Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

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El campo argentino, uno de los grandes beneficiados por el COVID-19

Más allá de la pandemia, en los próximos meses se mantendrán los flujos comerciales de los principales commodities agrícolas, en los cuales nuestro país juega un rol importante dentro de la oferta global.

Fotos: Archivo La Nueva.

 

Hernán Guercio / hguercio@lanueva.com

   ¿Puede una pandemia a nivel mundial sea la oportunidad que nuestro país –y, en especial, el sector productivo- estaba esperando y necesitando?

   En el contexto actual, el Fondo Monetario Internacional prevé una caída del 5% en el PBI mundial para 2020, cuando a principios del presente año se aguardaba un crecimiento global superior al 3%. Para encontrar una caída de esta magnitud, en pocas palabras, habría que remontarse a la salida de la Segunda Guerra Mundial.

   Más allá de todo lo negativo que supone esta situación, en la mitad llena del vaso se puede encontrar una buena noticia para el sector primario argentino: la parálisis del comercio exterior y la producción industrial, ocasionada por la generalización del coronavirus a nivel internacional, pondrá de manifiesto una crisis de oferta y demanda sin precedentes con un futuro incierto y no muy alentador.
 


Fuente: CREEBBA
 

   Previo a la irrupción del COVID-19 en el escenario mundial, las proyecciones indicaban que para el año 2040, el 75% del PBI total lo tuvieran los países emergentes -a principios de siglo, ese porcentaje era del 50%-. Sin embargo, la pandemia podría generar una aceleración de este pronóstico a partir del abrupto cambio de contexto.

   “Se espera una recuperación en forma de V (rápida) en 2021 en todas las regiones del mundo, principalmente en las economías emergentes –señalan desde el Centro Regional de Estudios Económicos de Bahía Blanca-. Además, dentro de los sectores menos afectados por la crisis a nivel global se encuentra el sector agroalimentario”.

   Mientras el intercambio internacional total se contrajo entre un 13% y un 32%, los alimentos presentan un menor impacto por ser productos imprescindibles en el abastecimiento.

   “Por ello, los países emergentes importadores de commodities seguirán siendo los socios comerciales estratégicos de la Argentina, representando a futuro un factor estratégico en la generación de divisas necesarias para amortiguar el impacto ocasionado por el coronavirus en la economía local, dentro de un contexto muy limitado respecto a la posibilidad de utilizar herramientas de política económica”, cuentan.
 

Según el CREEBBA, a partir de la pandemia, la seguridad alimentaria pasará a ser una premisa, con nuevas restricciones y mayor proteccionismo.

 

   En este nuevo contexto, se explica, los países del sudeste asiático se presentan como los principales ganadores, avanzando en términos relativos después de esta crisis como consecuencia del impacto que experimentarán los países centrales de occidente, que no tendrán mucho margen de maniobra y perderán posiciones en el nuevo mapa geopolítico.

   ”Las exigencias sanitarias y ambientales serán más estrictas en el futuro dentro de los parámetros del comercio internacional. Ambos factores representarán parte de los nuevos lineamientos, donde la certificación de calidad en los productos será más común a partir de las nuevas demandas de los consumidores”, cuenta un informe elaborado desde la entidad, que asegura que el mundo no será el mismo a partir de “este brusco cambio de paradigmas” impuesto por el coronavirus.

   “Obviamente, es difícil saber con exactitud qué mundo tendremos en el futuro, pero lo cierto es que la demanda por alimentos seguirá y la premisa será la seguridad alimentaria: el comercio posiblemente se presente con algunas restricciones y un mayor proteccionismo”, se agrega.
 


Fuente: CREEBBA
 

   Al respecto, y más allá del cambio de prioridades, se explica que para el sector agropecuario seguirán existiendo fundamentos básicos que mantendrán los flujos comerciales de los principales commodities agrícolas, en los cuales nuestro país juega un rol importante dentro de la oferta global.

   ¿Cómo es eso? La mayoría de los análisis coinciden en plantear que el trigo se encuentra divorciado del contexto internacional, por tratarse de un producto de consumo esencial y muestra independencia respecto a los mercados energéticos.


La cuestión interna


   Según el informe, las limitantes para que nuestro país aproveche esta situación se encuentran en la economía interna.

   “El mercado externo representa una de las pocas alternativas que permitirían lograr una tendencia de crecimiento en el nivel de actividad económica, y el sector agroindustrial tiene la capacidad para poder aprovecharlo”, dice.

   Por ello, se considera necesaria “la existencia de señales claras -en términos de política económica- que despejen la incertidumbre y permitan visualizar un horizonte con expectativas positivas para el corto y mediano plazo”.

   “El país tendrá en los agroalimentos casi la única posibilidad de generar divisas y recursos fiscales en el corto plazo. Las perspectivas a nivel nacional para la próxima campaña de granos finos anticipan un crecimiento en la superficie destinada al cultivo de trigo, manteniendo la tendencia creciente de los años anteriores”, se explica.

   Para el sector agrícola –considera- la afectación se da tranqueras afuera a partir de la situación macroeconómica incierta, ya que el desdoblamiento cambiario representa un elemento distorsivo a la hora de considerar la comercialización en la producción.

   “Las señales de precios futuros a cosecha despejan la incertidumbre en cuanto al valor de referencia, donde el trigo no parece ser un producto afectado por la crisis económica mundial”, comentan.

   En cuanto a la carne vacuna, dicen que a nivel interno se presenta un escenario estable en el mejor de los casos.

   “Habrá una demanda interna restringida por el bajo poder adquisitivo, que podría repercutir en la compra de esta bien de primera necesidad”, afirman.


¿Qué pasa con la carne vacuna?


   En el mercado internacional de la carne vacuna se presenta una clara diferencia entre el principal destino de las exportaciones argentinas, China, y el resto del mundo.

   En los primeros meses del año 2020 las exportaciones argentinas de carne vacuna a este país experimentaron una reducción significativa respecto a los últimos meses del año anterior.

   Mientras que el promedio mensual con ese destino durante el último trimestre de 2019 alcanzó un promedio mensual cercano a las 50 mil toneladas de res con hueso, en el primer trimestre del año actual el flujo comercial se redujo a las 25 mil toneladas.


(*) El año 2020 incluye las exportaciones realizadas entre enero y marzo. Fuente: CREEBBA
 

   A pesar de esta caída del 50% en la comparación trimestral, respecto al primer trimestre del año anterior existió un incremento del 18% expresado en toneladas. Hacia otros destinos, se mantuvo -en toneladas totales- el mismo volumen promedio mensual respecto al último trimestre del año anterior.

   Los datos preliminares para el mes de abril reflejan un incremento en los envíos a China respecto al mes anterior, revirtiendo la tendencia decreciente del mes previo.

   También se proyecta una rápida recuperación de los embarques hacia este destino, a diferencia del caso de los principales compradores europeos donde el impacto del aislamiento redujo de manera significativa las ventas en el circuito HORECA (hoteles, restaurantes y catering).

   Por ello, el sector externo se presenta para el segundo semestre del año como el impulsor de la demanda, compensando el impacto contractivo esperado para el mercado interno como consecuencia del menor nivel de actividad económica que se proyecta para los próximos meses.


La situación en el Sudoeste


   ¿Qué se espera para el Sudoeste Bonaerense en medio de este panorama? 

   Según el informe, después de una cosecha 2019/20 muy baja en términos productivos, las perspectivas para la campaña fina que viene son un poco más alentadoras, con una intención de siembra de trigo similar al año pasado, y una caída del 4% en cebada. En términos agregados, la superficie con cultivos de cosecha fina mantendría los mismos niveles que las últimas dos campañas.

   “Las buenas lluvias recibidas en los últimos 40 días cambiaron las expectativas de rendimiento y, de mantenerse las condiciones climáticas, las perspectivas de producción son favorables”, se asegura.

   En cuanto a la ganadería, señalan que la recarga del perfil de humedad llegó tarde para los verdeos, lo que provocará un retraso importante en la producción de raciones de alimento para los animales.

   “La salida de terneros se había adelantado por la sequía previa, pero por la suspensión de remates físicos a partir de la instauración de la cuarentena y la mejora climática, se frenó la salida de invernada. Los valores actualmente se mantienen en torno a los 110 pesos por kilo vivo para el ternero macho, un número que representa en términos reales un 15% menos del máximo alcanzado en el año 2015”, estiman.

   También se recuerda que en 2019, el stock bovino regional se redujo respecto al período anterior cerca de un 5%, cifra que representa la mayor caída desde la liquidación 2009/10.

   “A la ganadería regional, la crisis global actual impactó a partir de una reducción en la cotización de la vaca, dado que representa la principal categoría demandada por China. En los últimos días esta tendencia se revirtió a partir de haberse retomado con mayor ritmo las compras hacia ese destino, aunque todavía las cotizaciones se encuentran por debajo de los niveles del año pasado”, finaliza el texto.