Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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La luna, el satélite que pisamos

El 20 de julio se cumplieron 50 años de una hazaña sin precedentes en la historia del hombre: la llegada a la luna de la primera misión tripulada que permitió a dos hombres caminar sobre suelo lunar.
Para muchos todavía resulta incomprensible que en 1969 se haya contado con la tecnología necesaria para llevar adelante ese viaje espacial, en tiempos que ni siquiera la computación había logrado ser una realidad.
Fue tal la magnitud del emprendimiento que en el mismo momento en que Neil Armstrong puso un pie en el satélite ya había millones de personas que descreían de esa hazaña, asegurando que se trataba de un montaje realizado en algún estudio de cine.
Hasta hoy, no son pocos los que dudan de su veracidad, más allá de que no se cuestionan los vuelos que luego siguieron y que permitieron a 12 hombres caminar por la luna.
A pesar del paso del tiempo, memoriosos y documentos dan cuenta que pocas veces la humanidad se sintió tan unida por un hecho como ante este primer viaje tripulado a la luna.
Se asumió como un logro de toda la humanidad, donde circunstancialmente la bandera que se colocó en el satélite era norteamericana, que involucraba a todos y abría una nueva era, donde se dejaba el planeta para adentrarse en el espacio infinito.
De acuerdo a estimaciones actuales, los viajes a la luna demandaron el aporte de 130 mil millones de dólares, decidido por el presidente John Fitzgerald Kennedy en su decisión por adelantarse a los rusos en lograr ese objetivo.
Una cantidad similar de dinero demandaría hoy un proyecto semejante, el cual por ahora no está en la carpeta de nadie, más allá de que muchos ojos están posados en Marte como objetivo.
Haber llegado a la luna fue realmente una hazaña sin precedentes. Casi un salto impropio dentro de la cadena de la evolución que pareciera indicar que todavía el mundo no estaba preparado para concretar con éxito ese desafío.
Hoy se cuestiona si en un mundo con tantas necesidades y desigualdades se justifica un hecho de semejantes características. Mientras tanto, el mundo celebra cada 20 de julio el Día del Amigo, en reconocimiento a la amistad como uno de los sentimientos más sanos existentes entre las personas.