Bahía Blanca | Lunes, 30 de junio

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Escenario político: a quién le conviene en Bahía la suspensión de las PASO

A nivel nacional se discute la necesidad o no de realizar una doble convocatoria a las urnas este año, en el marco de la pandemia. Mientras se demoran las definiciones, todos hacen sus cálculos.

Fotos: Archivo La Nueva.

Maximiliano Allica / [email protected]

   El presidente y los gobernadores discuten por estas horas la conveniencia o no de llevar adelante las elecciones primarias este año. Ninguno propone eliminar de cuajo este sistema originalísimo, que hasta ahora le sirvió mucho a la política y poco a la ciudadanía, sino suspenderlo por única vez por razones de pandemia.

   Si la suspensión prospera, se manejan tres alternativas. La primera, convocar directamente a las urnas para elecciones generales, como siempre fue hasta el cambio de modelo de votación en 2011. En ese caso, los partidos y coaliciones deberán resolver previamente sus internas para depurar las listas.

   La segunda, que tanto las PASO como las generales se disputen el mismo día. Esto significará que si un frente lleva a dos o más candidatos, el que saque más votos luego obtendrá, además de los propios, aquellos de sus derrotados internos. Por ejemplo, la lista A para concejales del "Partido Verde" saca más votos que las B y C dentro del mismo espacio. En el recuento final, la boleta A tendrá sus votos más los de B y C.

   Sería una ley de lemas de hecho, sistema abolido en 2004 en Santa Fe y que se sostiene en jurisdicciones como Santa Cruz. Es una posibilidad muy discutida porque los lemas son un concepto casi perimido, pero la opción no está descartada.

   En nuestra región, si existieran los lemas, el peronismo habría ganado las últimas tres elecciones en el partido de Patagones. Al presentar más de una lista, la suma les daba por encima de Cambiemos. Pero entre agosto y octubre las desavenencias internas hicieron que se les cayeran votos en el camino y finalmente se impusieron las fuerzas que conduce el actual intendente amarillo José Luis Zara.

   Más significativo es el caso de La Plata en 2019. El Frente de Todos presentó 5 precandidatos que sumaron el 47,2% de los votos en agosto contra 37% del oficialista Juntos por el Cambio. Dos meses después, el intendente de JxC Julio Garro renovó mandato al imponerse por 48,6% a 41%. Su adversaria K Florencia Saintout fue víctima del frente interno, que no la respaldó tras su victoria partidaria sino todo lo contrario.

   La tercera alternativa para el calendario 2021 es mantener los dos llamados a comicios pero correr las fechas, a la espera de que avance el operativo de vacunación en el país. En lugar de votar en agosto y octubre, se haría en septiembre y noviembre cuando un porcentaje mayor de la población se encuentre inmunizada.

   Esta última opción anularía el argumento de ahorrar dinero en tiempos de pandemia, la explicación menos creíble porque en un país que vive de crisis en crisis ese ahorro siempre sería necesario. Y, sobre todo, porque la política no escatima en gastos cuando le conviene.

   ¿Por qué un sector amplio de la dirigencia no quiere eliminar definitivamente las PASO, pese a que la mayoría de las veces no hay competencia interna? Porque es una herramienta de negociación. Cuando una coalición tiene muchos aspirantes a pocos puestos, un dirigente de cierto peso puede "amenazar" con pedir lista propia si no le conforman los acuerdos. O al revés, ser "desafiado" con que intente armar su lista por fuera de la estructura principal. A partir de ahí todos empiezan a ajustar hasta llegar a un punto en común, ya que está demostrado que evitar primarias es lo más conveniente en términos reales.

   Otro ejemplo: en 2015 Aníbal Fernández y Julián Domínguez se destrozaron en la lucha interna y, si bien entre ambos consiguieron más votos que María Eugenia Vidal en las primarias, el desgaste fue tan grande (Fernández acusó a Domínguez de promover la denuncia donde se lo acusaba de ser "La Morsa") que la candidata del macrismo los terminó superando después. Incluso, el malherido Frente Para la Victoria provincial tuvo menos votos puros en octubre que en agosto, pese a que aumentó la participación del electorado.

   La mayoría de los impulsores de la suspensión de las PASO 2021 son gobernadores y altos dirigentes del Frente de Todos. No es extraño, si se toman en cuenta los ejemplos ofrecidos más arriba. Sin embargo, también adhieren mandatarios de Juntos por el Cambio como el jujeño Gerardo Morales y el correntino Gustavo Valdés. Se supone que borrar las primarias favorece a los oficialismos, aunque el caso Macri en 2019 desmienta abiertamente esa noción. Es cierto, era otro contexto.

   Si bien todos miran el tema con cautela, y les ven pros y contras a cualquier alternativa (un político de raza nunca ve problemas sino oportunidades), en Bahía Blanca también empezaron a hacer cuentas.

   Predecir resultados electorales siempre es un ejercicio difícil, sobre todo porque la política argentina es demasiado cambiante, pero sí se pueden analizar los resultados más cercanos en el tiempo.

   Desde la aparición de Cambiemos, lo cual reorganizó el tablero político en el país, hubo tres elecciones, las de 2015, 2017 y 2019. La evolución de votos entre las primarias y las generales en los tramos locales de las boletas fue, en cada caso, la siguiente:

   En la carrera para intendente en 2015, en agosto Cambiemos obtuvo 37,28% de los votos (la gran mayoría de la lista de Héctor Gay frente a su competidor interno Roberto Ursino) contra el 32,93% del Frente Para la Victoria (sobre todo de Marcelo Feliú en su mano a mano con Iván Budassi). En octubre los amarillos subieron a 43,52% y los peronistas a 35,43%, una mejor progresión para el equipo de Gay, que aumentó 6 puntos porcentuales versus 2 puntos y medio de su rival.

   En las legislativas 2017, tramo de concejales, la boleta encabezada por Nicolás Vitalini logró el 43,89% en las primarias, mientras que el peronismo repartió votos principalmente entre Unidad Ciudadana (20,18%) y el PJ Cumplir (16,31%), un total de 36,49%. Dos meses más tarde Cambiemos subió a 49,16% mientras que UC cerró en 19,18% y Cumplir, 17,97%, totalizando entre ambos 37,15%. Es decir, el peronismo apenas se movió en términos porcentuales mientras que la lista de Vitalini capturó 5,2 puntos más.

   Y en 2019, Gay consiguió 44,62% en las PASO frente a los 41,96% de Federico Susbielles. La general arrojó 50,90% para el primero y 41,51% en favor del segundo. Otra vez, un crecimiento sensible del oficialismo local, en todas las ocasiones montado sobre los aumentos de sufragios que obtuvieron sus puntas de boleta nacionales.

   Hasta ahora, en Bahía Blanca, el actual sistema favoreció a Juntos por el Cambio porque le permitió despegarse entre un turno y otro, más allá de que en todos los casos ya tenía ventaja desde antes. ¿Eso quiere decir que la suspensión de las primarias le conviene necesariamente al Frente de Todos? No existe una respuesta contundente, porque de todo esto se sigue otra pregunta. Si se suspenden las PASO y solo hay una votación simple en 2021, ¿a cuál se parecería más el resultado, a las primarias de esos años o a las generales? Quién lo sabe. Solo es posible afirmar que hasta ahora el modelo de doble convocatoria le sirvió más a la tropa liderada por Gay.

   Siguiendo la estadística, todo indica que de no ocurrir sorpresas en la grilla de opciones electorales, JxC parte como favorito, con aspiraciones de mantenerse en torno al 50% en el resultado final. El peronismo aparece con el objetivo de sostenerse por encima de los 40 puntos, con la expectativa de crecer.

   Cualquiera de esas alianzas que se fraccione, en todos los niveles, puede sufrir. De uno y otro lado van a trabajar para provocar divisiones en el adversario. Hace pocas semanas, Elisa Carrió denunció un presunto pacto entre los cambiemitas de origen peronista Cristian Ritondo y Emilio Monzó con los referentes del FdT Máximo Kirchner y Sergio Massa para incluir candidatos afines al PJ en las listas amarillas, los cuales, una vez elegidos, saltarían a la vereda de enfrente. Cierto o falso, el rumor fue utilizado para su fogoneo por un sector del Frente de Todos, que fomenta la circulación de esas intrigas para ensanchar las grietas internas en la coalición vecina.

   En función de las proyecciones recién mencionadas, a nivel local hay un tema de orden práctico muy relevante. Hoy el Concejo Deliberante cuenta con 12 miembros de JxC, 11 del FdT y 1 banca de Gabriela Schieda, a quien se le vence el mandato tras ingresar por Cambiemos en 2017, alianza a la que renunció después. En este escenario, a JxC le alcanzan las 12 manos propias y el voto doble de la presidencia para ganar todas las votaciones.

   Este año JxC renueva 6 bancas e, incluso copiando su resultado más bajo en los últimos años, mantendría ese número. Con lo cual, ante la salida de Schieda, el oficialismo llegará a los 13 concejales sobre un total de 24, consolidando su predominio. Más aún: si repite las cifras de 2019, ingresará 7 ediles. Ahí escalaría a 14 bancas.

   La paradoja es que lo mismo que reclaman los dirigentes de JxC a nivel nacional, cuestionando el presunto atropello del peronismo-kirchnerismo en el Congreso, se refleja en Bahía a la inversa. Contar con superioridad abrumadora en un espacio legislativo, al punto de tener la chance de prescindir de las negociaciones, puede ser bueno para afianzar un proyecto político en el poder, pero resta en calidad democrática.

   En nuestra ciudad, al igual que en el orden nacional, una consolidación del imperio de los bloques oficialistas conduciría a la aprobación sin rodeos de proyectos muy resistidos desde las respectivas oposiciones. En el Congreso podría ser una reforma judicial a medida. A nivel local (muy en otra escala), que prosperen ideas como la privatización de Bahía Ambiental Sapem, una iniciativa que no parece definitivamente archivada.

   La democracia es, o debería ser, un sistema de equilibrios. Demasiada aspiración para la condición humana.