Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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COVID-19: Alberto reclama el compromiso de gobernadores e intendentes

La columna semanal de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada.

NA y Archivo La Nueva.

   Ante el imparable avance de la segunda la de COVID-19, el presidente Alberto Fernández le reclama a los gobernadores e intendentes propios y ajenos a que “tomen el toro por las astas” y apliquen de nuevo restricciones a la población, allí donde sea necesario,  en línea con lo que ocurrió durante el pico de la primera ola, a mediados de 2020.

   El Presidente, claramente y según lo que desde altos despachos de la Casa Rosada le explicaron el lunes a funcionarios provinciales, entre ellos a media docena de gobernadores, sabe que tiene un muy acotado margen político para adoptar las decisiones de cerrar actividades en el país y, en especial, en función de aquellas problemáticas territoriales locales donde el coronavirus aumentó a niveles similares a los de la primera etapa de la pandemia. 

   “Alberto sabe que no tiene margen y por eso lo que reclama es que los gobernadores y también los intendentes a instancias de los gobernadores, tomen las medidas que se deben adoptar ante el avance de la segunda ola”, dijo en las últimas horas un ministro que participa de las reuniones de evaluación y seguimiento con el jefe de gabinete, Santiago Cafiero, y la ministra de Salud, Carla Vizzotti.

   Aunque en la Casa Rosada no lo van a reconocer en público para no echar más leña al fuego, es un secreto a voces en los pasillos que frente al nuevo cuadro sanitario, por cierto agravado, los mensajes que llegan desde el interior hacia el poder central van en sentido contrario a los deseos del Presidente. Es decir, no hay gobernadores dispuestos a tomar “por las suyas” las decisiones de aplicar otra vez restricciones como impedir la circulación, cerrar comercios o poner límites a los horarios en  bares y restaurantes.

   Este dato es independiente de una especie de acuerdo no escrito que el gobierno nacional y sus pares del interior, en especial aquellas provincias que tienen destinos turísticos, para que no se apliquen restricciones durante el feriado largo de Semana Santa. Una posición que blanqueó el lunes el ministro de Turismo, Matías Lammens, quien ha sido uno de los que ha participado activamente de aquella ronda de contactos de las últimas horas con ministros y gobernadores del interior.

   “No habrá restricciones en ningún centro turístico y en los desplazamientos de la ciudadanía en estos días del feriado largo, lo que se pide a los gobernadores e intendentes es que redoblen los controles preventivos”, dijo Lammens en uno de esos contactos con un par del interior. Eso sí: Lammens reafirma ante cualquier interlocutor que habría que esperar “cuarentenas focalizadas” para después de Semana Santa.

   La decisión del Presidente, que se veía venir, frente a los números que confirman que la segunda ola de COVID-19 ha llegado y al parecer será más virulenta que la primera, de “pasarle la pelota” a gobernadores e intendentes para que retornen algunas restricciones que afectan la vida diaria de millones de argentinos, está claramente emparentada con su escaso margen para operar sin sufrir costos políticos frente a una sociedad hastiada y que no aceptaría fácilmente nuevas encerronas.

   Por eso, dicen fuentes albertistas que lo frecuentan a diario, al Presidente no le tembló la mano para desempolvar sus contactos y conversaciones con el jefe del Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, para coordinar acciones en el marco del recrudecimiento de los contagios y mostrarse otra vez juntos en la emergencia. Nadie habla de reflotar “la mesa” de tres patas que integraron en los comienzos de la pandemia Fernández, Larreta y Axel Kicillof, pero el intento está claramente dirigido a aquel objetivo de comprometer a los gobernadores.

   Algunas provincias como La Rioja, Catamarca, Tucumán, y de hecho los anuncios que hizo la provincia de Buenos Aires para establecer nuevas restricciones, ya han dado pasos en la misma dirección. Básicamente prohibiciones a la circulación en horario nocturno y el cierre de bares y restaurantes desde la medianoche hasta la mañana del día siguiente.

   Hay como siempre algunas resistencias que son “de cajón”, como reconocía uno de los funcionarios del primer piso de la Casa Rosada. El caso emblemático es el de Córdoba. El gobernador Schiaretti avisó que la provincia no adhiere al decreto del pasado domingo en el que se establecieron directivas para aquellas zonas que podrían ser pasibles de aplicar restricciones.

    En conversaciones que sus ministros mantuvieron con el ministro del interior, "Wado" de Pedro, avisaron que por ahora la provincia no aplicará medidas que impliquen un retroceso. “Vamos a extremarlos controles, pero sin restringir”, le comunicó el lunes el ministro de gobierno cordobés al titular de la cartera política nacional.