Condenaron a un policía por un caso de justicia por mano propia
Javier Ignacio Roa Roa fue sentenciado a 3 años y medio de prisión por amenazar con ejecutar con su arma reglamentaria a un joven de 17 años al que acusaba de haberle robado su teléfono celular.
El 26 de mayo pasado, sobre las 22, 4 delincuentes asaltaron a Javier Ignacio Roa Roa (39). En medio de un forcejeo le robaron la billetera y el celular y cuando el hombre se identificó como policía, los ladrones salieron corriendo.
Por algunas averiguaciones, Roa Roa pudo saber la identidad de al menos uno de ellos. Al día siguiente, por la tarde, se lo encontró en inmediaciones de la Escuela Media Nº 14, ubicada en Láinez 2450.
Aún de civil, el policía extrajo su pistola 9mm. con 16 proyectiles en el cargador y uno en la recámara, tiró la corredera hacia atrás y tomó de las prendas de vestir al sospechoso, de 17 años.
Después de aplicarle una cachetada en el rostro, a la altura del oído, le advirtió: “Soy policía, dame los documentos”.
“‘Vos sos N., vos me robaste’”, le habría dicho Roa Roa una vez que recibió el DNI. Y el joven aseguró que sintió “miedo”.
Volvió a apuntarle al pecho y a la cabeza y lo obligó a darse vuelta y arrodillarse, asegurándole que lo iba a rematar y que en ese momento le estaban allanando la casa.
El joven se arrodilló y en esas circunstancias llegó personal policial, que había sido alertado por la gente de la escuela y vecinos que se congregaron al escuchar los gritos y ver la escena.
Roa Roa llegó a juicio y el juez en lo Correccional Nº 1, José Luis Ares lo condenó por su accionar “ilegal y abusivo”, con características de “justicia por mano propia”.
El policía recibió 3 años y medio de prisión, que hoy cumple en la cárcel de Saavedra.
Testigos presenciales del hecho declararon en el juicio y confirmaron la versión de la víctima.
Ares le imputó los delitos de “coacción agravada por el uso de armas en concurso ideal con la privación ilegal de la libertad agravada”.
“No resiste análisis”
“Lo alegado por el imputado, sobre que existía sospecha e inició un procedimiento dado que había riesgo, no resiste análisis y no pasa de un burdo intento de mejorar su comprometida situación procesal, debiendo destacar que la prueba resulta abrumadora en cuanto al actuar a todas luces ilegal y abusivo del encartado”, opinó el doctor Ares.
El fiscal Eduardo Quirós había reclamado 4 años de prisión para Roa Roa, mientras que defensor particular Juan Manuel Martínez había solicitado la absolución de su asistido.
A modo subsidiario o alternativo, Martínez había pedido que se condene a su pupilo a una pena de prisión en suspenso y con el mínimo legal, hecho que finalmente no se concretó porque el juez le impuso una sanción de prisión efectiva, a 3 años y 6 meses de cárcel.
Agravantes
Antes de dictar la sentencia, el juez valoró como agravantes “la gravedad y peligrosidad del hecho, la condición de funcionario policial del imputado, el abuso de autoridad que implicó el suceso, el uso del arma reglamentaria cargada y el lugar”.
En este último caso destacó que el incidente se produjo en el ingreso a un establecimiento educativo, donde había varios jóvenes presentes.
A modo de atenuantes, en contrapartida, Ares sostuvo la falta de antecedentes del procesado y el buen concepto informado a su favor, sin que concurrieran eximentes.
En el juicio, Roa Roa aseguró que, además de policía, fue “soldado y guardiacárcel” y que también cumple funciones en “una ONG de búsqueda y rescate de personas”.
“Traté de llevarlo a un mejor estilo de vida”
Roa Roa, al momento de prestar declaración durante el juicio oral, dijo que luego del asalto que sufrió, los delincuentes escaparon hacia la zona de la escuela, a un sector donde habitualmente se junta “gente peligrosa”.
También declaró que acompañó a sus colegas a cargo del rastrillaje y que de esa manera pudieron encontrar un celular, que se le habría caído a uno de ellos en el medio de la presurosa fuga.
En cuanto al incidente que determinó su sanción, “el propio imputado admitió haber sacado su arma reglamentaria, aunque advirtió que no le apuntó (al menor), sino que tuvo la pistola en posición a 45 grados".
De todas formas, esa versión quedó desestimada a partir de las pruebas reunidas en el debate, especialmente las declaraciones testimoniales.
Roa Roa, de acuerdo con su parecer, “no actuó mal”, según consta en la resolución.
Dijo, en la misma línea, que “fue víctima de un ilícito” y que “no tuvo intención de lastimar al joven”.
Por último, remarcó que en virtud de su fe cristiana, “traté de ayudarlos y llevarlos a un mejor estilo de vida”.