Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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El cura bahiense Jorge Crisafulli contó cómo se vive la pandemia en Sierra Leona

El salesiano bahiense se encuentra en el continente africano desde hace más de dos décadas. "El deseo de justicia me da la fuerza para seguir adelante", dijo.

Fotos: Archivo-La Nueva.

   El padre Jorge Crisafulli, el bahiense que se encuentra misionando hace más de 25 años en África, estuvo hoy en los estudios de LU2 y contó cómo se viven estos tiempos en Sierra Leona.

   "La pandemia, en un país pobre, que está 184 entre 188 países, hace más difícil la vida de los menores que viven en situación de vulnerabilidad", señaló Jorge en el programa "Noticias en Compañía".

   "La obra salesiana se encarga sobre todo de esos niños y niñas que viven en situación de vulnerabilidad. Chicos que viven, trabajan, comen y, a veces, mueren en la calle. Hay un gran número de niñas menores que viven en la calle en situación de prostitución. Una niña que está en la calle, la única manera de sobrevivir que tiene es vendiendo su cuerpo para poder comer y vestirse", explicó el padre.

   Crisafulli llegó a África hace más de dos décadas, vivió 22 años en Ghana y ya lleva seis en Sierra Leona, un país con 7,5 millones de habitantes.

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   "Hay mucha gente que vive como se dice “de la mano a la boca” (hand to mouth), viven de lo que cada día producen para poder sobrevivir. Así que no se puede hacer una cuarentena como aquí en Argentina. Las dos cuarentenas que tuvimos totales fueron tres días y tres días. Un toque de queda desde las once de la noche a las seis de la mañana y cerrar las fronteras con los países limítrofes, fue lo máximo que hizo el gobierno. Esto genero algunos problemas para el traslado de alimentos", admitió Jorge.

   Pese a los grandes inconvenientes que genera -entre otras cosas- la falta de agua potable para una correcta higienización y el poco apoyo de los países más preponderantes, el COVID-19 no ha atacado con tanta fuerza la región en la que él se encuentra misionando.

   "Ese fue el milagro africano que yo le digo. Dios es grande porque en ese sentido ha cuidado de África, desde que comenzó la pandemia hemos tenido menos de cuatro mil casos -creo- y menos de 80 muertos. Y no es que la gente muera en la calle o estén los hospitales llenos", dijo.

   "Vivíamos una situación surrealista desde el punto de vista sanitario -agregó-, teníamos 10 unidades de cuidados intensivos y tres respiradores. En ese momento me hablaron de España, a ver si necesitábamos respiradores; obviamente que sí. Quisimos importar respiradores para todos los hospitales de misión de Sierra Leona y no pudimos porque la Unión Europea no permitía la salida de respiradores hacia otros países. Muy poco solidarios. África sigue estando en el último vagón del tren".

   Esta problemática también se ve en estos momentos con la cantidad y el tiempo estipulado para que las vacunas lleguen a tierra africana: "Sierra Leona tiene siete millones de habitantes y va a recibir 670 mil dosis. Es absolutamente nada", se lamentó Jorge.

   Después de tantos años dejando toda su vocación de servicio lejos de su tierra el cura bahiense reconoce que se sigue sintiendo "argentino, por mis raíces, mi cultura y mi lengua pero ya llevo 26 años en África y mi deseo es quedarme en África, morir en África, llegar a ser tierra africana. Es mi vida… amo África".

   Pese a los momentos duros, Jorge contó dónde sigue encontrando las fuerzas para seguir adelante.

   "Me duele la injusticia, que siempre a África se la considere como una realidad que no nos interesa. Por ejemplo, cuando estuvo el ébola era un problema del África y ahora, que la humanidad entera tiene el coronavirus, es un problema nuestro (de todos). Me duele mucho la injusticia. El deseo de justicia siempre me da la fuerza para seguir adelante cada día, el deseo que realmente estos chicos encuentren un alivio para su dolor. Y yo creo que en la medida que nosotros los escuchamos, los atendemos, los abrazamos con el alma, ya es sanador. Cuando vos lo ves sonreír y los ayudas a superar esos traumas y luchas con el equipo legal para que el abusador o aquellos que las han traficado (a las niñas) vayan a la cárcel, es lo que me da fuerza cada mañana. Hay que levantarse y seguir", enfatizó.