Fabio Lucanera: "Cuando nació Franccesco fueron días difíciles, me temblaban las piernas"
Veinte años de su debut en Primera y más de 500 partidos cumplió un jugador emblema de Sansinena. En General Cerri los hinchas lo adoran y su familia también.
Por Javier Oscar Schwab / [email protected]
(Nota publicada en la edición impresa)
Mientras Franccesco se deleitaba con un video sentado sobre la pierna menos hábil de su padre, observando la ejecución de un penal que lo tenía como protagonista en la escuelita del club Sansinena a la que asiste, Fabio se introducía en los recuerdos de 20 años de trayectoria recién cumplidos desde su debut como jugador de Primera división.
“Los cumplí hoy (por el último miércoles). Fue ante La Armonía. Entré faltando 4 minutos (NdR: por Contreras) y empatamos 1-1. Parece que fue ayer (risas)”, afirma Fabio Lucanera, quien tiene 37 años (09/06/82).
Hoy, enfocado en su trabajo diario -la rectificadora de motores de Newton y Azara, con Osvaldo Gallucci- y en la culminación de su casa, para el "Negro", como le dicen en su querido General Cerri, el fútbol ya no es el tema que lo desvela, salvo cuando se toma un ratito para ir a ver a Franccesco, generalmente los lunes, quien está a cargo de la "profe" Macarena López.
“Es diestro, como yo. No soy cargoso, lo dejo jugar cuando tiene ganas. Si no quiere patear agarramos los autitos”.
—¿Estás enfocado en terminar la casa?
—Me mudé hace 3 años para arrancar una casa de cero. Con la ayuda de un albañil primero y luego con mi señora (Virginia), en los detalles de terminación de obra. El durlock, la mesada, conexionado eléctrico, pintura...
“Llevamos 5 años juntos y hace 3 y medio que nació Franccesco. Todo muy acelerado”, contó Fabio.
—¿Qué es el fútbol para vos?
—Felicidad. Siempre disfruté del fútbol.
—501 partidos repartidos entre dos clubes.
—Sí. 362 en Sansinena y el resto en Bella Vista. Salí para tomar aire, ja, ja, ja. En 2007 tomé la decisión de jugar en otro club. Si no lo hacía seguramente dejaba.
“Se había cumplido una etapa, venía de jugar el Argentino C. Pasé a Bella Vista, viví momentos muy lindos y volví renovado".
—¿Cómo te sentís hoy en el club?
—Hasta hace poco, cuando volvió Juan Pablo (Schefer) era el más grande, con todos chicos de 20 años.
—¿Quién era de tu camada?
—Fernando Cecchini y Gastón Valentini. En 2014 ambos fueron campeones.
—¿En qué categoría te pasaron a la defensa?
—Infantiles. Alejandro Andreatta me ubicó de lateralista derecho. Después jugué de central.
—¿Con quiénes te entendías mejor?
—Alexis Espinosa, en Sansinena, y el "Flaco" Wilson, en Bella Vista.
—¿Tus mejores años?
—Cuando volví al club, en 2014. Sansinena vivió su etapa más linda con los torneos liguistas -en el año del centenario del club- y los ascensos en el Federal C y B.
"Y en 2011 en Bella Vista. Nos íbamos al descenso y me tocó hacer dos goles: a Independiente de Tandil y Alvarado de Mar del Plata. Por suerte nos salvamos".
—26 goles con la albirroja y 7 con la albiverde.
—Sí. El más recordado fue ante Independiente de Tandil, en La Loma. Ganábamos 2 a 0, nos empataron y en el minuto 97 el arquero salió mal y yo la empujé con la cabeza. La gente se iba de la cancha, nos íbamos al descenso. Y volvieron todos para festejar...
—Fuiste capitán en el histórico partido ante Newell's, por Copa Argentina.
—Un partido imborrable, único. Tengo una foto con Maxi Rodríguez, le pedí la camiseta, pero las dos que llevó las tenía prometidas. ¿Si ligué alguna? La de Sebastián Domínguez, uno de los referentes en mi puesto.
"Fue el partido más importante en mi trayectoria, la frutilla del postre en mi carrera deportiva ante un equipo de Primera. Y contento porque hicimos un muy buen primer tiempo".
Su etapa en Bella Vista, donde también se destacó.
—Muchos viajes, ¿alguna anécdota?
—En Bella Vista siempre se nos rompían los colectivos o pasaba algo. Viajar con lluvia y se llovía adentro o acurrucarme con algún compañero por el frío.
"Una vez íbamos a Tandil a jugar con Grupo Universitario, pero 80 kilómetros antes se rompió el colectivo. Nos buscaron en 2 taxis y una combi. El chofer de la combi se baja, quiere abrir la puerta y se agarra la cabeza. Dejó la llave adentro, con las puertas trabadas. Hubo que forzar un ventiluz para solucionarlo, pero igual llegamos tarde a la cancha".
—¿Pudieron calentar?
—No. Llegamos 15 minutos antes, entramos fríos a la cancha, increíble. Obviamente, perdimos 3-1.
—¿Algo parecido les pasó en un viaje a Viedma?
—Sí. A la vuelta, el colectivo se quedó a mitad de camino a las 2 de la madrugada. Un frío terrible. Yo tenía que llegar temprano para ir al trabajo, pero llegamos a media mañana.
"Pensábamos que el colectivo estaba roto, pero cuando llegaron a auxiliarnos los vimos bajar con bidones. El colectivero no había cargado gasoil".
—¿Siempre en los viajes?
—Siempre. En Tres Arroyos el colectivo se rompió en la estación de servicio y el chofer buscaba herramientas en las bolsas de basura. Una locura.
—¿En la cancha tenés alguna?
—Con Mario Fernández. Dirigía el "Caballo" Ruiz, al que no se le podía hablar. Antes de entrar nos dice Marito: "No le hablen al árbitro porque no le gusta que le hablen. Lo hago yo y nadie más".
"En la primera acción le reclama por una jugada: 'Ehh... Caballo, mirá lo que cobraste'. Pum, amarilla; y Mario sigue: 'No te dije nada..'. Chau, roja. Hoy lo seguimos gastando".
—¿Los mejores equipos que integraste?
—El de Sansinena 2014 que salió campeón en la Liga del Sur, y el de Bella Vista 2008, con Priore, Machain, Vogel, Lucas, Giacobini...
—¿Con qué rival te sacabas chispas?
—En la cancha una vez discutí feo y nos cruzábamos feo con la "Chicha" Nieto, pero ahora es un gran amigo. También tuve cruces fuertes con Ramón López; era bravísimo. Nos pegábamos, nos pedíamos disculpas y volvíamos a fajarnos.
—¿Cómo es General Cerri?
—Lindo, especial. En todos lados se habla de fútbol. A mí siempre me trataron bárbaro.
Virginia, Franccesco y Fabio, en el hogar que construyeron juntos.
El método que le salvó la vida a Franccesco
"Franccesco nació con una hipertensión pulmonar y el problema derivó en una arteria tapada que no había dilatado lo suficiente. Se fue complicando hasta que se cerró del todo y estuvo en terapia, grave, durante 5 días. Le aplicaron un método nuevo para ese momento (óxido nítrico) que le destapó la arteria y le salvó la vida. Una prueba que salió bien, aunque no sabían si iba a funcionar", señaló Lucanera.
—¿Cómo fueron esos días?
—Fueron días difíciles, me temblaban las piernas. Pero confiaba muchísimo en el plantel de médicos, y es el día de hoy que estoy agradecido a todos. Desde el doctor Alda, director de Neonatología del Hospital Privado del Sur, quien nos traía los partes, hasta el doctor Quintana y el resto del equipo que se portó de maravillas.
"Había profesionales que no estaban de turno e igual se acercaban a ver los partes médicos; nos acompañaron muchísimo. Era un caso inédito, por eso todos estaban muy pendientes de él", aseguró.
—¿Quedó alguna secuela?
—No, gracias a Dios. Pasado ese momento nos dijeron que ese problema no le iba a traer ninguna complicación.
—¿Es uno de los mimados del Jardín de Infantes?
—Se hace querer, según dice su maestra (Nair). Ahora se hace el tímido, pero le gusta hablar.
—¿Tenés más familiares en Cerri?
—Tengo a mis padres (Jorge y Olga) y tres hermanas: Natalia, Vanesa y Jorgelina, que me dio la noticia que voy a ser tío.