Iara Villalba: “Sueño con ser nadadora olímpica o mundial”
La joven atleta local tiene sobradas razones para ilusionarse. Se encuentra en alza y superando sus propios obstáculos.
Por Tomás Arribas / [email protected]
(Nota publicada en la edición impresa de hoy)
A través de la natación, la bahiense Iara Villalba (15) se permite soñar. Aquello que en su momento se trató de una prescripción médica para impedir complicaciones de salud, hoy se transformó en un objetivo de vida.
Lo ocurrido hace un par de semanas en el club SITAS (Buenos Aires), en el marco de una importante convocatoria nacional para la categoría cadetes, dejó claro cuál es el camino que persigue (ver adelante).
De momento, el único obstáculo que parece ponerle freno a su férrea determinación es la cuarentena obligatoria por el coronavirus.
"Se me está haciendo muy aburrida. No poder ir a entrenar, con todo lo que tenía planificado, es muy frustrante. Estoy tratando de hacer lo que más puedo de ejercicio físico acá en mi casa, siempre limitado, obvio. Mientras, también voy estudiando para el colegio", confesó Iara, alumna del Ciclo Básico.
Más allá de esta contingencia sanitaria global, los objetivos se mantienen inalterables.
"Empecé a nadar a los 6 meses, porque mi pediatra me diagnosticó un problema en la columna, que estaba medio desviada. Entonces, con la natación se iba a frenar esa desviación", contó la representante de Olimpo.
"Nunca dejé de nadar -agregó-. Sí fui probando distintas disciplinas deportivas, pero nunca me fue bien en otra. Digamos que afuera del agua no puedo hacer nada (risas)".
Esa comodidad que experimenta Iara en cada chapuzón, ya sea en un turno de entrenamiento o por los puntos, esconde detrás otro elemento fundamental para la existencia humana.
"Además es un cable a tierra para dejar atrás todos los problemas que tengo y las cosas que van pasando en mi vida. Lo uso para relajar mi cuerpo y despejar la mente", confesó.
"Me pasaron cosas que me golpearon mucho. Mi mamá tuvo un accidente, fue atropellada por un colectivo. Es una carga sentimental con la que convivo día a día, porque ella no volvió a ser la que era. Pero como te dije, cuando me meto en el agua puedo llevar mi mente a otra cosa", aseveró.
He allí también otra pieza fundamental en el rompecabezas, nada menos que el acompañamiento familiar y el valor de semejante soporte.
"Mi papá se levanta todos los días 4:30 para llevarme a entrenar, está a disposición para todo lo que necesito. Mi mamá, mi abuela y mi hermana también, siempre me ayudan en todo lo que pueden. Todo el tiempo me dicen que cuando no me guste más nadar, o no sienta la misma pasión, lo deje. Pero no lo voy a hacer, al menos por ahora, porque estoy muy feliz", reflexionó.
También tienen méritos quienes acompañan a la joven promesa bahiense en cada jornada de entrenamiento, personas que no solo aportan técnicamente sino también emocionalmente...
"Agustín (Giménez), mi entrenador, siempre está para mí en todo momento. No solo para entrenarme en el agua sino también mentalmente con mis temas del día a día. Puedo confiar en él y decirle todo", reconoció Iara.
Los primeros indicios
La carrera comenzó a tomar color hace tres años, luego del primer desafío de carácter nacional.
Con apenas 12 años, Iara se colgaba su primera medalla de Oro, tras dominar una prueba de 100 metros pecho, lo que marcaría el comienzo de un promisorio recorrido.
"Después de ese primer Nacional me lo tomé de otra forma. Cuando me empecé a dar cuenta dónde estaba parada, entendí que podía hacer más cosas. Era muy chica y no terminaba de entender, pero a partir de ahí, entrenando duro, siempre logré una o dos medallas en cada torneo", contó.
"En ese momento no era muy reconocido lo que hacía, pero me habían empezado a seguir de cerca de la Selección Argentina para integrarme al equipo de los Juegos Olímpicos de la juventud (Dakar 2022). No era que me había propuesto, pero ahora tengo como meta no salir de esa preselección hasta lograr el objetivo. Que vaya o no determinará cómo siga con el deporte, pero sueño con ser nadadora olímpica o mundial", confesó.
—En tal sentido, ¿qué tan importante fue lo hecho en el último Nacional?
—Me hizo ganar mucha seguridad en mí misma y ayudó a mejorar mucho mentalmente. Siempre fui como una montaña rusa, me cuesta confiar en mí. Y esto me hizo ver que puedo lograr las cosas y que todo el sacrificio hecho no fue en vano. Ver los frutos del trabajo es increíble. Un montón de personas empezaron a apoyarme y seguirme, y más en el radar de la selección.
“Nunca había ganado 200 metros pecho. Era algo a lo que le tenía miedo, porque siempre me presionaba para tratar de lograrlo y nunca se daba. El año pasado, en el Nacional de Santa Fe, quedé tercera, pero tuve la chance de haber ganado. Y ahí con mi profe nos propusimos apuntarle a esa modalidad sin descuidar lo demás”, detalló Villalba, quien viene de obtener Oro en 50, 100 y 200 metros Pecho.