Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

​​​​​Escenario político: sin claridad, sin voluntad de cumplimiento, sin controles

Bahía Blanca entró en la fase 2 de una manera desprolija. Los llamados a la rebelión son más ruidosos que los pedidos de cordura. ¿Sirven las restricciones parciales y prolongadas?

Solo la restricción de circular después de las 20 tiene alto grado de acatamiento. (Foto: Emmanuel Briane - La Nueva)

Maximiliano Allica / mallica@lanueva.com

  La gestión de la pandemia en Bahía Blanca entró en una de sus fases más críticas. Las restricciones difundidas el domingo a la noche llegaron con un tufo a destrato para la ciudadanía, que desde los anuncios presidenciales del viernes esperaba precisiones para organizar su vida en medio de este caos.

   Infodemia también es comunicar tarde y mal desde el Estado en cualquiera de sus niveles. No hace falta una encuesta para darse cuenta que mucha gente no entiende qué se puede y qué no en esta nueva etapa, al margen de los que entienden pero prefieren hacerse los desentendidos o, peor aún, rebelarse. Sobre ese aspecto volveremos más adelante.

   Una de las discusiones políticas de coyuntura gira en torno a quién debía comunicar el retroceso. El decreto presidencial y la ubicación de Bahía Blanca en la categoría de Alarma Epidemiológica no dejaban otra chance que abandonar la fase 3. 

   Pero como en Argentina las leyes no son reglas sino apenas el marco para una negociación, había que esperar la confirmación por parte de la Provincia luego de analizar la situación con la Municipalidad.

   Mar del Plata, que entre el viernes y el domingo al mediodía estaba en la misma situación que Bahía, presentó sus reparos a partir de una serie de datos y logró el particular estatus de situarse en Alarma Epidemiológica pero en fase 3. En nuestro distrito la diferencia fue la ocupación de terapias intensivas para COVID, por encima del 80% y marcando varios récords consecutivos. Ese dato nos mandó al descenso.

   Curiosamente, la confirmación del retroceso llegó a partir del tuit de un funcionario que, si bien es referente local del Frente de Todos, no tiene entre sus atribuciones como presidente del Consorcio del Puerto la de comunicar decisiones generales. ¿Por qué Federico Susbielles ofició de vocero de la Gobernación?

   Durante viernes, sábado y casi todo el domingo en el Municipio aseguraron que no tenían precisiones sobre lo que pasaría en la ciudad bajo las nuevas condiciones. Expresaban que los datos epidemiológicos eran malos, pero que desde la Provincia nadie les aseguraba el retroceso. De hecho, la expectativa en Alsina 65 era que, al menos, se mantuvieran las clases presenciales aun cuando el resto de las restricciones comenzara a regir.

   Hubo una charla al mediodía del domingo entre el intendente Héctor Gay y el jefe de Gabinete provincial Carlos Bianco, sobre la cual los interesados ofrecen puntos de vista encontrados. Según Gay, se volvió a analizar el panorama local pero sin tomar definiciones; de acuerdo con Bianco, en ese momento se le comunicó al jefe comunal que Bahía iba para atrás. Alguno miente o, por qué no, hubo una falla en la comunicación.

   Lo concreto es que sobre las 21 del domingo el secretario privado del jefe comunal, Pablo Romera, tuiteó que era inadmisible la demora. En La Plata leyeron que la Municipalidad bahiense quería tirarle la mala noticia del retroceso a Axel Kicillof y comenzaron los WhatsApp a los referentes locales del FdT para que dijeran que a las 12.51 de ese día (según el historial de llamadas del teléfono de Bianco) el jefe de Gabinete había confirmado la orden de ir a fase 2.

   "El jefe de gabinete de la Provincia @Carli_Bianco hoy le confirmó al intendente que la ciudad estaba en la fase que indica el decreto. ¿Por qué la demora en comunicar algo tan relevante para la salud y la vida diaria de las y los bahienses?", escribió Susbielles. Apenas unos minutos después se propagó el comunicado de la Dirección General de Escuelas suspendiendo las clases presenciales.

   En rigor, corresponde a la Provincia oficializar las fases. En la práctica, los bahienses necesitan que cualquier representante les dé la información apenas esté disponible. El intendente marplatense Guillermo Montenegro no esperó la publicación del decreto bonaerense para decir que General Pueyrredón seguía en fase 3. Por supuesto que su caso era más fácil, a todos les gusta dar buenas noticias.

   Un detalle es que no se trata del primer WhatsApp desde las principales oficinas de la Gobernación pidiendo a sus referentes bahienses que salgan a pegarle al Municipio por su presunta pasividad. El comunicado partidario del 17 de abril diciendo que "el intendente debe actuar, no es momento de especulaciones" se elaboró a pedido de las altas esferas platenses.

   Acerca de lo que viene, el gobierno comunal ve que una eventual mejora en la situación de las terapias acompañada por un declive de los contagios, así sea leve, habilitarían a pedir este mismo fin de semana una revisión de la situación epidemiológica local, con especial énfasis en el regreso de la presencialidad escolar desde el lunes. Para eso hace falta agregar camas de UTI, que en la actualidad suman 45, la mayoría ocupadas. 

   No obstante, autoridades sanitarias provinciales creen que no hay margen para una mejora inmediata y que al sistema se le están rompiendo las costuras. Tras un abril récord de muertes por coronavirus en Bahía Blanca y un inicio de mayo desalentador con 13 fallecidos en los primeros 4 días, se empieza a intensificar el trabajo de los comités de bioética para decidir qué tratamiento dar a los pacientes graves.

   Como en la guerra, ante la escasez de soluciones para todos, el mejor tratamiento se lo llevarán quienes tengan más posibilidades de sobrevida, priorizando a los de menor edad. Así de cruel es el estado de cosas en los hospitales del distrito.

   Antes de las eventuales redefiniciones sobre la situación de Bahía, hay que verificar el cumplimiento de las medidas que establece la fase 2, un problema del que nadie quiere hacerse responsable.

   Además de breve, fue muy fría la reunión a solas entre Héctor Gay y Sergio Berni, el lunes. El ministro de Seguridad bonaerense bajó a Bahía para la entrega de patrulleros que debía encabezar Kicillof, quien postergó su visita con la excusa de que el vuelo podría atravesar inclemencias climáticas en nuestra zona, pese al día bastante benévolo. La verdadera razón es obvia: las buenas noticias que traía el gobernador sobre móviles policiales y obras hídricas valiosísimas iban a ser opacadas por las protestas.

   A Berni, que vino en auto, le reprocharon en el principal despacho del Palacio Municipal que la cantidad de patrulleros anunciada para Bahía, un total de 60, en realidad sería cerca de la mitad porque el resto iba a la zona.

   Gay rechazó allí mismo participar del acto en la Departamental y, a diferencia de lo acostumbrado, no hubo fotos ni comunicados formales tras el encuentro, lo cual es una manera de decir que por estas horas no hay espacio para amabilidades. ¿Qué pasará cuando venga el gobernador, cuya agenda marca Bahía Blanca para mañana? Puntos suspensivos.

   Hoy, en principio, hay cosas más urgentes. Los gimnasios no pueden funcionar, los colegios tampoco, los restaurantes solo al aire libre. Pero el grado de cumplimiento es bajo y a regañadientes. ¿Quién controla? En la Municipalidad aseguran que solo tienen facultad para fiscalizar las actividades permitidas. Por ejemplo, infraccionar a un bar con exceso de público, pero no tienen la capacidad de intervenir cuando abre un local actualmente impedido. Subrayan que es función de la policía y de la justicia federal, porque se trata de una violación a las leyes nacionales y no aplica el código de los tribunales municipales de faltas.

   Un especialista, peronista de filiación, se lo ratifica a La Nueva: "Al principio de la cuarentena, con la prohibición general de circular, salía a controlar la policía, al punto de que elaboró miles de infracciones a quienes caminaban por la calle o andaban en auto sin la debida justificación. Las famosas infracciones al artículo 205 del Código Penal, que publicaban los medios todos los días. ¿Qué cambió de ese criterio hasta ahora? Nada. La responsabilidad primaria es de la policía, un inspector municipal ni siquiera está facultado para pedir DNI".

   Sin embargo, Berni pidió expresamente que el intendente mande a los inspectores ante cualquier clase de incumplimiento y eso también fue motivo de la pugna que mantuvieron en privado. En realidad, si hubiera voluntad, se podría trabajar de manera articulada para hacer un mejor uso de todas las fuerzas. No la hay y, en el fondo, nadie quiere el antipático rol de cerrar el negocio de una persona que necesita desesperadamente trabajar. 

   Más serio todavía: representantes de distintos sectores afectados, cada vez que salen de una reunión en la comuna, viralizan la información de que el Municipio avala que nadie cierre. Solo quienes participan de esos encuentros privados saben qué se dice y qué no, pero suena extraño que Gay y su equipo sean tan irresponsables o, casi peor en términos políticos, ingenuos, para afirmar una cosa semejante delante de personas que no son de su confianza.

   Quizás expliquen hasta dónde tienen alcance sus controles y eso suene a aval. Si así ocurre, deberían revisar el modo de comunicar. En público, Gay dijo que la ley se debe acatar, se esté de acuerdo o no con las medidas.

   En Bahía son muchos los alcanzados por las limitaciones que llamaron a viva voz a incumplir el decreto. En las entidades educativas privadas recién ayer primó la cordura y se desactivaron intenciones de mantener una presencialidad fuera de norma. Protestar contra una ley es un derecho y, quien suscribe, comparte que las clases presenciales deberían suspenderse únicamente si cierra todo. Pero de discutir la norma a no observarla hay un paso grande.

   Una dificultad de base, a esta altura de la pandemia, es que los cierres parciales y los criterios para determinarlos son cada vez más confusos. ¿Por qué las escuelas no están habilitadas y el fútbol sí? ¿Por qué las cervecerías parcialmente sí y los gimnasios que promueven el deporte y, por ende la salud, absolutamente no? 

   Más polémico: ¿la curva de casos se amesetó por las últimas medidas o porque después de un boom de contagios siempre se llega a una meseta, como sucedió después de las fiestas de fin de año, con un arranque de enero que mostró picos que luego decayeron sin que mediaran restricciones de fondo?

   La característica de la pandemia es la incertidumbre y a eso se agrega que los mensajes que llegan desde arriba no son claros. Nadie en esta ciudad pasaría un examen de funcionamiento del sistema de fases.

   Quizás se podría pensar en un abordaje más simple pero contundente, con medidas esporádicas pero de shock. Una opción sería un cierre estricto, casi igual que al inicio de la cuarentena, aunque por un período breve como puede ser una semana y con el compromiso de regresar a la fase en la que estaba cada distrito vencido el plazo. 

   Si nadie puede abrir, no hay comparaciones odiosas. Si el cierre es breve y no por 21 días o más, la afectación económica o de cualquier índole es menor. Y, si nadie circula, está garantizado que no se mueve el virus. 

   Incluso, aprovechando que el calendario argentino es generoso en feriados, se pueden elegir semanas con días no laborables. Por ejemplo, la semana del 24 al 31 de mayo tiene dos feriados, lunes 24 como puente y el 25 por la conmemoración de la Revolución. En un caso así, solo tres días hábiles se verían alcanzados por las restricciones extremas. Nadie dejaría de pagar la cuota de un club ni estaría en riesgo la continuidad pedagógica o de vínculos sociales si solo se tuviera esa pérdida cada 30 o 45 o 60 días, según las necesidades.

   También sería menos complejo de controlar. Hoy la ciudad en hora pico sigue siendo un hormiguero, aunque con un apagón más fuerte todo eso se derrumba porque quien se corre de la regla queda más expuesto. 

   Por supuesto que es solo una idea, ya que nadie tiene la fórmula mágica. Y que la realidad es más compleja que cualquier idea.