Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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La madre que quiso sobornar a su hija ahora tiene que “pagar”

La justicia revocó una absolución y dejó abierta la posibilidad de condena, por encubrimiento, a una mujer que quiso proteger a su pareja sin importarle el sufrimiento de su hija. 

Fotos ilustrativas-Emmanuel Briane-La Nueva.

Juan Pablo Gorbal / jgorbal@lanueva.com

   La mañana del jueves 14 de junio de 2018 "Laura" rompió en llanto como pocas veces se había visto en una sala de juicios del Palacio de Tribunales.

   A los 21 años, y después de más de una década de lucha incansable, escuchó que un tribunal condenaba a su padrastro, hoy de 51 años, porque supuestamente la había abusado de chica.

   ¿Hay algo peor que alguien de tu círculo íntimo te vulnere cuando tenés 9 o 10 años? Sí, que nadie te crea. Incluso tu madre.

   ¿Hay algo peor que tu madre no te crea que su pareja te abusó? Sí, que no solo declare en tu contra sino que intente sobornarte para retirar la denuncia.

   Contra todos esos escollos -y sus propios traumas- debió luchar la joven. "¡Al fin alguien me creyó!" se la escuchó decir entre lágrimas el día que se conoció la sentencia de primera instancia.

   El caso había tomado estado público al momento del debate, porque no es frecuente que se logre desarchivar una causa de este tipo y menos que una madre le ofrezca a su hija 50 mil pesos a cambio de retirar una denuncia de abuso sexual contra su pareja.

   La novedad es que ahora la madre podría recibir una condena, según lo que decidió en los últimos días la Cámara Penal de Bahía Blanca.
A.D.P. (no se la identifica para preservar a su hija) quedó a las puertas de ser condenada por encubrimiento calificado.

Fallo dividido

   En primera instancia, la jueza en lo Correccional Susana González La Riva había absuelto a la madre, pero la Sala I de la Cámara considera ahora -a partir de la apelación presentada por la fiscal Marina Lara- que la valoración probatoria resultó absurda.

   El fallo fue dividido: los jueces Guillermo Giambelluca y Gustavo Barbieri votaron en ese sentido, mientras que su colega Pablo Soumoulou lo hizo igual que González La Riva, ante la creencia que al no ser aceptado el soborno no se concretó el encubrimiento.

  El artículo 277, inciso 1, del Código Penal reprime al que, tras la comisión de un delito ejecutado por otro, "ayudare a alguien a eludir las investigaciones", siendo posible tanto el ocultamiento como la fuga del autor.

   "Es dable apreciar que la señora A.D.P. envió un mensaje a su hija con el ofrecimiento de una suma de 50 mil pesos con el propósito de que esta última preste declaración con el fin de retractarse en el expediente en el que se condenó a (...) como autor del ilícito de abuso sexual", explicaron los camaristas que tuvieron el voto mayoritario.

   También dijeron que la jueza de primera instancia incorporó una exigencia no prevista en la figura penal: que la colaboración tiene que permitirle al autor del delito eludir "físicamente" a la justicia. No se debe verificar ningún resultado, advirtieron.

Sin exención

   Por otro lado, del encubrimiento están exentos de responsabilidad quienes obren en favor de un cónyuge, pariente con vínculo que no excediere del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad o de un amigo íntimo o persona a la que se le debe especial gratitud.

   Para la Cámara, en ninguno de estos supuestos encuadra el concubinato.

   El encubrimiento se da cuando hay un delito anterior, la intervención de una persona que no participó del mismo y la realización de conductas delitivas: todos esos extremos se dan en este caso, según los jueces.

   Con la prueba reunida, a su vez, quedó probada la autoría de la mujer en el hecho. Hay testigos a los que les contó lo que hizo así como documentos incorporados al juicio, como los mensajes de WhatsApp que recibió "Laura" de su madre con la reprochable propuesta económica.

   En definitiva, la Cámara ordenó revocar la absolución de A.D.P. y mandó de vuelta la causa a la instancia de origen (deberá sortearse otro juez en lo Correccional para actuar). De esta manera es concreta la posibilidad de que la madre sea condenada por el delito de encubrimiento agravado.

En primera persona

   En junio de 2018, poco antes del fallo por el delito sexual, "Laura" publicó a través de las redes sociales una carta en la cual dio detalles de su calvario:

   "En el año 2006, el marido de mi mamá comenzó a meterse en mi habitación de noche para tocarme. Yo tenía 9 años y vivía con él, que no era mi papá pero se suponía que tenía que cuidarme. 'Palmaditas en la cola', dijo, refiriéndose a la primera vez. Palmaditas que eran meter la mano en cuanto lugar de mi cuerpo quisiese. Palmaditas que eran manoseo, por debajo de la bombacha, mientras me hacía la dormida.

   "Tenía 9 años y no entendía muy bien de qué iba el cariño que expresaba mi padrastro. Se lo conté a mi mamá, quien decidió hablarlo con él y con quien decidieron buscar especialistas para que yo comenzara terapia. Comenzó un rally de psicólogos para que alguien explicara por qué diría una cosa así. Querían explicar, más bien, por qué lo contaba, por qué no me callaba, por qué arruinar esta nueva hermosa familia, con este simpático miembro en ella, solo por unas 'palmaditas' acá y allá, cuando el señor consideraba que era conveniente servirse de mi cuerpo. Tenía 9 años y todas las personas que tenían que cuidarme eligieron no creerme.

   "Pasaron 12 años y por fin está teniendo lugar el juicio para rebautizar esas palmaditas: 'abuso sexual gravemente ultrajante reiterado y agravado'. El jueves 14 de junio se va a conocer el veredicto y, esperamos, la sentencia. Mi mamá me ofreció $50.000 para evitar llegar a esta instancia. Y mi hermano tiene una perimetral por amenazarme y hostigarme".

¿Hubo abuso o no?

   Más allá de la reprochable conducta de la madre de "Laura", lo que todavía no está claro para la justicia es si hubo o no abuso sexual.

   Si bien el Tribunal en lo Criminal Nº 3 de nuestra ciudad condenó al hombre a 6 años de cárcel (estuvo detenido poco menos de un mes y llegó al juicio en libertad), el año pasado la Cámara de Casación Penal modificó ese fallo y lo absvolvió.

   Por ese motivo no se identifica a esta persona que hoy, técnicamente, está desvinculada del grave delito.

   Sin embargo, el fallo del tribunal platense, que no encontró pruebas convincentes para condenarlo y cuestionó la investigación del caso, todavía no está firme.

   Es que la fiscalía -que pretendía una pena de 18 años de cárcel contra el hombre- todavía tiene la instancia de ir en queja a la Corte de la Nación, luego de que la Corte bonaerense rechazara un recurso de inaplicabilidad de ley.

   La Sala I de Casación (voto de Daniel Carral y apoyo de Ricardo Maidana) opinó que el caso presenta "orfandad probatoria" y que la joven llegó hasta la etapa de juicio sin que se le hiciera una pericia psicológica y que recién declaró 6 años después de radicada la denuncia y 10 u 11 de cometidos los hechos.

   "Esto, en modo alguno, implica dudar de la sinceridad de (la supuesta víctima), sino que, en rigor, se trata de la capacidad de rendimiento que se erige desde ese elemento probatorio (...) Nada impide que el veredicto condenatorio pueda estructurarse a partir de un único testimonio, pero para ello es necesario que se corroboren elementos periféricos que robustezcan la hipótesis de la acusación", dijo Carral.

   También reconoció que la madre de la chica "perdió toda credibilidad" desde el momento que le ofreció dinero a su hija para que cambie su testimonio cuando detuvieron por algunos días al acusado, en 2017.

"Hay madres que ven a la hija como una rival"

   Difícil de entender cómo una madre no solo no le cree a su hija frente a una denuncia tan grave sino que trata de sobornarla para desistir de la denuncia.

   La doctora en psicología Claudia Amigo, busca explicaciones: "Hay mujeres que encubren para poder mantener la estabilidad económica, que no se desestructure su armado y no afrontar el fracaso. También algunas no tienen buen vínculo con la hija y la pueden ver como una rival. Tienen una atribución de pensamiento acerca que ella 'lo provocó y le permitió'".

   "Hay que considerar que cuando una madre defiende al padrastro por sobre su hija hay un nexo de confianza y dependencia más con el abusador que una maternidad desarrollada. Tarde o temprano termina dependiendo del abusador, de una comodidad, por no tener herramientas para defenderse, porque seguramente viene de un hogar que ha pasado situaciones de violencia", especuló la especialista, que es presidente de la filial Bahía Blanca de la Asociación Argentina de Salud Mental.

   "Al no desarrollar su función maternal, porque queda dependiendo de situaciones abusivas, es que, tarde o temprano, termina viendo a la hija como una rival. Sino defendería a su hija, más allá de las circunstancias", agregó.

   Amigo, que es docente de la Unisal y del Instituto Juan XXIII, fue perito de partes en varias causas judiciales relacionadas con abusos.

   "Cuando el abusador es el padre o el padrastro, la primera reacción es no poder creerlo, pero en la medida que van escuchando el relato o que ven indicadores, lo que hacen es querer constatar si es verdad y se inclinan a la defensa de un hijo. En mi experiencia he tenido pacientes/niños que sus madres no les han creído, pero generalmente les creen. Las que no creen, en su mayoría, son las que están conviviendo con el padre o padrastro; las que están separadas actúan de otra manera", explicó.

Desprotección parental

   La doctora también reconoció que para la víctima es doblemente grave la experiencia.

   "Es el trauma de la desprotección parental: no le cree quien debe protegerla, la figura de apego. El abuso sexual siempre es un abuso de confianza, por lo tanto no creerle es un doble trauma. Pacientes de estas características han tenido serias dificultades en sus relaciones de pareja, para contraer matrimonio y, lo que es peor, muchos tienen intentos de suicidio, que es un indicador importante".

   Recordó Amigo que una paciente suya una vez le dijo "no recuerdo tanto las escenas de abuso como que mi madre no me haya creído". Y en ese caso no hablaba una víctima sino una testigo de los ataques contra su hermano.

   ¿De qué manera puede "recuperar" alguien que pasó por esto? "Tiene que tener un sostén psicológico, pero no necesariamente para toda la vida. Lo que contribuye mucho con la terapia es que vaya encontrando una figura de apego sustituta. Alguien que le pueda dar apego constantemente. Una persona que cumpla una función maternal.

   "Si tiene tratamiento a tiempo puede canalizar todos estos sentimientos devastadores, que provocan baja autoestima, que lo pueden llevar a una conducta suicida o destructiva para con otro, en el sentido de formar una pareja y desconfiar de ella aún sin motivos: si no me cree la persona que me gestó...", sostuvo Amigo, autora del libro ¡De esto sí se habla!, referido al abuso sexual en bebés.