Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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El arranque de la campaña, en medio del apagón

La columna semanal de Ricardo Salas, corresponsal de La Nueva. en La Plata.

Archivo La Nueva.

   La polarización de la elección presidencial avanza de la mano del macrismo y el frente opositor peronista. En el “campamento de meditación” de Juntos por el Cambio-exCambiemos- apelan al miedo por el regreso de Cristina para atraer al electorado, aún cuando la profunda crisis económica crece como disparador del malhumor social.

   En la Provincia, la gobernadora María Eugenia Vidal tendrá la chance de revalidar su título de “mejor candidata” del oficialismo en la “gran encuesta” que representan las primarias de agosto.

   Una semana pasó ya del cierre de listas. Y más allá de los nombres y las alianzas, lo que ha quedado sedimentado como un tema común tanto en Nación como en Provincia, es el sistema de votación.

   Las PASO, que son un mecanismo de selección de candidatos por espacios o partidos políticos, a la vez que un filtro para aquellos partidos que no alcanzan el 1,5 % de los votos, en verdad se ha usado muy poco desde su implementación.

   En estas elecciones sólo va a llevarse adelante en las categorías municipales, y en algunos pocos casos, seccionales. El resto no va a presentar alternativas, por lo menos en los partidos políticos más representativos.

   Tanto es así, que desde el oficialismo se han presentado iniciativas parlamentarias para suspender la elección en los lugares y en los niveles donde no haya competencia. Intento tardío de no pocos legisladores radicales, y con pocas chances de prosperar.

   De hecho, el macrismo desde la Casa Rosada detectó el riesgo de exponerse a una discusión sensible en plena campaña y procuró desinflar el debate. 

   Este avance de un sector del oficialismo para intentar frenar la elección desnuda una vieja costumbre de la dirigencia vernácula: adaptar las reglas al gusto y la necesidad del momento.  Lo hizo el kirchnerismo y ahora lo hace Juntos por el Cambio.

   Desde que comenzó el masivo apagón que afectó a miles de platenses, predominó el silencio en la Gobernación. “Vidal se esconde en los momentos difíciles”, arremetió el kirchnerismo legislativo y apuntaron sobre el control del Oceba al funcionamiento de la concesión de Edelap y su plan de inversión.

   Parecía una falla de energía menor que podría arreglarse en cuestión de horas. Pero pasaron los días y mientras la solución no aparecía y la TV mostraba imágenes de usuarios indignados, el tema se politizó.

   La estrategia comunicacional vidalista apuntó a encapsular las responsabilidades en Edelap, la empresa distribuidora a cargo de brindar el servicio eléctrico. Referentes de Juntos por el Cambio en tanto, optaron por utilizar la receta de la coalición gobernante: recriminar la compleja herencia de desinversión en la matriz energética durante la década kirchnerista.

   A esa altura algunos estrategas de campaña minimizaban la posibilidad de que el problema de luz en La Plata pueda afectar la intención de voto de la gobernadora. 

   Igualmente, y por las dudas, ya con cuatro días de crisis, se decidió dar una respuesta al asunto con el doble objetivo de dar una solución a los afectados pero también de achicar un potencial margen de daño a la imagen de Vidal.

   La táctica elegida fue no exponer directamente a la gobernadora. Allí aparecieron el vice Salvador, acompañado por el intendente platense, Julio Garro, y el director de Servicios Públicos bonaerense, Edgardo Volosin, para anunciar que se había tomado la decisión de que los vecinos afectados no paguen las tarifas en su totalidad en el mes que han sido privados del servicio de electricidad y una multa “ejemplificadora e inédita con la máxima sanción” para Edelap.

   “Como siempre decimos, la plata de los impuestos se traduce en obras que cambian la vida de la gente. Cada obra que termina, es una promesa cumplida”, respondió el oficialismo legislativo después que el massismo saliera a reclamar la caducidad de la concesión que la Provincia le otorgó a la empresa.

   Parecía una falla menor. Pero pasaron los días y mientras la TV mostraba usuarios indignados, el tema se politizó.