Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Estemos dos años sin robar

“Treinta años de democracia vuelan sobre fobias llenas de pus y de asco: una buena edad para cambiar estatutos y horóscopos.”

   Estos tiempos huelen a  instante en que vencen los malos, esos que siempre despreciaron a los que habitamos el patio trasero, los mismos que, enmascarados y ridículos, tejen este presente insoportable. Los mismos que si entrás a averiguar la historia verdadera, se encargaran de hacerte pelota tiñendo de gris los días: que la patria es un absurdo, que la patria es el otro  pero no es el otro, que lo decimos para consumo de los giles, lo decimos, pero después no lo vamos a hacer, que no cuenta que los que perdieron la guerra sucia en las calles, en el monte tucumano, o en las casas del país hayan terminado ganando la guerra mediática, algunos cobrando indemnizaciones no merecidas, otros como zurdos reciclados, engrosando la derecha  inmisericorde. 

   Y eso es injusto porque huele a mentira. Que asesinos disfrazados de idealistas hayan sido amnistiados nos dejó una Argentina con perdón y olvido para unos y cárcel para otros, y eso no es justicia para todos. Ahí vamos con esta Argentina a cuestas, en la cual no existen lugares para los justos que se ofrendaron en Malvinas, al punto  de morir muchos más por abandono en el continente que en el campo de batalla. Se aguanta el falso cimbronazo de un Estado fallido en el que la jubilación no te alcanza ni para morir con dignidad porque se la robaron toda o la desviaron para amigos del poder.

   Al lado, la impunidad de los Panama Papers, el fideicomiso ciego de Mauricio que curiosamente terminó en cabeza de su madre Blanco Villegas, o el de Lázaro Báez, o en los millones del primo de Mauricio en Suiza, y ahora -en una vuelta más al mito del eterno retorno- los periodistas de investigaciones internacionales han parido los “Papeles de Pandora” con mas de doce millones de documentos acreditatorios de depósitos en sociedades off shore en paraísos fiscales donde están los del fallecido secretario privado de Néstor Kirchner, los de un hermano de Mauricio, los del mismo Mauricio, los del presidente Piñeira de Chile y cientos de honorables evasores para no pagar impuestos aquí. Lo había anticipado el profeta Mauricio: "En la Argentina nadie se hace rico si paga impuestos”. 

   Treinta años de democracia vuelan sobre fobias llenas de pus y de asco. Una buena edad para cambiar estatutos y horóscopos, para que te enfrentes al espejo que exige y pienses que estás linda y estés linda. Manzanas y jazmines, cuidadores de autos y ciclistas, las hijas de los villeros y los pobres de las villas, a los que dice que atiende el Delegado pero son mentiras; y las cajas de fósforos de cera y la de otrora pelota de trapo; y los trapos sucios que lavan con descaro en los pupitres los leguleyos que las van de salvadores de la Patria; esos que te leen y consideran una de los suyos: yo sé que los vomitas cuando te ofrendan  una conmemoración que se prolonga en un feriado puente turístico miserable cumpledías.

   Te ruego, Patria, que te acuerdes  de esta ley de la vida: sé compasible como hoy rebelde reprimida, Patria golpeada, desatendida o menospreciada; porque si hace algún tiempo o hasta este mismo instante fuiste desgraciada, ayuda a que hoy se afirme tu bienaventuranza, porque siempre habremos quienes te queremos de veras. No importará si somos muchos los que estemos. Lo que importará es que estemos, “sin robar dos años".