Bahía Blanca | Lunes, 30 de junio

Bahía Blanca | Lunes, 30 de junio

Bahía Blanca | Lunes, 30 de junio

Mayra Arena: "A los pobres se los piensa desde el derecho y hay que empezar a pensar en la obligación"

La joven bahiense que se transformó en referente social a nivel nacional dio su mirada crítica sobre el gobierno del Frente de Todos, pese a que se define como una militante del espacio. "A la gente hay que sacarla de la pobreza, bajo ningún punto hay que aceptar esto de que los pobres vivan mejor", dice.

Mayra Arena. (Fotos: Rodrigo García / Video: Francisco Villafáñez)

Maximiliano Allica / [email protected]

   "Tenés que poner a todo el mundo a trabajar a fondo con la pobreza. Sobre todo, recuperar la idea de que a la gente hay que sacarla de la pobreza, bajo ningún punto hay que aceptar esto de que los pobres vivan mejor", dice Mayra Arena, la joven bahiense cuyos textos sobre la pobreza y la marginalidad irrumpieron hace tres años como perlas en el análisis político nacional.

   De paso por su ciudad natal, conversó con La Nueva sobre la coyuntura social y económica, y remarcó que lo que más le preocupa es la resignación de un número cada vez mayor de familias vulnerables por la supuesta inmutabilidad de su situación. Para colmo, no ve en el horizonte soluciones de gran escala.

   Justicialista clásica, cita a Perón y critica al gobierno del Frente de Todos, al cual de todos modos adhiere. Con un discurso casi contracultural, teniendo en cuenta las ideas dominantes del espacio que integra, pide que el Estado sea más riguroso a la hora de otorgar derechos y lo compense exigiendo cumplir obligaciones.

   "¿Tenemos garantizado por ley que los niños tengan educación gratuita pero hay familias que no mandan a sus hijos a la escuela? Bueno, ahí necesitamos poner un poquito de orden. Y hace falta tener los pantalones para decir 'Viejo, escuchame, estás pasando un mal momento pero a los pibes tenémelos en la escuela'. Me parece que hay un poquito de miedo de hacer esas cosas o de pensar en la parte rigorista, porque a los pobres solamente se los piensa desde el derecho y hay que empezar a pensar en la obligación", dice.

   Estos fueron los tramos principales de la charla:

   --¿A quién votaste?

   --No voté porque todavía no me había hecho el cambio de domicilio. Yo me fui hace algunos años de Bahía pero por alguna razón no hice el cambio, lo seguía teniendo en la villa, en Richieri 110 de esta ciudad, que si lo buscás en Google Maps no existe. Pero tuve un año de locos, como todos, y no vine a votar. Ahora sí me lo cambié y la elección que viene votaré. En este momento vivo en el Conurbano, en el partido de Tres de Febrero.

   --¿Te dolió no votar, te hubiera gustado?

   --Fue un alivio. Es terrible, pero es así. Sé a quién hubiera votado, pero fue un alivio no ser parte del quilombo del resultado. ¡Ya soy parte del problema! Así que imaginate... (risas). Pero no hubiera venido feliz a votar.

   --Después de las PASO diste una nota en radio con Reynaldo Sietecase, que luego se transformó en artículo y así como aquel texto inicial en 2018 de "El beneficio ser pobres" éste también se transformó en viral. La síntesis, o como muchos medios lo titularon, era un mensaje hacia el gobierno que decía que "no conciben que un pobre no los banque ideológicamente". Vos seguís militando, sos peronista y tu militancia la hacés en barrios pobres. ¿Qué se vive ahí? ¿Es cierta la idea de que al peronismo le está costando mantener su impronta en esos sectores?

   --Hay un quilombo del carajo. Yo creo que hay muchas capas de la pobreza, siempre lo resalto. Argentina en cada crisis va acumulando pobres nuevos, muchos de los cuales después vuelven a salir pero otros no, se van quedando. Y en una crisis como esta de 2021 ves que hay familias que son una cuarta generación de pobres, pero también hay tercera, segunda, primera. Pobres nuevos, pobres de anteayer, pobres que quedaron sin laburo en 2018 o hace nada de tiempo.

   "Dentro de ese contexto, la parte cultural, de valores o de intereses de cada familia es uno de los aspectos que más te define la situación de cada uno. Una de las cosas que primero notás es que las familias que han trabajado se presentan como lo que fueron. El laburante se presenta como laburante, así no tenga laburo hace 5 años. El que fue soldador te dice que es soldador, la que limpió casas te dice que limpia casas. Ahora, el que nunca fue parte del sistema laboral no se presenta como trabajador sino que muchas veces lo hace como desocupado, aunque otras veces ni siquiera eso. Se ha perdido un poco el registro de qué es ser desocupado".

   --¿Cómo es eso?

   --Claro, un tipo que laburó pero hoy no tiene laburo te cuenta que no lo tiene. Pero al laburo lo toma como una parte de la vida casi obligatoria. ¿Qué pasa con los que no tienen laburo pero no te hacen el comentario? Al desempleo lo toman como una parte más de la vida.

   --O sea, no están buscando trabajo.

   --Exacto

   --Técnicamente no son desocupados. Por definición, lo son quienes buscan trabajo pero no encuentran.

   --Exactamente. Existen esas maravillas en las ciencias sociales que te dicen que ese tipo, para las estadísticas, no es un desempleado. Lo cual me preocupa y me hace creer que tenemos que repensar las formas de medir el desempleo, porque una persona que no está preocupada por su situación de desempleo, a mí me consterna más que la que no tiene laburo pero sale todos los días a buscarlo. Sobre todo porque Argentina tiene ciclos económicos muy fuertes, tanto los de caída como los de repunte.

   "Insisto en que me preocupan ciertas cosas aceptadas y naturalizadas. Ejemplo: hay una familia donde los chicos no tienen clases y entonces uno de los hijos deja la escuela, deja las obligaciones y no se presenta más. Si en esa familia alguien se preocupa, por más que tenga todos los recursos en contra, yo tengo la tranquilidad de que hay dos padres, o muchas veces una madre, a quien le importa resolver el tema.

   "Pero es diferente cuando una mamá te dice 'el del medio y el más grande ya no van más a la escuela' y eso se toma como una parte de su realidad. Ahí vienen los quilombos sociales relacionados con la educación, luego el trabajo, el embarazo, la salud... todas cosas que pasan a estar aceptadas como una parte de la vida. Ahí me preocupa el triple todo".

   --¿Y el crecimiento de este problema en nuestro país se explica por qué? ¿Malas gestiones de gobierno sucesivas? ¿Algún fenómeno más amplio?

   --Hay muchos factores, como la falta de una visión de futuro o la falta de posibilidades de empleo con movilidad económica. Yo hago una división de los pobres en tres capas. La capa de arriba son los pobres nuevos, del 2018 a esta parte, que son gente que no ha tenido problemas de pobreza estructural, pero que hoy está pasando una situación económica durísima. Muchas veces son pobres con casa propia, estudios, formación, que en este momento no encuentran lugar en el sistema laboral y productivo, aunque ante una recuperación económica son los primeros en salir adelante.

   "En el medio tenés al pobre que está desempleado, segunda o tercera generación de pobres, que tiene acceso a todo lo público, como la educación y la salud, aunque el hijo solo asiste a la escuela más cercana porque no tiene recursos para que vaya a una escuela pública de un poquito más nivel, que queda más lejos. Porque esto también lo tenemos que decir, las escuelas relegadas a la pobreza terminan teniendo todo en contra: menos capacidad para educar y enseñar, porque pierden más tiempo conteniendo el quilombo social.

   "Y después tenés el escalafón de abajo. Es al que siempre le tengo que prestar atención. ¿Qué pasa con el de abajo? A aquel que tiene inmediatamente arriba, a ese del medio, lo ve acceder a los servicios públicos o al trabajo, pero a la formación y los trabajos a los que accede son de tan mala calidad, una porquería, pésimamente pagos, con malos tratos, que el de abajo ve que todas las circunstancias son negativas. La salud a la que accede ese del medio está en condiciones paupérrimas, la educación no le da herramientas, no le da garantías, no le da nada de lo que supuestamente genera esa movilidad sociocultural que otorga la educación.

   "Entonces el que está abajo se pregunta para qué quiere ser parte del sistema. Si vas a la escuela te maltratan o te expulsan, en el hospital también te tratan mal o te dan órdenes que no podés cumplir. Entonces el problema es escalado. A lo que accede el pobre es tan malo, que al otro, al que está al margen, ni siquiera le interesa pelear por eso. De esta manera, lo que vas a tener es un aumento brutal de la marginalidad y el problema de esa marginalidad es que cada vez resulta más impermeable a cualquier política económica. Porque donde hay una decisión cultural de que los hijos no vayan a la escuela, donde hay una decisión estratégica de no encontrar empleo, no hay recuperación económica que valga".

   --Es un panorama muy sombrío el que planteás. ¿Cómo creés que se revierte?

   --Tenés que poner a todo el mundo a trabajar a fondo con la pobreza. Sobre todo, recuperar la idea de que a la gente hay que sacarla de la pobreza, bajo ningún punto hay que aceptar esto de que los pobres vivan mejor. Hay que hacer que los pobres dejen de ser pobres y, sobre todas las cosas, con la enorme cantidad de derechos que tenemos en Argentina garantizados por el Estado y la Constitución, lo que tenés que hacer es empezar a imponer esos derechos. 

   "¿Qué pasa con la gente que te rechaza el derecho a la educación de sus hijos? ¿Tenemos garantizado por ley que los niños tengan educación gratuita pero hay familias que no mandan a sus hijos? Bueno, ahí necesitamos poner un poquito de orden. Y hace falta tener los pantalones para decir 'Viejo, escuchame, estás pasando un mal momento pero a los pibes tenémelos en la escuela'. Y me parece que hay un poquito de miedo de hacer esas cosas o de pensar en la parte rigorista, porque a los pobres solamente se los piensa desde el derecho y hay que empezar a pensar en la obligación: tenés que mandar a los chicos a la escuela, tenés que buscar un empleo, tenés que sacar adelante a tu familia".

   --Tu discurso suele chocar con la "corrección política" de un sector importante de la actual coalición de gobierno, el Frente de Todos, al cual adherís. Se trata de un sector al que a veces se lo define como progre en un sentido despectivo, pese a que la palabra progresista no lo es...

   --...yo sí lo uso como término despectivo.

   --Bien, pero me refiero a que usás palabras como "orden", "rigor", decís "andá a la escuela", "andá a buscar un laburo". Es un discurso casi contracultural teniendo en cuenta el espacio del cual formás parte. ¿Te pasan factura en los lugares donde militás por expresar ideas como que el derecho tiene que ser compensado con una obligación?

   --Yo tengo el alivio, que para muchos que vean esta nota será una contra, de ser peronista. Los peronistas, que para algunos estamos pasados de moda, o quedamos antiguos, o lo que sea... 

   --...vos te sentís una peronista clásica.

   --Sí. Y soy bastante segura de mis convicciones, así como estoy segura de que Perón creía en el orden, que era un tipo esquemático. De hecho hay un discurso que siempre comparto con los jóvenes donde él dice que mientras más trabajás y estudiás, más forjás el carácter. Eso es fundamental para la adolescencia y la juventud, forjar el carácter como parte de la realización como persona. Así que sí, a veces me pasan mucha factura, pero duermo tranquila.

   --Hablando de rigor, de orden y agregando el concepto mano dura, hay un discurso libertario que ganó mucha presencia en barrios pobres. ¿Por qué está funcionando?

   --Es cierto que está funcionando y no hay que subestimar a nadie. En todos los sectores sociales hay una parte que suele tener ideas más rigoristas o cercanas a la derecha y otra al revés, hacia la izquierda. De alguna manera el peronismo pensó que la parte de los sectores pobres la tenía cubierta, lo cual es una fantasía. Fijate lo que pasa con la seguridad, por ejemplo, tema ampliamente regalado a la derecha mientras que a nosotros nos pone automáticamente en una "posición de riesgo". Que pase eso me parece una locura.

   "Para mí la criminalidad es uno de los temas más importantes. La Nueva ha sido generosa conmigo y me ha publicado las veces que he opinado al respecto. Es un tema que no podés regalar, no solo por una cuestión de puja política sino por observar a quiénes afecta más esa criminalidad. Si a vos te preocupan las masas y sos un partido históricamente de masas, tenés que responder a esa necesidad.

   "Otra de las banderas del liberalismo es la carga impositiva, el peso del Estado. La parte más kirchnerista del peronismo ha puesto en los últimos años al Estado en un lugar central, de protagonismo único. El Estado es responsable, motor, estrella... está en todo. Entonces, si el Estado es todo, hoy que es una cagada la realidad, que es pésima la economía, que es paupérrima la situación social, bueno, el Estado es culpable. Y es el único responsable, no hay sector privado, no hay nada. El Estado es todo. Me parece que te cae como un contrapeso de lo que generaste, algún día te iba a pasar".

   --¿Sentís que el gobierno del Frente de Todos está en la orientación correcta para resolver estos problemas? Aun entendiendo que le tocó atravesar una situación de pandemia que no estaba en los manuales de nadie.

   --En cuanto a la pandemia, y pese a que está claro lo crítica que vengo siendo con el gobierno más allá de ser militante, creo que se hizo lo que se podía. La vacunación, más allá de ciertos escándalos, se hizo bien. Nunca hubo hospitales colapsados ni desbordes. Para mí el manejo fue mejor de lo que hubiera esperado. Se puso a toda la salud para responder a eso. La contracara es que estás desatendiendo otros problemas sanitarios porque hay mucha gente que hace dos años no se revisa otras cosas y aparecieron olas de enfermedades de transmisión sexual, olas de otro tipo de enfermedades, y vas a necesitar campañas de prevención de todo lo que te puedas imaginar.

   "Dicho esto, no creo que en términos de estructura política, educativa y económica se esté afrontando el problema social en la escala que merece. Porque lo que generó primero la deuda con el FMI y después la pandemia, la brutal caída de la economía, todo ese quilombo social, son problemas de un nivel estratosférico y no creo que se estén pensando soluciones de la misma dimensión, sino solucioncitas chiquititas a los problemas chiquititos o emergentes que terminan siendo solo parches. ¿Tenés un problema que va a formar parte de la historia mundial? Bueno, vas a tener que poner a tipos y tipas a pensar soluciones que sean parte de la historia mundial".

   ---Fuiste crítica de la ausencia de clases presenciales. ¿Cómo te afectó a vos y qué viste desde tu trabajo?

   --En lo personal nos hizo pelota. Yo tengo tres nenes, uno biológico más otros dos, todos adolescentes. Se tardó mucho en agarrar el ritmo. Una cosa es la presencialidad y otra muy distinta es la disciplina para autoeducarse, porque leer un pdf que te colgaron es prácticamente autoeducarte, así que nos costó un montón.

   "A nivel social, sobre todo en las familias que padecen el desempleo, la no presencialidad generó una pérdida del horario ordenador de la vida, una pérdida de la rutina, de las costumbres más básicas como el almuerzo como espacio de reunión familiar, o la cena o la merienda. Se han roto cosas que pensamos que no se podían romper, que nos parecían indestructibles. A esto se agrega que el peronismo, con todos los errores que mencionamos, a nivel social sí contiene en lo material, en lo alimenticio, en que la situación social no explote. Y eso hace que de alguna manera las familias implosionen.

   "Las familias revientan para adentro, se ve violencia, roturas, enajenaciones. Pasan cosas como esto de que 'El Santi no va a la escuela y bueno, que no vaya'. Hay una aceptación de eso que me parece grave. Pero como los pobres se revientan entre ellos, hasta que no toquen algún techo, no va a molestar. Aunque es lo que está ocurriendo".

"Hay que limpiar la mala fama que tienen las ambiciones"

   --Dos preguntas más. ¿Somos una sociedad culposa? ¿Está bien sentir culpa por tener cosas por encima de cierta vara?

   --La sociedad es muy culposa, incluso la gente que sale de la pobreza lo es. La culpa es la mejor financista de las ONG. Todas las ONG de Argentina no son financiadas con dinero sino con culpa, así es como funciona ese nicho de organizaciones que, ojo, en muchos casos tanto bien hacen. Pero están financiadas con ese sentimiento de 'estoy tomando o comiendo esto y otros no tienen nada' o 'me voy de viaje a fin de año y algunos no tienen un pan dulce para esta Navidad, entonces aporto a tal causa'.

   "Yo no soy militante de la culpa, para nada, creo que hace muchísimo daño. Y volviendo a esto de que mis compañeros de espacio me pegan por mi costado no-progre, la verdad es que intento inculcar en los barrios y en todos lados la idea de que hay que limpiar la mala fama que tienen las ambiciones. La ambición tiene muy mala prensa pero necesitamos recuperar familias ambiciosas de que sus hijos estudien, de lograr un mejor trabajo, de poder ir de vacaciones a un lugar cada día un poquito más lejos, y esto lo digo sin menospreciar el turismo interno, yo siempre iría dentro de Argentina.

   "Pero banco que la gente ahorre, que tenga cada vez más capital, que busque un mejor pasar y que se mueva en ese sentido. La culpa es enemiga, al menos en parte, y me parece una pérdida total de tiempo. Hacer el bien es posible y cuanto más trabajo y educación acumulás, más posibilidades tenés de hacer el bien, de darle una oportunidad a alguien, darle trabajo o hasta de darle una mano económica directa. Así que dejemos la culpa y vayamos por los sueños propios".

   --Tema final. Organizaste una entrega de cajas navideñas y, a su vez, hacés una comparación con las cajas "burocratizadas" del Estado.

   --Entendamos el concepto de caja navideña. Hay muchos empleados en blanco que la reciben, es como un presente del lugar de trabajo y después cada uno tendrá sus recursos para pasar lo mejor que puede las fiestas. Para mí es muy importante el costado estético de las cosas. Hay mucha gente que rechaza la pobreza no por una cuestión moral o económica sino estética. Y hay mucha gente que rechaza el ascenso económico no por rechazo a esa idea sino por la estética de alguien saliendo de la pobreza, de ver a un pobre con más dinero. Es un tema mucho más importante de lo que creemos.

   "Dentro de esa idea, me parece muy importante el mensaje estético hacia la familia a la cual le das una caja navideña y le asegurás que esta Navidad la vas a pasar como las otras. Porque hay una realidad: a mí la pobreza me gusta tratarla como algo que en cualquier momento vas a resolver, que estás intentando erradicar, algo que estás pasando ahora y te bancamos el mal momento. Eso me parece válido, legal, legítimo. Ahora, yo hoy te banco, vas a pasar una Navidad igual de buena que las otras o mejor porque acá está tu caja, pero esto es temporal.

   "Me choca, en cambio, la idea de aceptar la pobreza, de burocratizar su administración. No me gusta ver las ayudas, hasta incluso la navideña, y que los pobres no tengan nunca fecha de egresados o les den de alta, como si fuera el alta médica. Las cajas navideñas que armamos nosotros para el lugar donde trabajamos tenían todos productos de primeras marcas, porque me parece muy importante la posibilidad de comer algo rico..."

   --...¿la caja estatal navideña no es rica?

   --(Risas) Sobre la caja estatal tengo que decir que nos mandaron 500, con lo cual eso tiene un costo y nos salvaron. Pero, por ejemplo, los budines... qué sé yo. No es que no eran ricos, los budines siempre son ricos, pero son esos que te tenés que tomar un par de vasitos de agua para bajarlos porque vienen un poquito secos. O los confites... Para mí cuidar eso es muy importante.

   "Lo he dicho en todos lados hasta el cansancio, porque me parece todo un mensaje político dentro de una sola cosa que estás dando. Hay que preocuparse por la estética de la caja, por lo que contiene y por la intención. Algo que me gusta decir a las familias cuando entregamos las nuestras es 'Bueno, esta es tu caja navideña, pero no es como la del año pasado y la del próximo, como si fuera un trámite más de la vida. No. Esto es ahora porque estás pasando un mal momento, pero el año que viene vos tenés que ser de los que vienen a donar".