Bahía Blanca | Sabado, 12 de julio

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Tenían a maltraer a todo un barrio: seguirán con prisión preventiva

Dos jóvenes de 18 años fueron detenidos a fin de año tras un robo. Uno se escondió en su casa, apañado por su familia. Los vecinos estaban hartos de sus andanzas.

   Una situación recurrente en la mayoría de los barrios de Bahía, de ciudades de la región y de cualquier población urbanizada de la Argentina: ladrones que tienen en vilo a sus propios vecinos.

   Muchas veces se instala la sensación de que la impunidad va a ganar, pero no fue el caso de Tres Arroyos, donde dos jóvenes de 18 años que tenían a maltraer al sector denominado Ruta 3 Sur, detenidos a fines del año pasado por un robo, seguirán entre rejas.

   Una resolución de la Cámara Penal de Bahía Blanca, en medio de la pandemia, les da cierto alivio a los lugareños que venían reclamando públicamente por mayores medidas de seguridad.

   Tanto Cristian Miguel Ramos como Lautaro Carlos Galván tendrán que seguir detenidos, y al menos hasta el juicio oral si no hay cambios.

   Lo dispuso el camarista Guillermo Giambelluca, de la Sala I de la Cámara local, al confirmar la decisión de la jueza Verónica Vidal, interinamente a cargo del Juzgado de Garantías de esa ciudad.

Llegada oportuna

   El hecho que derivó en la detención de ambos se produjo el 2 de diciembre pasado, sobre las 20.50, cuando dos ladrones ingresaron en el domicilio de Balcarce 1730, departamento 8, luego de romper una ventana de paño fijo de 1,20x60.

   De la vivienda, ocupada por Alfredo Sebastián Leyes, se llevaron 2 mil pesos, una cadenita de plata, una billetera de niña, dos relojes pulsera y dos cañas de pescar.

   Fue el propio Leyes el que descubrió el delito en progreso. Cuando llegaba a su casa, observó la fuga de un joven con una camiseta roja, delgado y "de dientes bien prominentes", que iba en una bicicleta, a toda velocidad, con las dos cañas en sus manos.

   La abogada particular de Galván, Elisa Hospitaleche, y la defensora oficial de Ramos, Luciana Bellingeri, apelaron la preventiva al considerar que las pruebas para relacionarlos con el delito no eran suficientes y cuestionaron la veracidad de algunos testigos y la calificación del hecho por entender que había sido una tentativa.

   La Cámara bahiense echó por tierra cada uno de los planteos y decidió mantener a los dos jóvenes entre rejas.

   El doctor Giambelluca consideró que, a esta altura del proceso, hay "elementos de convicción suficientes" para sostener la coautoría.

   Cuando la policía acude al llamado de emergencia al número 101, varios vecinos observaron la fuga de los ladrones, además de Leyes, que perseguía al menos a uno de ellos.

   Uno de los lugareños le gritó a los ocupantes de un patrullero: "El de Ramos tiene un buzo azul y el de Galván, una remera roja, de Independiente. Le robaron a un vecino, estamos cansados, salieron corriendo para el lado de (la avenida) San Martín".

   Otro vecino escuchó ruidos al momento del delito y vio la salida de un desconocido del departamento de Leyes, de 1,75 de altura, delgado, "boca grande, dientón y ojos saltones", descripción que coincide con la del damnificado.

   Un testigo, a su vez, confirmó haber visto a Galván a bordo de la bicicleta y con las dos cañas en su poder.

Abajo de las frazadas

   En la persecución, Leyes llegó a ver cómo el acusado ingresó en su casa, de la avenida San Martín 2030, para esconderse.

   Al llegar la policía, y en medio de la emergencia, se entrevistaron con el padre, Juan Carlos Galván, quien dijo que el joven estaba adentro.

   A la madre de Galván la vieron en una habitación, "fingiendo estar dormida" -según el acta de procedimiento- y en una cama de una plaza, totalmente tapado con varias frazadas, estaba el acusado.

   Entre los abrigos encontraron la camiseta de Independiente que vieron los testigos.

   También secuestraron una bicicleta playera de color rojo.

   En el caso de Ramos, una vecina dijo que su hijo "estaba afuera" y vio como corrían "a CAI (por Galván) y al Pelado (por Ramos)". Dijo que a ambos los conocen de chicos porque, incluso, fueron a la fiesta de 15 de su hija.

   Tanto ella como otros vecinos observan a Ramos con buzo azul, prenda que se secuestró en su domicilio durante un allanamiento.

   Para confirmar la prisión preventiva, finalmente, la justicia remarcó que Galván "fue cubierto por su familia" y que ambos son protagonistas de "reiterados conflictos con los vecinos" por diversos delitos en el barrio.

   También que la eventual pena a purgar sería de ejecución efectiva y no condicional, porque el delito previsto tiene un mínimo de 3 años y un máximo de 10.

   El artículo 169 del Código Procesal Penal bonaerense impide la excarcelación al autor de un delito cuya pena máxima supere los 8 años de prisión o reclusión.

Delito consumado

Apelación. Una de las defensoras planteaba que el robo fue en grado de tentativa (menor pena en expectativa) porque los acusados no tuvieron un dominio real de los elementos sustraídos.

Concretado. La justicia aseguró que el hecho fue consumado porque, por un lado, la víctima perdió de vista al ladrón cuando entró en su casa y, por otro, porque no recuperó la totalidad del botín.

Momentáneo. "El apoderamiento ilegítimo se consuma cuando el imputado tiene la posibilidad, aunque momentánea, de aprovecharla, ocultarla, dañarla o destruirla", explicó el camarista Giambelluca.

Pudo ser peor. Alfredo Leyes aseguró que llegó oportunamente porque, de lo contrario, el robo iba a ser mayor. Habían preparado más elementos para llevarse. "Si no llego me roban todo", dijo.