industria del cine sonoro a mostrar interés por Renée. A partir de la firma de un contrato con la productora British International Pictures, comenzó una larga carrera como actriz que incluyó títulos de comedia, pero también del género dramático e incluso de terror: Money for nothing (1932), Happy (1933), Uncertain lady (1934), David Copperfield (1935), The Crimson circle (1936), The man in the mirror (1936), The man who made diamonds (1937), Meet Mr. Penny (1938) y Murder in Soho (1939), entre otras, fueron algunas de las películas en las que participó.

Afiche de "Uncertain lady" (1934)

   Ya en los años '40, sus papeles se redujeron a roles secundarios o cameos, como se puede observar en Unpublished story (1942), They came to a city (1944), Dead of night (1945), Frieda (1947), y Good-time girl (1948).

   Su última actuación coincidió con el final de esa década: fue como una arrogante automovilista en el drama policial The blue lamp (1950).

   Aunque se alejó discretamente de la vida pública, los datos disponibles permiten conocer que por un tiempo se dedicó a la venta de antigüedades en Nueva York y que, luego de dos matrimonios fallidos, pudo encontrar la estabilidad emocional con Joe Wilson, un gerente de seguros con quien vivió en Washington y Londres.

   Cuando quedó viuda, decidió comprar una casa grande cerca del mar, en la que solía recibir con frecuencia a sus amigos, hermanos y sobrinos nietos.

Figura 7 de la colección "Stars of british films" (1933)

   A pesar de los años transcurridos desde su última actuación, los medios británicos no la habían olvidado: de hecho, cada tanto seguía recibiendo a periodistas que querían dialogar con ella para recordar el esplendor de una época irremediablemente ida.

   En una de las últimas entrevistas que concedió, la actriz y bailarina de origen bahiense decidió confesarse con una frase que encerraba una despedida pública.

   "Atraían la riqueza y el glamour, pero me conformaba con el amor. Si alguien me recuerda, me gustaría que estuvieran seguros de que tuve un final feliz", aseguró.

   Renée Gadd murió el 20 de julio de 2003.