El regreso de los cínicos
"Hay un renacer de la filosofía cínica más ladina, un cinismo vulgar donde la hipocresía y el engaño son los motores de lo real." Escribe Ernesto Tolcachier.
Los valores, principios, la ética y la moral yacen a la vera del camino. Cambian las formas, recrudece o disminuye la violencia según quién y cómo se protagonice la escena, pero en el fondo, no hay mas que quebranto del sistema. La concepción política del oficialismo se enmarca, de manera asombrosa, en una vertiente filosófica que fue mutando con los años: el cinismo vulgar. No hay forma de negar que existe una camada de dirigentes que hallan su relato en los dirigentes cínicos, que derivaran de aquellos surgidos al amparo de Sócrates en el siglo V antes de Cristo.
Es más: hay un renacer en la Argentina de la filosofía cínica en su faz más ladina. Un cinismo vulgar donde la altanería , la hipocresía y el engaño son los motores de lo real. Esta lógica se concentra en la formula según la cual el fin justifica los medios.
El cínico escinde, enmarcara o falsea. Esta es la característica de sus máximos representantes. El ciclismo político enuncia sus subterfugios bajo el argumento de la necesidad histórica o del cuidado institucional. Pero tal necesidad o tal cuidado son falsos: impera la obsesión por acceder al poder y mantener las cosas como están.
La disyuntiva de la máxima actora política de este momento de dar el brazo a torcer no es fácil si se entiende su naturaleza. Su accionar es a todas luces peligroso y violatorio de normas institucionales: recusar jueces, alterar los jueces del tribunal para que otros tomen su lugar, hasta cuestionar la Corte Suprema. Aprovechar la existencia de una crítica social hacia el Poder Judicial, para pretender un cambio siempre y cuando este le sea favorable, Es decir: alterar el orden republicano para lograr el fin buscado: la impunidad.
Para ello no solo suprimió la autonomía de las organizaciones respecto del Estado, sino que las indujo a justificar todas las acciones del poder, aun las mas sospechosas de corrupción avasallamiento institucional por vastos sectores de la ciudadanía. Lo más doloroso: los jubilados víctimas de un cinismo sin igual. El gobierno nacional sigue desafiando a la justicia e incumple las sentencias que lo obligan a pagar ajustes jubilatorios.
Pero lo mas grave aún, desde el punto moral, es sumar este incumplimiento que en su oportunidad ya había sido dado a los propios jubilados cuando se les negaron los ajustes que por ley les correspondían. En el mismo sentido, el gobierno vetó la ley que elevaba la jubilación más baja al 82% por ciento del salario mínimo, vital y móvil, mientras dilapidaba los fondos del Anses para financiar el Fútbol para Todos.
Pienso que resulta cruel, injusto y oneroso obligar a las personas mayores a recurrir a abogados y someterse a los tiempos de la justicia en una etapa de la vida en que el tiempo forzosamente se angosta. Pienso que también debemos preguntarnos si la actitud del gobierno de negar a los jubilados lo que les corresponde después de una vida de trabajo y de aportes no es una macabra especulación a la espera del fallecimiento de quienes ni aun habiendo obtenido sentencias judiciales favorables han podido percibir lo que les correspondía-
Puesto que la edad de las víctimas -no cabe llamarlas de otra manera-, la razón que les asiste y los fallos favorables no han conmovido a las autoridades; corresponde a la justicia adoptar las medidas para poner término a este suplicio y castigar a los responsables.
Ernesto Tolcachier es abogado. Vive en Bahía Blanca.