Bahía Blanca | Domingo, 06 de julio

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Mirando a lo alto: la inseguridad de todos los días en la ciudad

Tras la muerte de un obrero de la construcción, el tema de la seguridad en las obras vuelve a cobrar enorme vigencia.

Fotos: Rodrigo García-La Nueva.

Por Mario Minervino / [email protected]

   La construcción se ha cobrado otra víctima en la ciudad. Esta vez la vida de un obrero, luego de que hace unos meses fuera una ocasional transeúnte. 

   Mientras la municipalidad ha pedido a algunos especialistas que colaboren en una adecuación de la normativa que hoy rige en las medidas de seguridad exigidas en las obras, la mayoría de las empresas locales trabajan en altura con una total falta de cumplimiento de las exigencias básicas, sacando provecho de la falta de controles y de una cultura que privilegia una supuesta economía en inversiones varias veces millonarias.

   Unas fotografías tomadas al azar por un fotógrafo de este diario en dos edificios en construcción en el microcentro, permite ver en detalle algunas actividades propias de una obra en altura.

   Es simple percibir que las condiciones en las que están los trabajadores en altura es, cuanto menos, de gran vulnerabilidad. Como también el riesgo que algún elemento --maderas, herramientas-- caiga desde lo alto. 

   Pero cuando la mirada sobre estas escenas las hace un profesional en la materia, las irregularidades se hacen más visibles y permiten entender porqué las posibilidades de que ocurra un accidente son muchas.

Los andamios

   La primera toma muestra a obreros trabajando en un andamio, práctica por demás habitual en este tipo de obras.

   "Los tablones no están atados y tienen rajaduras. Esos tablones deberían ser de madera sin nudos, estar atados a la estructura juntos para formar una superficie de al menos 60 centímetros de ancho", detalló el ingeniero Horacio Fioritti, especialista en seguridad de obra.

   Pero hay más: faltan las barandas de 1,10 metros que debiera tener la estructura metálica en sus cuatro laterales y una pasarela con barandas para acceder.

   Por eso el lugar sobre el cual están trabajando las personas es claramente inseguro y su estabilidad no está garantizada. 

   "A partir de los seis metros de alto el andamio tiene que ser construido de acuerdo a un cálculo avalado por un profesional en la materia", agregó Fioritti.

La azotea

   La siguiente situación captada muestra a obreros caminando y trabajando sobre una estructura de madera, en la que será la azotea del edificio. 

   En este caso los obreros no tienen colocado el arnés de seguridad que exige la ley, no tienen un punto fijo previsto donde atarse, no hay barandas colocadas en el perímetro de las losas y la escalera por la cual acceden a la parte más alta de la obra no tiene la altura adecuada, con lo cual se supone que cada trabajador debe hacer un esfuerzo extra para llegar. 

   "Tampoco están usando guantes, algunos tienen el casco al revés y no hay señalización o cartelería referida a la seguridad", amplió Fioritti.

El último caso fatal

   El reciente accidente de calle Caronti 29, donde la caída de un montacargas desde 35 metros de altura le costó la vida a un obrero y generó lesiones severas a otro, es consecuencia en gran medida de la falta de cuidado de los responsables de la obra y también del escaso control.

   "Toda construcción de más de cuatro metros de altura, tiene que tener un profesional que firme como responsable en materia de seguridad, que confeccione el programa para presentar ante las ART y que visite la obra semanalmente, confeccionando un informe donde detalle cualquier mejora que considere necesaria y también brinde charlas de capacitación a los trabajadores. Esto es obligatorio por ley", dijo Fioritti.