Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Martín Azpiroz: “No es el rugby el que irá al banquillo de los acusados”

El presidente de la URS expresó su angustia por el crimen de Villa Gesell. Y, también, explicó qué evaluó, tras este hecho, la institución que encabeza.

Por Fernando Rodríguez / ferodriguez@lanueva.com

(Nota publicada en la edición impresa)

 

   El ambiente del rugby en su totalidad está siendo motivo de opinión en nuestro país, a partir del crimen que tiene involucrado a un grupo de rugbiers, considerados responsables de terminar con la vida de Fernando Báez Sosa a la salida de un boliche de Villa Gesell.

   “Realmente nos produce mucha angustia la muerte violenta de un chico que salió a bailar, donde lo único que debió haber existido era diversión y un buen momento. Después, obviamente nos afecta la vinculación que se hace de este hecho desgraciado con el rugby. Sobre todo por el uso mediático que se está haciendo de que hayan sido chicos o adultos que practicaban rugby. Nos produce mucha angustia y bronca si se quiere, porque somos muchos los que ponemos nuestro esfuerzo, en este caso, hablando en nombre de entrenadores, preparadores físicos y padres managers, entre otros, de la Unión que me toca representar. Es muchísima la gente que destina tiempo diario para que los chicos jueguen este deporte que tanto queremos y que da muchas enseñanzas para la vida”, expresó Martín Azpiroz, presidente de la Unión Rugby del Sur.

   La situación movilizó a quienes conviven con la actividad. Y Bahía Blanca no está exenta, porque más allá de la lectura del hecho puntual que involucra a toda la sociedad, los responsables fueron jugadores de rugby y, en consecuencia, puertas adentro de la URS surgieron inquietudes.

   “Realmente esto es algo absolutamente ajeno al juego. No deja de ser una actividad inmersa en una sociedad y estos jóvenes, más allá de ser rugbiers, son hijos, tienen familia y van al colegio, por lo que también hay una responsabilidad del Estado”, entendió Azpiroz.

   “En el video -agregó-, se observa que entre toda la gente que está alrededor nadie hace nada, entonces, la sociedad en sí misma está mal. Ahora bien, dentro de ese contexto, el rugby mira para hacia adentro y se pregunta: '¿qué podemos hacer con esto?'. En definitiva, lo que nos enseña este deporte es que sucedió esto, sabemos en qué tenemos que ver y en qué no”.

   —¿Qué se plantearon como institución?

   —Este crimen sucedió a pesar de que son jugadores de rugby. No es el rugby el que irá al banquillo de los acusados, van a ser estos jóvenes penalmente responsables por un acto que cometieron. No obstante, la pregunta es, “¿podemos hacer algo para mejorar de cara a la sociedad?”. Vamos a plantearnos qué protocolo armamos para poder hablar de este tema con los chicos y los padres y, de esta manera, ser parte del cambio de la sociedad, pero porque formamos parte y somos responsables de la misma, no porque consideramos que tenemos responsabilidad frente al crimen de Fernando.

   —¿Y qué conclusiones sacan?

   —Yo no vinculo este hecho a una cuestión que se pueda vincular al rugby. El vínculo está en que varios de los protagonistas supuestamente juegan o han jugado al rugby. Después, estos jóvenes son parte de la sociedad y pueden cometer actos buenos o malos, y no por eso vamos a responsabilizar ni al club que los tiene, porque son todos mayores de edad y deben hacerse cargo. No obstante, la Unión Argentina de Rugby ha comunicado que se va a sacar una especie de protocolo, para tratar de evaluar si hay una cuestión de grupo que, de alguna forma, genere actos violentos.

   —¿Y a nivel local?

   —Nosotros tenemos clubes en la ciudad que desarrollan programas con psicólogos, y que tratan sobre el origen que pueden motivar la violencia, que es básicamente droga y alcohol. Y no es de ahora, hace tres o cuatro años que están trabajando en este tema, con los chicos y los padres.

   —¿En el rugby se evalúa qué puede generar afuera de la cancha todo este trabajo de preparación para un deporte muy físico y que pregona la unión de grupo?

   —Se trabaja permanentemente en lo que es el tema del grupo y las lealtades, orientadas a un fin que es sacar lo mejor de cada uno para que se beneficie el conjunto. Es importante progresar tanto en lo deportivo como en la formación de la persona. Una de las cosas en las que más hincapié se pone es, justamente, en el autocontrol. Al ser un deporte de contacto, es importante que el jugador tenga autocontrol para no generar daño a un rival o un compañero. De hecho, no hay acción más castigada en el rugby que la patada, más allá de la lesión que pueda producir.

Código penal

   Azpiroz comparó la rigidez del reglamento del rugby con el código penal.

   “El reglamento del rugby, sancionatoriamente, te diría que es de una exigencia mayor al código penal. Si alguien es expulsado de un partido por tirar una patada, aunque no haya provocado una lesión, es sumamente severa la pena a la que se ve expuesto. Porque el deporte está vinculado al contacto y tiene que hacer del espíritu la prevención para que no sucedan hechos desagradables, por lo cual, son conceptos que se trabajan continuamente. Muchas veces -explicó- el trabajo es con adolescentes que crecen mucho más rápido física que mentalmente y por ahí tienen que aprender a controlar su fortaleza. Justamente, como somos conscientes de ese tema, es que se trabaja sistemáticamente en esa realidad. Ahora, en el rugby, como cualquier disciplina deportiva que se juega entre muchos, vas a tener gente con tendencia a ser más agresiva y otra menos. Después, si empiezan a tomar a las seis de la tarde y salen de noche, llega determinado horario que tienen vencida su posibilidad de discernir sus actos. Por eso digo que esta situación puntual nos involucra como sociedad”.

   —¿Cómo considerás que queda parado el rugby ante esta situación?

   —La realidad es que hay que responder todo lo que sanamente se pregunta, sin ningún golpe bajo. Uno lee en redes sociales a gente que tiene alguna cuestión con el rugby. Hay motes en el rugby que han sido vencidos en el tiempo. Hoy el rugby maneja 100 mil jugadores federados. Antes los seleccionados nacionales se formaban en San Isidro; en cambio, hoy el seleccionado nacional tiene más jugadores del interior que de Buenos Aires. El rugby cambió. De todas maneras, esto nos hace quedar pegados en algo que no queremos estar. En definitiva, desgraciadamente hay que tomarlo como una oportunidad, plantearnos qué podemos hacer puertas adentro para darle solución y cooperar con la sociedad en la formación de jóvenes.

   —¿A nivel local, fuera del ámbito estrictamente deportivo, han tenido que trabajar en hechos puntuales?

  —En una época, hace unos 10 años, había peleas a raíz de la rivalidad entre clubes. Entonces, en ese momento se decidió juntar a los chicos y los entrenadores, se habló y la realidad que existió un cambio de actitud absoluta. En el rugby se respeta tanto al compañero como al adversario, y la rivalidad no va más allá de lo que puede suceder en una cancha.