“La geología me da de comer y la montaña me da de vivir”
Leonardo Strazzere combina dos pasiones que lo llevaron a coronar 7 de las principales 10 cumbres de nuestro país.
Por Ricardo Sbrana - [email protected]
(Nota de la edición impresa)
“El montañismo va de la mano con el gusto por la naturaleza, el aire libre, acampar, estar con lo mínimo e indispensable en la altura... No a todo el mundo le gusta. Digo ‘pasión por la naturaleza’ porque hay gente que hace montaña para sumar logros y no llega a conectar con el entorno. Es solamente sumar una cumbre más y listo. Pero la naturaleza está ahí. Si no tenés pasión o empatía con eso, no sé si se desarrollará esa pasión por el montañismo dentro de cada uno”.
Especialista en trekking y escalada andina, a Leonardo Strazzere le quedan tan sólo tres de las diez cumbres principales de nuestro país para coronar.
Este pringlense de 41 años nos demuestra que el montañismo no es una mera suma de metros acumulados o de años de montañista (tiene más de 20). Lo interesante es el espíritu y los ideales que impulsan a querer tocar el cielo con las manos.
-¿Cuál fue tu escuela de montaña?
-De chico trabajé en el museo de Ciencias Naturales de Coronel Pringles. Participaba de expediciones que se organizaban al Quequén salado para sacar fósiles. O acompañaba a hacer los relevamientos de sitios arqueológicos en Sierra de la Ventana. Me gustaba mucho porque subíamos las sierras, hacíamos alguna cumbrecita, acampábamos y miraba el cielo en esas noches... Sierra de la Ventana fue mi escuela. Es un lugar hermoso, yo me formé en esas sierras. Algo que me pasa es que he subido unas cien veces el Tres Picos, pero cada vez que voy siento que es la primera vez. Me asombro y digo `¡Qué vista que hay!´. Y así fue empezando la pasión por la montaña. En el verano de 1997, me fui al Parque Nacional Los Alerces. Subí el cerro con nieve y fue la primera vez que vi la Cordillera de los Andes nevada. Y dije: ‘esto es lo que me gusta’. Tenía 19 años. A los 22 ya estaba en el Aconcagua, con 20 años subí por primera vez a la cumbre del Lanín, con 21 al Domuyo y a los 23 hice cumbre en el Aconcagua.
-En enero lograste la cumbre del nevado Tres Cruces (Catamarca), tu séptimo "6.500" del país. ¿Qué seguirá?
-Casi todas las cumbres las hicimos con el mismo grupo de gente. Hablando con ellos, a todos nos falta un paso para lograr las 10 cumbres más importantes del país. Que son prácticamente las 10 principales de América. El más alto es el Aconcagua, el segundo es el Ojo del Salado, luego Pissis, Bonete, Tres Cruces... El séptimo está entre Mercedario (San Juan) y el Huascarán (andes peruanos), el Llullaillaco (Salta), el Walther Penck, Incahuasi y Tupungato. De estos me faltan el Mercedario, el Incahuasi y el Pissis. Con esos tres, lograría las diez cumbres más altas del país, sacando al Huascarán peruano.
-¿Estarán entre los próximos objetivos?
-Con el grupo estamos conversando para encarar en enero alguno de los volcanes de Catamarca. Se complica un poco porque en el grupo a todos nos faltan diferentes cerros. Vamos a terminar así: todos acompañando todos a todas las montañas. Creo que de acá a unos años lograremos completar las diez cumbres. Somos un grupo muy unido. Nos conocemos desde 2005. Podremos estar dos años sin vernos, pero cuando nos vemos para escalar un cerro, parece que nos despedimos ayer... Es increíble el vínculo que se genera cuando estás 15 días en la montaña, concentrado en un montón de situaciones, concentrado en el objetivo de la cumbre, pasas por todos los humores... Son amistades prácticamente inquebrantables. Y raras, porque no son personas con las que vivís un día a día. Pero cuando nos reencontramos, nos damos ese abrazo que nos damos cuando llegamos a una cumbre.
-¿Nuestras montañas tienen rutas de ascenso congestionadas por el problema comercial, como en el Himalaya?
-Sí y con mucha frecuencia. Más que nada en montañas de renombre. El Aconcagua te diría que es una montaña extranjera... Los argentinos que vas a ver son muy pocos y prestan servicio ahí abajo. Son porteadores, o dueños de las mulas, guías y/o personal de logística. Para los montañistas el Aconcagua es un destino internacional de primera. Y todo lo que es el circuito de Bariloche, por su belleza natural, tiene la visita de muchos brasileños. El Aconcagua es una estrella para alcanzar.
-¿Qué ventajas te representa la Geología para el montañismo?
-Miro el paisaje de otra manera. Hice un doctorado en vulcanología. Los geólogos en general tenemos una manera de ver el paisaje o leer las rocas muy diferente. Me encanta la Geología y por eso soy docente. Lo que sí pasó fue que el montañismo me facilitó la Geología. Como decimos en nuestro ámbito: la Geología entra por los pies. Vas a conocer la Geología caminando. Y como me gusta la montaña, no me cuesta subir un cerro para hacer Geología. Son dos pasiones que van de la mano. La Geología me da de comer, porque es mi trabajo, y la montaña me da de vivir, porque me llena de orgullo y de experiencias inagotables.
Compañeros de ruta
Si bien el grupo es más amplio, Leonardo acostumbra a hacer montaña con Adrián Gandino (“cordobés, líder de la expedición”), Emilio González Turu (“tiene 54, pero lleva el ritmo de alguien de 20. Inagotable. Gran amigo”) y Sergio “El Gringo” Cerutti (“tiene 70 años, montañista argentino de renombre, el mentor del grupo”).
El profesional
El geólogo Leonardo Strazzere es docente en la Universidad Nacional del Sur e investigador del Conicet (especialista en rocas volcánicas). Es profesor con dedicación exclusiva de geología minera (materia de 5º año de la carrera Geología). Y enseña sobre los impactos ambientales de la minería en la Tecnicatura Universitaria en Medio Ambiente y en la Licenciatura en Medio Ambiente.