Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Depietri, el de la gambeta corta y el “caño” lento. ¡Adiós maestro!

Roberto tenía 55 años y falleció a causa del COVID. Olimpo perdió a unos de sus máximos y adorados ídolos, el último 10 que había dado el “semillero”. En el aurinegro logró 7 títulos liguistas en forma consecutiva. Un ganador nato.

Por Sergio Daniel Peyssé / peche1503@hotmail.com

   Pregunté una, dos, tres y varias veces si era cierto. Había estado con él hace unas tres semanas en la esquina de Zelarrayán y Rodríguez. Me acuerdo que me dijo: “salgo poco, me estoy cuidando mucho, le tengo miedo a este bicho de mierda”.

   Después me enteré que estaba internado en terapia intensiva del Hospital Español. Un médico amigo, ayer, me comentó: “dentro del cuadro crítico, evoluciona, pero esto es minuto a minuto”.

   Sí, minuto a minuto… El mejoramiento que había evidenciado duró apenas un suspiro y el corazón de Roberto Andrés Depietri se detuvo por completo. Acaba de pasar un rato largo de la noticia y sigo sin poder creerlo. Dejó de existir el último 10 surgido en las divisiones menores del club Olimpo.  

   Volante exquisito, flaco, elegante y dueño de un estilo muy particular. Porque “Dipi” jugaba por izquierda pero a su vez se convertía, cuantas veces quería, en un enganche natural del equipo. Un falso 9, definición que está tan de moda en el fútbol nuestro de cada día.

    Si usted no lo vio jugar, le cuento: gambeta corta y “caño” lento, fuerte de piernas y mentalmente preparado para romper esquemas rivales o escapar de pegajosas marcas personales.

   Cuando ponía el pie derecho encima de la pelota y empezaba a hamacar la cintura para un lado y para el otro, se venía esa acción que registró frente a miles de fieles seguidores aurinegros en el estadio donde más cómodo se sintió: el Carminatti. ¿Cómo era?, pisadita lenta, muy lenta hacia adelante y “caño” por debajo de las piernas a un oponente confundido y mareado después de soportar tantos amagues.

   Y sino, cuando el adversario no quería saber nada con abrir “las gambas” para no quedar en ridículo, cara interna del botín derecho (o izquierdo, era lo mismo) sobre el balón, quiebre de cintura, gambeta corta y a otra cosa.

   Rober, crack dentro y fuera de la cancha, llegó a Olimpo a los 12 años desde su Darwin (Río Negro) natal. A los 16 debutó en Primera división de la mano de Juan Carlos Zapata, el técnico elegido para el Regional de 1982, torneo en el que el olimpiense quedó eliminado en la Ronda Final por el ascenso al Nacional, contra Mariano Moreno de Junín (empataron 5-5 en el global, pero pasó el elenco juninense por gol de visitante).

    En la Primera de Olimpo estuvo de 1982 a 1989, consiguiendo 7 títulos consecutivos en la Liga del Sur, es decir que festejó en cada temporada que jugó. Además logró el ascenso al Nacional B en la edición del Regional `88-`89 y fue parte del equipo que estuvo a punto de hacer historia en el Nacional `84, cuando el conjunto bahiense quedó eliminado en octavos de final tras perder con Newell’s por penales.

     El decía que en la liguilla Pre Libertadores de 1986, en el cotejo revancha, convirtió el gol más importante de su carrera, a Boca, la tarde del 17 de mayo, frente a casi 15.000 personas en la vieja cancha de tablones de avenida Colón y Angel Brunel.

    ¡Como no me voy a acordar! Arco de calle Angel Brunel: centro del “Gallego” Palacio desde la derecha y aparición fantasmal de Depietri en el punto penal, para batir de cabeza a Hugo Orlando Gatti, quien después felicitó al 10 local en zona de vestuarios. Ese tanto había sido el 1-1 parcial frente al xeneize, que en suplementario ganó 3-2 y se terminó quedando con la serie.

   En 1989 emigró a Gimnasia La Plata y de ahí a México, pero un día volvió. Fue para jugar con Olimpo la B Nacional `97-`98. Solo pudo estar una vez, 40 minutos ante Godoy Cruz en Bahía. Las lesiones le estaban impidiendo seguir haciendo de las suyas dentro de un campo de juego. Y se despidió de su gente con todos los honores, y con el título de ídolo indiscutido estampado en su alma aurinegra.

   Junto a José Ramón Palacio y Raúl Daniel Schmidt (foto), formó uno de los mejores tridentes de la historia olimpiense. Un 10 exquisito, dueño de una técnica envidiable.

   En Olimpo disputó 184 encuentros y marcó 98 tantos. Es el tercer goleador histórico de la institución, detrás del “Ruso” Schmidt (188 conquistas) y Lorenzo Ceballos (117).

   Se fue el “Mago” de la pelota, el de la gambeta corta y el del “caño” lento. Olimpo perdió a un hijo prodigo del club, a un referente en su máxima expresión, al último 10 que supo concebir. ¡Adiós Maestro!