Y Jesús dijo...: “Siento que fui como un meme que duró un momento”
Con el paso de los años Matías Valenzuela pudo poner en foco el impacto global de su personificación celestial en el Mundial de fútbol Brasil 2014.
Por Ricardo Sbrana - [email protected]
(Nota de la edición impresa)
-Finalmente, ¿"Jesús" pudo concretar el milagro de conocer a "Dios"?
-¡No...! Al final Diego Maradona resultó inaccesible, pero estuvimos cerca. En el Mundial de 2014 los periodistas con los que hablábamos, inclusive los de la TV Pública donde Diego hacía "De Zurda", nos decían que era imposible.
-¿Quiere decir que lo más cerca que estuviste fue aquella entrevista por radio, en la que te pusieron al aire con Dalma?
-Sí. Ese día ella me dijo que no me podía prometer nada, pero que haría todo lo posible. Hoy con las cosas que se saben de cómo lo tenían aislado, realmente doy fe que en ese momento era inaccesible. Y todo lo que salió a la luz tras su muerte, me lo confirmó.
Si a los Mundiales de fútbol se los recuerda con nostalgia, la carga emotiva para Matías Valenzuela (35 años) equivaldría por lo menos al doble. En el atardecer del 15 de junio de 2014, la pantalla gigante del estadio Maracaná (Río de Janeiro) conmovió al mundo al mostrar su versión de Jesucristo. Eufórico, gritando el gol de Lionel Messi y agitando una camiseta de Diego Maradona.
Todo empezó con un interés espontáneo de Matías por acompañar a su hermano Hernán y al grupo de amigos en común al Mundial de Brasil. Que se convirtió en la la excusa perfecta para que este pringlense, viera la posibilidad de cumplir el sueño de conocer a Maradona, su ídolo máximo.
Rápidamente con su novia Anabella crearon en Facebook la comunidad "Que Jesús se encuentre con Dios", que planteó en su muro: "El motivo de este grupo es su fanatismo por `el Diego´, ayudanos a viralizarlo, que se entere Dalma, Gianina, la Claudia o quien sea que nos de una mano para que se encuentre con el y pueda darle un abrazo, es su gran ídolo!!!!". Tuvo 7.818 seguidores y 8.063 me gusta.
Valenzuela viajó con lo justo. Llevó 12 mil pesos e intentó ahorrar algo más en Río con la venta de estampitas del Papa Francisco y de Messi, con la intención de prolongar la estadía.
Al final no concretó el esperado cara a cara con El Diez, pero volvió a su Coronel Pringles natal con la anécdota de la personificación celestial. Que recordó para "La Nueva.", ya desde otra perspectiva con el paso de los años...
-Ni bien regresaste dijiste que no eras del todo consciente de lo vivido. ¿Cómo lo asumiste con el tiempo?
-La verdad que le fui dando vueltas al asunto. Yo vivo en Pringles y trabajo en la gomería de mi familia y muchos me dicen, cuando me ven, “¿Ah vos sos Jesús?”. Pero fue Maradona el que generó todo. La magia estuvo ahí. Si hubiera salido con otra camiseta, ni me filmaban.
-Entonces, ¿El boom mediático fue por Maradona, no por tu papel de Jesús?
-Para mí es el juego entre Dios y Jesús. Es decir: el hijo de Dios alentando por Dios. En ese momento yo no veía la tele porque estábamos en la playa todo el tiempo. Y eso me llevaba a no ser muy consciente del impacto mediático. Pero me hicieron notas en francés, portugués... ¡Fue un tema manejar toda esa energía!.
-Esto ocurrió en 2014, cuando las redes sociales acaso no tenían el impacto actual. ¿Crees que con la fuerza de esas redes hoy, hubieras logrado el objetivo de llegar a Diego?
-No sé si el personaje se hubiera amplificado. Mi foto la retuiteó Marcelo Tinelli por ejemplo... También salieron publicadas fotos mías en diarios de Grecia y de Rusia. Yo creo que sí fue un fenómeno masivo y me gusta pensar que lo que generé, Maradona lo vio en algún momento. Me pasó que Pepe Sánchez, cuando hice la campaña de "Jesús" para Bahía Basket, me invitó a comer a la casa y me contó que había hablado con Manu Ginóbili de la publicidad que iban a hacer. Si llegó hasta Manu, ¿Cómo no iba a llegar al Diego? Tengo esa idea. Yo fui como un meme. De hecho tengo un GIF de WathsApp con la foto famosa. Y a veces lo uso je, je, aunque debo ser el único. Pero sí, siento que fui como un meme que duró un momento. Fue muy divertido. No lo capitalicé porque después del Mundial no generé contenidos.
-A propósito, ¿Cuánto tiempo más se proyectó la fama del personaje?
-No lo pude manejar. Me puse la túnica para el primer partido, pero después me la tenía que sacar porque la gente me conocía. Salíamos en O Globo... En un supermercado, un holandés me hizo poner la túnica sólo porque quería sacarse una foto. Me reconoció de haberme visto en CNN. Todo fue una locura. Pero me gusta pensarlo como que fue un minutito de la fama y del asedio que Diego estuvo acostumbrado a vivir. Algo así como rasparle un poquito de eso para probarlo. Hoy puedo afirmar que vivir así, es una locura.
-Costó volver a ser Matías Valenzuela...
-Hubo gente que se pasó de cholula, como aquella vez que estaba en lo de mi abuela y tocaron el timbre para que saliera a sacarme una foto. Pero pasa tan rápido que no lo sufrís. Lo mío fueron quince minutos de fama. Hice una propaganda de una pizzería bahiense, que me pagaron muy bien y durante un año tuve 10 pizzas por mes. Hice la publicidad de la campaña de Bahía Basket (ver video debajo de esta entrevista), que me pagaron y me regalaron plateas durante un año. Recontento porque soy jugador de básquet desde chiquito. Y poco después del Mundial de Brasil, al principio en Buenos Aires me ofrecieron ir a los boliches. Pero no me interesó esa onda, no me prendí. A las dos semanas estaba otra vez vendiendo puchos en el kiosco de la plaza Rivadavia.
-Siempre hablaste de tu fanatismo por Maradona. Inclusive en tu casa tenés un portaretrato con una foto de su DNI. ¿Cómo te impactó su muerte?
-Soy fanático del Diego y del fútbol desde muy chico. Le quemé la cabeza a todo el mundo con este tema. Por eso cuando se murió me llamó por teléfono excompañeros del secundario que no había visto más. Me mandaban mensajes por las redes diciéndome que se habían acordado de mí. Me puso muy contento porque es resultado de un amor, una pasión que tuve con este loco (por Maradona). Que por más que no lo haya podido conocer, creo que parte de lo que es, es por lo que generó en la gente y lo que la gente siente por él. Me siento orgulloso de formar parte de ese club. Está muy bien explicado en el cuento de Eduardo Sacheri llamado “Me van a tener que disculpar”. ¡Siento que le debo algo a Maradona!
-Te dejó subir a su alfombra mágica...
-¡Tal cual! Viajé tres minutos en la alfombra mágica. ¡Y te tenés que tirar después eh! Porque lleva un ritmo que no es para cualquiera.