Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Esperando “al amigo” Larreta…

La columna semanal de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada

   Horacio Rodríguez Larreta parece haber reingresado en la lista de amigos o “medio amigos” que figuran en la agenda política de Alberto Fernández. El presidente lo hizo sin dejar de tirar una chicana al ruedo: esta mañana se preguntó “¿quién tenía razón?” al comentar la decisión del alcalde porteño de ir a un cierre más severo de la presencialidad en las escuelas si el rebrote de contagios en la Ciudad se mantiene como en los últimos días, en especial jueves y viernes de la semana anterior.

   El presidente de todos modos si bien le abrió otra vez el crédito al hombre al que llamaba “mi amigo” durante la primera etapa de la pandemia, con al menos dos comunicaciones personales que mantuvieron en las últimas horas, adoptó esta vez una postura que poco menos deja a Larreta en una encrucijada. Alberto va a esperar a conocer el plan del jefe del gobierno porteño antes de darle forma definitiva al nuevo DNU que empezará a regir a las cero horas del próximo viernes, en reemplazo del anterior que vence ese mismo día.

   “Vamos a esperar que mueva Horacio, que alguna vez sean ellos los que decidan y no que se cuelguen siempre de nosotros”, dijo una fuente del área presidencial al cabo de una reunión que se realizó el lunes por la noche en el despacho de Fernández en la Casa Rosada. De ese encuentro, en el que se evaluaron los alcances finales del nuevo DNU, participaron junto al presidente Santiago Cafiero, el secretario General Julio Vitobello, la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra, y el vocero Juan Pablo Bondi.

   A esa hora contaban con la última definición de Larreta, que supone todo un cabio en la estrategia de la Ciudad respecto de la presencialidad en las escuelas, cuando no descartó volver a cerrar todo al menos por una semana o diez días si la curva de contagios no cede.

   Al presidente, dicen sus confidentes, no dejó de llamarle la atención durante los diálogos en esa reunión el cambio de postura del intendente porteño, hoy parcialmente morigerada, lo que a su vez habilitó aquella estrategia de esperar que Larreta muevas sus fichas antes de dar un paso más en la redacción del nuevo DNU.

   Alberto, añaden las fuentes, da por sentado que Larreta se convenció, tarde pero seguro, de que aquellos consejos o sugerencias que le daba cuando se hablaban más seguido respecto de que los contagios ocurren “si o si” por la apertura de bares y restaurantes, en las puertas de los colegios y la vuelta con distanciamiento de cines y teatros. “Yo se lo decía y él no lo entendía, ahora se da cuenta de que los contagios vienen por ahí, no hay otra”, dijo el presidente en esa reunión y en términos parecidos lo ratificó esta mañana en un reportaje radial.

   De todas maneras, y en un análisis por extensión que también toca al gobernador Axel Kicillof y a su equipo del ministerio de Salud bonaerense, en la reunión de anoche se dejó definitivamente de lado una idea que hasta pocas horas antes parecía ganar cada vez más consenso frente a la suba de contagios y fallecimientos, como la de ir a un “cierre total” o la vuelta a una Fase 1 aunque por un tiempo corto. Se habló de diez días, cuando todavía la estrategia estaba sobre la mesa.

   Un detalle que no es menor: el presidente Fernández no sólo bajó esa idea por impracticable y de ese modo se distanció Larreta, que llegó a no descartar el lunes ese escenario de máxima, sino que también desairó los reclamos de Kicillof y la dupla de Salud que integran Daniel Gollán y Nicolás Kreplak. El viceministro de Salud había sido el más vehemente en las últimas horas al reclamar “un cierre total” de la actividad por veinte días en todo el país. Un paso que se asegura ahora Alberto nunca pensó en dar al menos en semejante magnitud. Lo dijo en aquellas declaraciones radiales: “es imposible, la sociedad no lo soportaría”.

   Se asegura en aquellas fuentes gubernamentales que en verdad el presidente desechó los reclamos de Kicillof, a los que en algún momento pareció sumarse Larreta aunque después se desdijo, en medio de advertencias de alguno de sus colaboradores y reportes de referentes sociales que trabajan en el gobierno sobre los graves peligros de una “resistencia social” en caso de resolverse una marcha atrás drástica en el confinamiento para combatir la pandemia. En esos informes le citaron los dirigentes sociales cuatro escenarios puntuales: el Gran Buenos Aires y los similares cordones donde se registran altos índices de marginalidad y pobreza en Córdoba, Rosario y Tucumán.