“Prefiero hablar de razas poderosas, no peligrosas”
La instructora canina profesional Lucrecia Mangialavori brindará un taller esta tarde en nuestra ciudad, pero antes habló sobre mitos y verdades en la crianza, educación y cuidados de los mejores amigos del hombre.
Federico Moreno / [email protected]
En Instagram sus miles de seguidores la conocen como Lucrecia Dog Coach –entrenadora de perros--, pero su apellido es Mangialavori y, además de licenciada en Comunicación Social y periodista, es instructora canina profesional.
Esta tarde, de 15 a 18 estará dictando el taller “Bien entrenado, el humano puede ser el mejor amigo del perro” en Lamadrid 360, para el cual la gente podrá inscribirse hasta hoy –sábado-- al mediodía en https://www.instagram.com/lucrecia.dogcoach/ o vía mail a [email protected].
Sobre el trabajo cotidiano en la educación de perros en el contexto de sus hogares, Mangialavori explicó que “cada caso es particular, pero como dato alentador para la gente, tienen que saber que todas las conductas se pueden corregir, por más edad que tenga el perro y años que lleve realizándola, eso sí, con mucha paciencia, constancia y tolerancia”.
Al respecto, la instructora aclaró que, al igual que en el caso de los humanos, el cerebro de los perros tiene mayor plasticidad cuanto más joven es, pero eso no quita que perros adultos puedan aprender a comportarse correctamente o erradicar conductas indeseadas.
“He tenido 'alumnos' de 14 años y les fue tan bien como a cachorros”, comentó Lucrecía.
Sobre la distinción entre los perros de raza y los mestizos, la porteña hizo hincapié en que “así como los humanos somos humanos, seamos argentinos, chilenos o uruguayos, los perros son perros, sean de la raza que sean, y por esa condición tienen necesidades generales comunes a todos”.
“Aunque eso no quita otra verdad, que es que cada raza puede tener características y necesidades especiales, que hacen que uno tenga que educarlos o ejercitarlos de distinta manera. Por ejemplo, un perro de pastoreo, que fue genéticamente diseñado para eso, si no lo hacés realizar actividades que compensen su necesidad de pastorear, si no canalizás la energía que tiene por naturaleza con ciertas actividades específicas, he tenido casos de perros que les mordían los talones a la gente dentro de la casa, como si los estuviera pastoreando”, explicó Mangialavori.
Y a propósito de ciertas ventajas o desventajas de los “callejeros”, la instructora explicó que, así como los humanos evolucionan por no tener relaciones endogámicas, es decir con individuos de los mismos grupos familiares, los perros nacidos de cruzas suelen tener menos problemas de salud ya que por la selección natural van dejando atrás defectos genéticos, entre otros.
La gente tiene que tomar conciencia
Consultada por los casos recientes –y no tanto-- de ataques de perros a personas, causando en ocasiones hasta la muerte, tanto de adultos como de niños, Lucrecia “Dog Coach” opinó que lo primero que hay que hacer es “desmitificar varias cosas”.
“Yo no hablaría de razas peligrosas, sino de razas poderosas. Es muy importante que la gente tome real conciencia del perro que tiene en casa, porque no es lo mismo pisarle la cola accidentalmente a un caniche y que este reaccione con un tarascón, que pisársela a un pitbull o a un rottweiler”.
“La consecuencia por supuesto no será la misma, por eso en la tele no salen niños desfigurados por un caniche y sí por un pitbull, porque lo que tienen estos últimos es la capacidad física de producir un daño muchísimo mayor. Está bien considerar al perro como parte de la familia, pero sin olvidar de satisfacer las necesidades básicas de su especie en lugar de humanizarlo. Hay que educarlos e informarse responsablemente y jamás ser agresivos con ningún perro, menos aún con razas poderosas, porque son muy receptivos a la agresividad y la violencia los puede condicionar negativamente”.
Otro punto importante que destacó la instructora canina, más allá de la diferencia entre el poder de daño entre las mal llamadas razas peligrosas y las que no lo son, es el cuidado que se debe tener ante un primer episodio de mordedura.
“Primero hay que intentar que el perro nunca muerda a nadie, ni a otro perro ni a otra persona, porque una vez que lo hace se le graba en el cerebro, reconoce que tiene esa arma y la va a volver a usar. Es muy difícil revertir eso en un perro que ya atacó, no hay que pensar que 'lo hizo una vez pero no lo va a volver a hacer', si ya mordió una vez hay que asesorarse con una persona idónea, nunca elegir a alguien que utilice bajo ningún punto de vista la agresividad o el maltrato como forma de educación”.
Los chicos, siempre supervisados
Por último, Mangialavori remarcó la importancia de que ningún perro debe estar con un niño sin la supervisión de un adulto, y evitar que estén a la misma altura: “si el chico está en un sillón, que el perro no lo esté en el mismo momento. Si el nene está en el suelo, el perro no puede estar en el suelo sin la atenta mirada de un adulto. La gente tiene que entender la diferencia entre tener un caniche y tener un pitbull”.