Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Vaca Muerta: la otra Guerra Fría que se desarrolla a 600 kilometros de Bahía

La instalación de bases en la provincia de Neuquén viene siendo eje de una dura disputa entre China y los Estados Unidos.

Adrián Luciani / aluciani@lanueva.com

   La árida geografía neuquina, con Vaca Muerta como epicentro de vastas riquezas energéticas, viene siendo objeto de la Guerra Fría que protagonizan China y los Estados Unidos.

   El enfrentamiento de ambas superpotencias se inició en febrero de 2015 cuando el gobierno encabezado por Cristina Fernández de Kirchner le entregó al país asiático, durante 50 años y con eximición de pago de impuestos, 200 hectáreas en Bajada del Agrio, a unos 300 kilómetros al noroeste de la ciudad de Neuquén.

   Allí los chinos construyeron una base de observación espacial que originó malestar y temor en los Estados Unidos, y varios países europeos, ante la posibilidad de un eventual empleo de esas instalaciones con fines militares.

   Un nuevo capítulo se inició ahora con la decisión estadounidense de reflotar la construcción de una base humanitaria para la atención de catástrofes a pocos kilómetros de la ciudad de Neuquén, iniciativa que generó el rechazo de organizaciones y partidos de izquierda, algo que no había sucedido de la misma manera con la instalación china.

Enigmas en el sur

   La historia de la base del gigante asiático en Neuquén se remonta al año 2010, cuando se iniciaron conversaciones entre la agencia nacional china CLTC y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales argentina (CONAE).

   Cuatro años más tarde el kirchnerismo impuso su mayoría en el Congreso para aprobar el proyecto que terminó con la concesión a China de  200 hectáreas, por 50 años y sin pago de impuestos,  para la instalación de la Estación del Espacio Lejano.

   La administración de Pekín se manejó exclusivamente con el gobierno nacional y dejó de lado a la provincia de Neuquén, aunque trascendió que el pago de las regalías petroleras adeudadas fue la llave para que no hubiese objeciones y los trámites avanzaran rápidamente.

   La obra se inició durante la anterior administración nacional y finalizó a fines de 2017.

Un marcado hermetismo que genera suspicacias

   Si bien se informó que el proyecto tiene que ver con la intención china de exploración de la luna, todas las negociaciones del acuerdo cerrado en 2012 se dieron en medio de un marcado hermetismo, lo que contribuyó a generar no pocas suspicacias.

   El convenio fue ratificado por Mauricio Macri, aunque se le agregó como salvedad que dicha base no sea empleada con fines militares.

   Sin embargo, a comienzos de este año se comenzó a develar qué aspectos contenía realmente el acuerdo con China y los resultados no fueron favorables.

   Por ejemplo, se estableció que la explotación será de China en solitario y sin participación alguna de la Argentina.

Presencia militar china en territorio neuquino

   Satellite Launch and Tracking Control General (CLTC), es la empresa “estatal y popular” que tendrá como misión administrar la base con cien kilómetros invisibles de protección para interferencias de las comunicaciones de radiofrecuencias que se emiten o reciben desde ese lugar. 

   La CLTC tiene su sede en Beijing y nació hace 33 años  impulsada por el Ejército de Liberación Popular de China, que siempre le impuso como uno de sus objetivos la interceptación de comunicaciones.

   También es la que provee alertas y notificaciones sobre la actividad en el espacio aéreo y abastece al Ejército de nuevas tecnologías.

   Con el paso de los meses pudo saberse que la base china en Neuquén, construida bajo el pretexto de la exploración espacial y el lanzamiento de satélites, posee capacidades que van más allá de lo científico o astronómico porque, llegado el caso, tendrá capacidad para interceptará comunicaciones y datos de otros países.

   En febrero pasado un exhaustivo informe periodístico de la agencia Reuters precisó que la base científica es una “caja negra” que carece de supervisión por parte del Estado argentino.

   El informe, según se aclaró, fue realizado en base a cientos de páginas documentales aportadas por el gobierno nacional y revisadas por expertos en derecho internacional.

   “Los funcionarios argentinos han defendido la estación china con el argumento de que el acuerdo con China no es diferente del firmado con la Agencia Espacial Europea (ESA), que construyó una estación en una provincia vecina”, dice el informe en alusión a la construida en Malargüe, Mendoza.

   “Ambos tienen contratos de arrendamiento libres de impuestos por 50 años. Los científicos argentinos tienen acceso al 10% del tiempo de antena en ambas estaciones, según se desprende del compromiso firmado.

   “Los expertos en derecho que revisaron los documentos dijeron que hay una diferencia notable: la ESA es una agencia civil, mientras que el CLTC reporta a los mandos militares chinos.

   En Estados Unidos, la NASA, como la ESA, es una agencia civil, mientras que los militares de los Estados Unidos tienen su propio comando espacial para misiones militares o de seguridad nacional. 

Preocupación y alerta en los Estados Unidos

   En febrero pasado, durante una exposición ante el Congreso de los Estados Unidos, el jefe del Comando Sur de ese país, almirante Craig S. Faller, expresó su “preocupación” por la base china en Bajada del Agrio al considerar que desde allí se “podrían estar violando los términos del acuerdo” que Beijing suscribió con la Argentina y que establece sólo un uso civil de las instalaciones. 

   Se trató de una exposición cruda de la postura estadounidense en este tema, la cual ya había sido planteada por Donald Trump a Mauricio Macri en el marco de la reunión del G20, el año pasado, en Buenos Aires.

   En esa oportunidad, el presidente de los Estados Unidos le reclamó a Mauricio Macri el desmantelamiento de la base china y hasta llegó a dejarlo plantado en el escenario  de dicho evento internacional ante la posición tibia del mandatario argentino en tal sentido.

   Y para echar más leña al fuego en mayo pasado Una delegación de la Embajada de Estados Unidos llegó a Neuquén y recorrió  el predio donde construirán una base humanitaria para la atención de catástrofes.

   A través de un comunicado oficial, el organismo diplomático informó que “representantes de las empresas interesadas en la construcción recorrieron el terreno y se interiorizaron sobre particularidades antes de hacer sus ofertas” y precisó que la obra demandará un presupuesto de 1,3 millones de dólares. 

   El proyecto para la construcción de un Centro de Operación y Coordinación ante Emergencias fue anunciado en junio de 2018 y, según indicó la embajada estadounidense, “fue solicitada por el gobierno de Neuquén”.

   El centro tendrá una superficie aproximada de 600 metros cuadrados, incluirá una sala de coordinación y oficinas con equipamiento para monitoreo y planeamiento frente a contingencias. 

   En el lugar habrá un depósito para el material de ayuda humanitaria donado por Estados Unidos que incluye carpas, catres, vehículos 6x6 y otros equipos para la instalación de un centro de evacuados.

   “Una vez construido, Neuquén tendrá a cargo la totalidad del manejo del lugar, ejerciendo su funcionamiento, dotación de personal y mantenimiento”, afirmaron desde la embajada. 

   El proyecto se enmarca en el programa de Asistencia Humanitaria y Respuesta a Desastres del Departamento de Defensa de Estados Unidos.

   Como se mencionó anteriormente y pese al control absoluto que tendrá el Estado provincial sobre las instalaciones (a diferencia de la base china) esta iniciativa motivó la protesta de organizaciones y partidos de izquierda.

   Los hechos demuestran que la vulnerabilidad económica argentina no hizo más que ponerla en el foco de un enfrentamiento estratégico global entre ambas superpotencias.

   El primer paso fue dado por el kirchnerismo al realizar enormes concesiones buscando la ayuda económica china en años de escaso o nulo crédito internacional (retención de la fragata “Libertad” en Ghana por los fondos buitres).

   Ahora Macri continúa jugando a dos puntas reconociendo la necesidad de contar con la ayuda económica de los Estados Unidos, pero también de China. 

Una tercera base en tierras mendocinas

   En 2012 la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) instaló en Malargüe una antena gigante de 40 metros de altura, 35 metros de diámetro y 610 toneladas.

   Estas instalaciones son vitales para recibir información de las principales misiones espaciales que la ESA desarrolla mediante satélites y naves espaciales.

   Ahora será sometida a una modernización  y actualización de su software para que sea compatible con las próximas misiones espaciales.

   La comunidad científica argentina dispone, a través de la CONAE, de un 10% de tiempo de uso de la antena para investigación científica y formación de recursos.

   Con ella la ESA completó la red de tres estaciones para seguimiento de misiones espaciales en el mundo.