Bahía Blanca | Sabado, 11 de mayo

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Cinco años después: Bahía, el cartoneo y la tracción a sangre

Se cumple un lustro desde la prohibición de circular con caballos en el macrocentro de la ciudad. Sana reconversión.

Fotos: Emmanuel Briane y Rodrigo García - La Nueva.

Federico Moreno/ fmoreno@lanueva.com

Entre junio y julio de 2014 se vivieron días tensos, de debates y reclamos, que culminaron con la sanción de una ordenanza municipal que prohibió el ingreso de carros impulsados por tracción a sangre a un amplio macrocentro de la ciudad.

A la misma le siguieron reclamos, cruces entre protectores de animales y recolectores informales, polémicos diseños de carros “tricicleta” para dejar atrás el uso de los caballos y una necesaria recomposición laboral para decenas de familias que veían en el cartoneo su único sustento económico.

Hoy, a cinco años de la ordenanza, se puede observar que mucho cambió en la materia y se logra destacar aspectos positivos, aunque desde el lado de los proteccionistas siguen luchando y advierten que el progreso tuvo efectos colaterales a tener en cuenta.

Por su parte, los cartoneros, atravesaron y aún hoy atraviesan una importante reconversión.

Una cooperativa

Cada mañana de lunes a viernes, alrededor de 40 excartoneros trabajan en la construcción de un salón de usos múltiples que se realiza con fondos provinciales en el corazón de Villa Caracol.

Ezequiel Antonelli, integrante de la Secretaría municipal de Políticas Sociales, es quien desde hace años coordina a los recolectores informales que a mediados de 2014 perdieron buena cantidad de trabajo como consecuencia de la prohibición de ingresar con sus caballos al macrocentro de la ciudad.

“Los primeros años estuvieron trabajando bajo la órbita municipal en el galpón de Colón y Chile, hasta que en 2017 se cerró y los chicos fueron reubicados en la Ecoplanta de General Cerri. Ahí trabajaron durante un año, pero por distintas razones la cosa no funcionó”, explicó Antonelli.

“Volvieron todos a Caracol y fue ahí cuando empezamos con esto: capacitaciones en materia de construcción, se organizaron cuadrillas de albañiles y ya no trabajan tanto ni tantos como cartoneros. Es totalmente diferente a lo que hacían, ahora están aprendiendo un oficio”, agregó.

Sobre la “obra maestra” de los exrecolectores informales, el trabajador social detalló que son unos 40 –-en su mayoría jóvenes-- los que cada día levantan un galpón de 260 metros cuadrados en la plaza del barrio, que una vez terminado será gestionado por el Centro Social Natán.

“Son muy pocos los que siguen trabajando como cartoneros, y los que siguen lo hacen en camionetas, ya no en caballos, y a la tarde, como una changa extra. Acá tienen que respetar un horario, el que falta tiene que dar explicaciones y recuperar las horas otro día fuera de turno. La Municipalidad les da un sueldo de 12.000 pesos por mes, que técnicamente no es un sueldo, es una ayuda social”, graficó el joven.

Además de la construcción del SUM del barrio ahora conocido como Vista al Mar, Antonelli explicó que otros excartoneros organizados en cuadrillas de albañiles son los que trabajan en la construcción de pisos del programa “Que ningún pibe duerma en piso de tierra”, así como también de techos o hasta casas enteras para familias o personas en situación de riesgo.

Sobre el futuro cercano de las decenas de jóvenes, que en muchos casos son padres de familia, el empleado municipal comentó que, dado que ya conocen varios oficios vinculados a la construcción, ahora la idea grupal es formar una cooperativa, cuyos trámites formales ya comenzaron, para poder ganar dinero por su cuenta y no depender de la ayuda social que les brinda la Comuna.

Alejandra Gónzalez, responsable de Nelquihué.

“En la periferia es peor”

Alejandra Gónzalez, responsable del Centro de Recuperación Equina Nelquihué, hizo un análisis sobre lo que pasó en estos cinco años en materia de tracción a sangre en nuestra ciudad.

“Que hay menos tracción a sangre en el macrocentro es cierto, pero lo que sucede en la periferia ahora es peor, porque mientras antes los caballos juntaban cartones, ahora tiran de carros con arena, escombros y fierros. Son tareas más duras”, sostuvo Gónzalez.

“Además, que no estén tirando de un carro no significa que tengamos menos caballos en el ejido urbano, son más que antes y se ve por el aumento de la cantidad de denuncias por animales sueltos en la vía pública, así como de accidentes a causa de esto”.

La abogada contó que se da mucha compraventa de caballos, mucho robo de los mismos, sobre todo en esta estación del año, dado que se los vende para carne, “en un negocio totalmente ilícito que se da mucho en la periferia en el invierno”.

Sobre la lucha de los protectores de animales, la responsable de Nelquihué manifestó que “yo siempre voy a ser abolicionista, mi palabra es que el caballo no tiene vida útil, tiene una vida. A la esclavitud no se la puede prohibir, directamente se la tiene que erradicar. Lo de la prohibición de la TAS por zonas no entra en mi pensamiento, se continúa con la lucha por la abolición total de la TAS pero a nivel nacional”.