Bahía Blanca | Sabado, 05 de julio

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Amor a primera vista y 23 años juntos: “La vida nos demostró que el tiempo es hoy” 

Daniela Parra y Juan Andrés Sacur se pusieron de novios en la primera cita y al mes esperaban su primer bebé, Agustina. Se casaron y tuvieron dos hijos más. En 2019, él tuvo un infarto a los 40 años, sin aviso. Le colocaron 4 bypass en pleno aislamiento. Historias que inspiran.

En las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, como se `prometieron hace 21 años. Fotos: Emmanuel Briane -La Nueva.

   Anahí González Pau
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   El flechazo entre Daniela Parra y Juan Andrés Sacur, quienes entonces tenían 21 y 20 años, fue tan grande que en la primera cita se pusieron de novios y, al mes, esperaban un bebé. 

   Si bien habían formalizado el vínculo todavía no se conocían tanto como para saber si estarían a la altura de llevar adelante juntos una convivencia y una familia. Pero apostaron a lo que sentían. Así fue que, cuando nació Agustina, decidieron casarse y, más tarde, llegaron dos hijos más: Juan Ignacio y Sebastián.

   “Hoy, 23 años después, yo con 44 y Andrés con 43, y los chicos con 21, 18 y 16, estamos viviendo un noviazgo nuevamente y eso nos enorgullece, que a pesar de los años nos volvamos a elegir todos los días”, dijo Daniela, oriunda de General Roca, provincia de Río Negro.


Juan Ignacio, Daniela, Juan Andrés, Agustina y Sebastián, siempre unidos.

  “Nos sentimos muy afortunados de habernos encontrado en esta vida y haber logrado formar esta hermosa familia ”, expresó.

   Con una sonrisa en el rostro, rememoró aquel primer encuentro que cambió sus vidas para siempre y que fue la base sólida que les permitió sortear adversidades.

   “Yo estudiaba inglés con su hermana. Hubo química desde la primera vez que nos vimos, cuando él llegó de trabajar, yo estaba estudiando en el living con mi futura cuñada y cuando me lo presentó, se terminó el estudio -ríe- Nos pusimos a charlar enseguida”, contó.

   Después él la invitó a tomar algo y al Club Universitario. Esa misma noche se pusieron de novios.

   “Al mes de estar saliendo, me enteré que estaba embarazada, tenía un atraso y ante la duda me hice el análisis. El domingo anterior al resultado tuvimos una charla en el parque. Mi decisión era tenerlo y él me dijo que conmigo se sentía re cómodo y bien así que si el test daba positivo, íbamos a ir los dos para adelante”, contó.


En el parque, de la mano, como hace 23 años cuando supieron que tenían un "atraso".

   Al otro día del resultado positivo se dieron cuenta de que sus vidas iban a cambiar para siempre. 

   “En julio del 99 dejé de estudiar para trabajar todo el día y poder irnos a vivir juntos. En octubre nos mudamos. Agustina nació en marzo de 2000 y en diciembre de ese mismo año nos casamos”, narró.

     Andrés es empleado en el polo petroquímico desde ese año.

   “Consiguió trabajo justo cuando me enteré que estaba embarazada de Agus. Venía  con un pan debajo del brazo. Yo me dediqué a criar a mis tres hijos, y desde hace 6 años trabajo en una editorial de textos educativos”, contó.


Con Agustina, de pocos meses, en su casamiento.

   En 2002, sacaron un crédito y compraron su casa en el barrio San Martín, frente al Club Estrella, en la cual siguen viviendo. Al año siguiente llegó Juan Ignacio, el segundo hijo, porque les pareció bueno que Agus tuviera un hermanito. 

   “Cuando Juani tenía 9 meses, oh sorpresa, con el DIU puesto, quedé embarazada de Sebastián”, confió.

   “Lloraba como una loca, no porque venía otro bebé, sino porque pensaba cómo iba a hacer. Fueron años duros, los tres nenes chiquitos, Andrés trabajaba muchas horas y en los momentos que nos veíamos no teníamos ni tiempo de charlar con los niños dando vuelta”, recordó.


Miradas tan intensas que lo dicen todo. Tenían 20 y 21 años.

   El tiempo pasó y todo fue encontrando cauce. Pero en 2019, meses antes de la pandemia, la vida les asestó un duro e inesperado  golpe.

   Andrés con tan solo 40 años, tuvo un infarto sin aviso. Se sentía mal pero no le dolía el pecho. Estuvo 5 días infartado sin saberlo. Estaban de viaje. Ya en Bahía un médico les dio la noticia.

   “Esa noche lloré como loca acurrucada con una campera puesta de él, no lo podía creer. Recé, recé, recé y recé. No se podía ir todavía, nos quedaba mucho camino por recorrer, muchos sueños”, contó.

  “Por suerte le pusieron un stent y en plena pandemia, en mayo del 2020 , le realizaron 4 bypass. Hoy está totalmente recuperado y sano”, contó Daniela.


Una familia que se construyó con sólidos cimientos.

   “Ese momento fue un cambio radical en nuestras vidas, disfrutamos cada momento, cada instante porque la vida nos demostró que el tiempo es hoy”, dijo.

   Para ellos, la clave de un matrimonio duradero es la comunicación con la pareja, encontrar los espacios para compartir y a pesar de tener hijos no olvidarse de la persona que uno eligió para compartir la vida.

   “Al final los hijos se van y solo te queda tu compañero. Nosotros siempre, siempre, encontramos a lo largo del camino ese momento que es solo de los dos, una salida, un viaje. Y no hay que sentirse culpable por dejar a los hijos con la niñera o un familiar, porque si la pareja está sólida, todo lo bueno viene después”, reflexionó.

   ¿Existe el amor a primera vista? En el caso de ellos, lo fue.

   “Lo único que podemos decir a otras parejas es que dificultades va haber siempre, pero si sienten ese cosquilleo diciendo que es él o ella el elegido, vale la pena apostar. Que le den para adelante sin dudar, porque el recorrido es lindo y llegar al final juntos, lo mejor”, añadió.


Un beso de película. Mañana cumplirán 22 años de casados. Foto: Agustina Sacur.

   “Festejamos todos los aniversarios. Nos parece importante festejar el día que decidimos unirnos, porque la elección fue propia y no impuesta”, concluyó Daniela, feliz de que la vida les haya dado otra oportunidad.