El clásico del verano en la playa también se puede jugar el resto de año
Bajo techo o al aire libre, en Bahía existen lugares como el Centro Recreativo Cruz del Sur donde se puede participar de un torneo oficial. No hay límite de edades y se aplica un reglamento con hándicap y categorías.
Por Javier Oscar Schwab / [email protected]
Líder austero, indiscutido y leal de las arenas y las playas en verano. También es parte de un menú clásico de partidos disputados a regañdientes por grupos de amigos.
El tejo se fue ganando un lugar, conviviendo con viejos clásicos como la paleta, el vóley, el fulbito y otros menos atractivos.
Lo bueno de este juego es que empezó a ganar espacio en la ciudad y a cambiar de estación para ser valorizado aún más.
El Centro Recreativo Cruz del Sur o Tejo Sarmiento son sitios predilectos y, aunque existen otros, allí se juega de manera oficial, con torneos organizados y práctica semanales.
“Para mí es una comodidad, porque me encanta jugarlo en la playa. Poder hacerlo en esta época, con amigos, es maravilloso. Me encanta el tejo, pero también competir y ganar”, dijo Daniel Abondet, reciente ganador del primer torneo individual organizado por la institución de Falucho 66.
“No me dedico a esto, pero estando jubilado mi tiempo libre lo volqué al tejo”, afirmó Daniel, quien dice ser asiduo concurrente, desde hace tres años, y que lleva toda la vida jugando en la playa.
“Lo primero es divertirte, hacer amigos. A algunos los conozco desde hace 40 años”, señaló.
Alejandro Viti escuchaba atentamente y rápidamente recordó los inicios del tejo en el CRCdS.
“Arranqué acá a hacer todo de cero, cuando este lugar no era nada. Lo acompañé a Gustavo, que tiene una fuerza admirable”, contó el subcampeón del certamen, quien representó a la institución organizadora.
“Siempre jugué en la playa. Me encontré con una superficie nueva. Aún no estoy jubilado, pero me vieron condiciones e insistieron para que venga. ¿Qué cambia? Hay reglamento, te tiembla la mano (risas), te ponés nervioso porque todos te miran…”, se sinceró.
“El problema de los nervios es cuando vos querés ganar. Estás jugando un torneo, representás a un club. Hay responsabilidad, más allá de tratarse de un juego”, interrumpió Abondet, destacando que, sobre todo, existe camaradería, ya que los jugadores de Primera no guardan secretos.
“Te enseñan las jugadas, te alientan; te ayudan a integrarte. Cuando estamos en Monte somos el grupo de la bajada de calle Luzuriaga. Unos 14 o 15 amigos que llevamos 20 temporadas jugando. Empezamos con los tejos de madera y hoy ya son sintéticos”, aseguró Viti.
La práctica constituye el principal secreto para transformarse en buen jugador, pero a ésta también hay que ayudarla.
“Un poquito de suerte se necesita, jajaja. Escuché a gente mencionar que jugar al tejo es una pavada. Pero después se ponen a tirar y se dan cuenta que no es tan fácil. Algunas jugadas parecen imposibles, pero salen”, subrayó.
“Acá el maestro es Galleani, aunque se está poniendo viejo y en cualquier momento los vamos a superar (risas)”, agregó.
Precisamente, el dueño del Centro Recreativo, contó que sus inicios fueron en Playa Grande, Mar del Plata, donde se juntaba gente de todo el país.
“Iba siempre a esa playa, a contramano de lo que quería mi señora. Le decía que era un lugar hermoso, aunque en realidad sólo quería ir a jugar al tejo. Compraba los de madera, practicaba en Parque Camet y, por entonces, también jugaba los campeonatos argentinos de bowling. Pero llevaba los tejos en el baúl y en los momentos libres lo hacía jugar a todos, jajaja”, contó Galleani, quien reconoció ser una persona obsesiva con el aprendizaje.
“Un torneo de tejo tiene que salir perfecto. Soy exigente con la organización y si juego con un compañero que dejó un tejo en mala posición para mí no es un problema, busco la manera de arreglarlo. Siempre me gusta jugar con el aprendiz, es una forma de enfrentar a los más preparados. Así me entreno”, puntualizó.
Técnicamente hay más de 40 personas incorporadas al sistema de juego, aunque algunos, por razones laborales, asisten cuando les da el tiempo, ya que los entrenamientos son martes, jueves y sábados.
Viejitos piolas. La enseñanza está en manos de jugadores experimentados.
“¿El primer torneo? El significado fue hacer confraternidad con los demás clubes. No son torneos de un día, hay zonas clasificatorias, repechajes, playoffs… Hoy tenemos dos canchas en ambiente cerrado, pero ya se están armando otras seis al aire libre”, adelantó Galleani.
“Si el día de mañana hay más instituciones con canchas de tejo se podría organizar un torneo bahiense bien amplio, con calendario. Hoy no tenemos ese ambiente, pero vamos camino a lograrlo. Acá dimos el puntapié inicial, marcamos las pautas de que se puede llevar el tejo a un nivel superior”, remarcó.
Al Individual le seguirán el Apertura de parejas y tercetos y, luego, los denominados Clausura.
“Es una ocasión única. Representé a un club como Liniers, le pedí una camiseta a Matías (Sánchez) mi nieto. Fue un halago muy grande”, señaló Abondet.
“Para mí era un problemón representar al club, no podía quedar mal. Era mi primera vez, pero cumplí”, agregó Viti.
Las canchas con mezcla de tierra y arena tienen 12 por 2,40 metros y el peso de los tejos es de 328 gramos, con un diámetro de 12 por 2,5 centímetros.
“Quiero agradecer a todos los jugadores que participaron en el primer torneo oficial, ya que el 80 por ciento eran jugadores novatos, de tercera y cuarta categoría. Hubo gente que por una cuestión de cancha quedaron afuera. También a los clubes que dieron el visto bueno”, sostuvo Galleani.
“Lo fundamental de un jugador de primera es que reúna calidad humana, debe tener variedad de tiros (parte técnica) y timing de la fuerza para estar cerca de la jugada”, explicó.
Incorporar jugadores de la región, en un radio de entre 40 y 50 kilómetros, es otro de los proyectos viables en el corto plazo.
“Punta Alta tiene un cupo de seis jugadores. Quiero invitar a Médanos, Burato y Ascasubi, además de Cabildo, que también tiene tejo”, sostuvo.
El hándicap y los jueces completan el decorado en un partido donde los detalles son importantes.
“Hay jugadas neurálgicas que pueden estar rayando la trampa de juego. Si como árbitro te sorprendo dos veces te puedo sancionar. Son medidas de rigor que se aplican en un torneo", aseveró.
“Se necesita del apoyo de todos. Porque no es sólo jugar, sino colaborar con la limpieza y el preparado de las canchas. También es bueno que no hay límite de edades”, puntualizó Abondet.