Enzo y Leonel armaron una “Rebelión en La Granja” de Independencia
La familia Salvi está muy identificada con el club de calle Mendoza. El padre fue campeón en 2011 y el hijo, que debutó en Primera a los 10 años, espera cumplir su sueño: “salir campeón y jugar un Mundial”.
Por Javier Oscar Schwab / [email protected]
(Nota publicada en la edición impresa)
Enzo fue la elección del nombre que los padres tenían destinado para el hijo varón recién nacido. Ahora bien, cuando hubo que ponerle un segundo nombre todo cambió.
“Le quise poner Francesco, porque mi ídolo es Enzo Francescoli. Y la respuesta de mi señora fue tajante: ‘No’. Vi su cara y no insistí más, jajaja”, dijo Leonel Salvi, papá de Enzo, quien nació el 15 de febrero de 2006.
Padre e hijo son protagonistas de una historia ligada a las bochas y, en particular, al club Independencia, integrando actualmente el plantel de Primera en el certamen de Parejas (también lo compone Lucas Ruiz).
“Somos una familia de bochófilos. Lo eran los abuelos de Enzo (Hugo Ercolani y Héctor Salvi), el tío (Guillermo), mi esposa (Gabriela) y mi hija (Leonela Rocío). A los 15 años conocí a Gabriela en este club, nos pusimos de novio y de acá no nos movemos”, afirmó Leonel, quien nacido en General Cerri, donde jugó al fútbol –en Sansinena- y a las bochas, en la escuelita del “Vasco” Ricardo Urra.
“Mi abuelo vivía enfrente del club Cerri y mi papá jugaba en Primera. Y hasta salió campeón con el ‘Pato’ Visani y Urra. Viene de familia. Un día el ‘Vasco’ me preguntó si quería jugar en Bahía. Me anotó con su hijo, Juan Pablo. Tuvimos suerte, debutamos ganamos.
Su siguiente parada fue XX de Septiembre, donde jugó con su padre Héctor en Segunda C y luego Olimpia, con Ercolani.
“Mi destino era Independencia. Acá tengo un ascenso en 2011. Ganamos, con mi cuñado y mi suegro, el Apertura y, luego, la final con El Puma”, apuntó.
Enzo, cuyo segundo nombre es Emanuel y cursa 4° año en la Escuela N° 30 “Julio Cortázar”, no conoce otra casaca que la de Independencia. En realidad sí, la otra es la albiceleste del seleccionado bahiense.
“Venía a ver los partidos de mi familia. A los 6 años arranqué y hoy es mi gran pasión. No pienso irme del club hasta no salir campeón”, dijo el juvenil de 15 años, quien recientemente se impuso en un torneo zonal y representará a Bahía en Mar del Plata.
“Fui convocado muchas veces por Rodrigo (Catini). Tirar la bocha es lo que más me gusta”, expresó.
-¿Pudiste copiar algo de tu papá?
-Sí. Era bochador y a me gustaba cómo la tiraba. Miraba a mis abuelos y en la cocina de casa practicaba con una pelotita de tenis.
“Después empecé a romper el paredón del patio (risas) hasta que papá colocó dos tablones. Quiero que Independencia siga existiendo; me ofrecieron ir a otros clubes pero amo esta camiseta”, remarcó.
“¿Sueños? Jugar un Mundial, representar a mi país”, señaló.
El club tiene sus vaivenes económicos y en ocasiones sufre algunos altibajos, pero subsiste gracias al esfuerzo compartido.
“En bochas nos manejamos aparte, con recursos propios. La pandemia nos complicó, aunque siempre intentamos cumplir. Hace tres meses se formó una comisión nueva y también están los socios de toda la vida, como Orlando Messet”, aseveró Leonel.
-Enzo, ¿cómo es jugar en otras provincias?
-Estuve dos veces en Córdoba y en Santa Fe. Ellos están muy enfocados en el juego; mueven mucha gente y el nivel es increíble. En Bahía no tenemos ese nivel de competencia en menores, pero sí jugadores talentosos. Hay modelos a seguir, gente que te aconseja y te ayuda. Por caso, Juan Pablo Urra y Dante Núñez, al que tuve de técnico. Con él, en Pergamino, fuimos subcampeones provinciales. También estaban Facundo García y Santiago Fortunatti.
-Leonel, ¿Cómo ves hoy a tu hijo?
-Es un orgullo. A los 10 le dieron la posibilidad de jugar de bochador en Primera. Enfrentaba a Bardelli, Vitozzi, Escobar...
“En ese momento estaba Santiago Grill, Gustavo Malcotti y yo. Por un viaje de Santiago le tocó debutar, pero en ese momento no se daba cuenta de lo que significaba. Le ganamos a Libertad (Vaquero-Vázquez). De ahí en más no paró nunca”, se emociona.
“Enzo es muy aplicado, educado y tiene unas gana tremendas”, aseguró.
-¿Una anécdota?
Leonel: -En un viaje a Ceres, Santa Fe, para jugar un Argentino Sub 12. Salimos en tres autos y tardamos 36 horas. Primero se rompió mi auto, la bomba de nafta, en La Pampa. La arreglaron, seguimos y cuando estábamos llegando a La Carlota, a la salida de una curva Rodrigo (Catini) agarró un pozo y los que veníamos atrás de él, también.
“Paramos en la banquina y el auto de Catini tenía dos cubiertas rotas y el que le seguía una. Hicimos noche ahí, pero Catini y Lázaro Levriero hicieron noche en el auto. Por la mañana apareció la grúa, llegaron al pueblo y compraron dos cubiertas. Llegamos justo para el momento de la acreditación”.
Enzo: -“Estábamos muy cansados. Pasamos la zona y en el primer partido de playoff nos eliminaron. Era lógico por todo lo vivido en el viaje".
-¿Quién de ustedes grita los goles de River con mayor énfasis cuando miran un partido?
Enzo: -Yo. Soy de festejar los goles. Me gusta mucho cómo juega Matías Suárez.
Leonel: -También se sufren las derrotas. He visto a Enzo salir al patio a golpear cosas (risas). Y cuando se gana salimos los dos a festejar al patio porque hay vecinos que lo hacen cuando gana la contra, jajaja. Igual hace reato que festejamos nosotros.
-Leonel, ¿colgaste los botines?
-Este año iba a volver, pero David Gerbaudo me cortó las piernas. Me llevó a probar a un equipo y cuando arrancó el campeonato me dijo que no podían incorporar jugadores. Fue un táctica de llevarme a los amistosos y así tener el permiso de mi hermana (Celeste).
“Me decía: 'Vení Leo a jugar, así le digo a tu hermana que vas vos y no me hace problemas….' Después me clavó el puñal (risas). No sé si sabe algo como DT, pero tiene mucha dedicación”, remarcó