Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Escenario político: virus, nueva normalidad y enfoques bahienses de la reforma judicial

El manejo de la crisis sanitaria, económica y social adquiere cada vez mayores complejidades. Además, repercusiones en los pasillos del fuero federal sobre un discutido proyecto del gobierno.

Foto: Emmanuel Briane - La Nueva.

Maximiliano Allica / mallica@lanueva.com

   Lo mejor que le puede pasar a Bahía Blanca y el país es superar agosto sin que el aumento de casos ponga en peligro al sistema hospitalario. El temido pico que iba a llegar en mayo, luego se corrió a junio, julio y así sucesivamente. Si la historia se repite, y hay chances de que así sea, tampoco colapsará el mes próximo. Por fortuna.

   Sin embargo, la daga colgante del coronavirus permanecerá más allá de este invierno y, quizás, siga pendulando el invierno que viene.

   El intendente Héctor Gay repitió en los últimos días que "tenemos que aprender a convivir con la pandemia", una afirmación que encierra una pregunta: cómo.

   La vida en la era Covid entró en una meseta que en cualquier momento se convertirá en chatura y costumbre. El temor al virus es menor ahora que al principio de la cuarentena y eso indica que la sociedad se instaló en otra fase crítica, la famosa nueva normalidad.

   Se trata de una etapa mucho más compleja que la pospandemia, que tendrá la ventaja de contar con la cura para la enfermedad; y tal vez más delicada que la decisión del aislamiento en marzo, donde la mayoría de la población aceptó que había que guardarse. Esa homogeneidad ya no existe.

   En la nueva normalidad hay que dar soluciones manteniendo restricciones. Nunca fue tan difícil satisfacer a todos. Abren bares y restaurantes, pero no los shoppings; dos amigos pueden salir a tomar cerveza, pero no a jugar al tenis.

   Transcurridos más de 4 meses desde el decreto de aislamiento, muchos de los sectores con prohibición de trabajar fueron empujados a la pobreza y otros hacen equilibrio como pueden, pero ninguno resiste mucho más.

   Para los trabajadores de turismo, cultura y deportes hoy se abrirá un registro para recibir subsidios, según explicó la ministra bonaerense de Gobierno, Teresa García. Todavía no está claro cuántos podrán entrar, bajo qué criterios y cuál es el monto a recibir.

   Lo que sí está claro es que los programas nacionales y provinciales se sostendrán a partir del aumento de la emisión monetaria, un crédito carísimo que se pagará con alta inflación. Tampoco hay otras opciones.

   Como en Bahía Blanca no hay maquinita, el oficialismo intenta construir acuerdos. Ayer el Concejo aprobó un proyecto para crear una comisión especial de "colaboración y participación para la reactivación económica en defensa del trabajo y la producción".

   La intención es sana, aunque tiene una particularidad. El articulado prevé la conformación de esa comisión con un representante de la Secretaría de Economía, otro de la cartera de Salud, un concejal de cada bloque, un miembro del Departamento de Economía de la UNS y uno del Conicet.

   Ninguna silla corresponde al sector privado, en definitiva el actor imprescindible para cualquier reactivación. Esperable de las corrientes más dogmáticas del Frente de Todos, curioso proviniendo de Juntos por el Cambio.

   La iniciativa sí contempla evaluar las propuestas de las agrupaciones empresarias y admite la posibilidad de incorporar a nuevos miembros en caso de que alguien lo solicite. Veremos.

Debate picante en la Justicia

   Tras el velo de la pandemia, un tema importante de la agenda nacional con impacto en lo local es el proyecto de reforma judicial que impulsa el gobierno de Alberto Fernández.

   En la justicia federal bahiense el tema ya es motivo de debates. Existe cierta coincidencia en la necesidad de una reforma, aunque se discuten los modos y la oportunidad. Argentina está en medio de una crisis fenomenal y para un gobierno peronista será todo un ejercicio discursivo explicar por qué emprende una readecuación burocrática tan costosa, en un país donde la curva de pobreza infantil mostrará a fin de año un crecimiento peor que el coronavirus.

   Todavía el proyecto está demasiado fresco, pero de las primeras ideas surge que podría ampliarse el número de juzgados federales en el interior, lo cual comprende a Bahía, donde actualmente son dos. Ambos son multi-fuero, ya que atienden causas penales, civiles, laborales o de otras índoles, y pasarían a crearse nuevos juzgados cada uno con un ámbito de especialización.

   En caso de prosperar el proyecto, los magistrados actuales, Gabriela Marrón y Walter López Da Silva, tendrían la chance de elegir en qué sala se prefieren quedar.

   Sobre la especialización de los juzgados no hay grandes discusiones. Una de las principales polémicas es la posibilidad de ampliar la Corte Suprema y dividirla en salas, también especializadas. Hasta ahora los 5 ministros del máximo tribunal abordan todos los expedientes.

   Uno de los miembros más experimentados de la justicia federal en Bahía opina: "Hay que tener cautela y esperar al final del camino. Al ser un proyecto tan amplio le veo cosas positivas y de las otras. Inicialmente no estoy de acuerdo en limitar a los jueces de la Corte dividiendo en salas, ya que son cabeza de uno de los tres poderes del Estado y hay temas en los cuales no se podrían expedir. Es como reformar el Ejecutivo y que el presidente no pueda entender en materia económica o de seguridad".

   Otro alto funcionario local señala: "Respecto de la Corte tengo una mirada doble. La podés ampliar y dividir en salas como ocurre en Italia, pero ampliarla para tener más tipos con los cuales poder 'charlar' es de una mediocridad absoluta. No obstante, también creo que tener jueces que se dedican a todos los temas es una mentira. Si se trata de un especialista en derecho penal, necesita que un secretario le haga las resoluciones en materia civil. Buena parte del trabajo lo terminan haciendo los secretarios y no los jueces".

   Agrega: "Otro tema es que si vas a dividir por salas es porque permitís que la gente llegue a la Corte no solo por cuestiones de constitucionalidad sino también de arbitrariedad. En ese caso tenés que eliminar organismos que pasan a ser superfluos, por ejemplo, Casación".

   Un tercer magistrado consultado por La Nueva. sostiene: "Cuando se habla de reforma de los poderes del Estado siempre el peso cae sobre la Justicia, no veo que se intente lo mismo con el Ejecutivo y el Legislativo, que también tienen sus problemas. Y, si la idea es dar mayor dinamismo a la Justicia, podrían empezar con el nombramiento de jueces. El tribunal oral federal de Bahía tenía tres pliegos listos y este gobierno los mandó para atrás, con lo cual sigue sin jueces titulares".

   Y aporta un dato: "Hay muchas cosas que se pueden hacer más eficientes, sin cambiar el actual esquema, pero tomando las decisiones adecuadas. Solo en nuestra ciudad hay unas 7 mil causas en apenas 4 meses por violación del decreto de aislamiento. Esas causas van a terminar en la nada, pero mientras tanto tuviste un dispendio de recursos humanos y materiales muy importante".

   En el análisis político, Juntos por el Cambio sostiene que directamente es una reforma a medida de las necesidades de Cristina Kirchner. Y creer que no hay nada de eso sería de una inocencia profunda.

   Un detalle importante serán las negociaciones para la reforma de la reforma. O sea, cuáles son los cambios que pedirá la oposición para acompañar la iniciativa oficialista en el Congreso.

   Sobre todo, cuáles son los ítems que el gobierno está dispuesto a transar. Todo buen proyecto de ley sobre temas espinosos contiene artículos cuyos autores ponen como carnada para negociar o eliminar, con tal que no se mueva lo que más les interese. El fondo del asunto es cuáles son los puntos fungibles y, cuáles, los innegociables.

   Recién ahí sabremos dónde está encerrado el gato.