Bahía Blanca | Jueves, 02 de mayo

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Caso Barragán: otro testigo denunció amenazas de la familia de un acusado

Oscar Constanzo, vecino del sector, se cruzó con la moto en la supuesta fuga. Identificó a Gastón Figueroa como el conductor.

Figueroa, junto al defensor oficial Sebastián Cuevas. Foto: Rodrigo García-La Nueva.

   Como sucedió ayer con la testigo Florencia Pulido, que cambió su versión y negó haber identificado a Gastón Figueroa, otro vecino del barrio Noroeste denunció amenazas de parte de la familia del acusado, aunque en su caso mantuvo la versión de primera instancia.

   Se trata de Oscar Agustín Constanzo, quien aseguró que la noche del homicidio de Ramiro Barragán se cruzó con una moto con dos ocupantes -cuando supuestamente escapaban del lugar del hecho- y que reconoció a Figueroa como conductor, porque iba sin casco y lo conoce del barrio.

   Dijo que luego llegó hasta la casa de su amigo Adrián Castillo, quien vive en Chaco y Holdich, y al rato vieron pasar corriendo a Juan Manuel Ortiz, el otro procesado.

   Constanzo reconoció que luego de su primera declaración, el 25 de agosto de 2017, fue amenazado por un hermano de Figueroa, quien le dijo que se fijara lo que iba a decir en el juicio.

   A preguntas del fiscal Mauricio del Cero, aclaró que en ese momento no hizo la denuncia del caso porque "no les tengo miedo".

   Por último, dijo que a ambos acusados "solía verlos juntos".

   En la segunda jornada del debate, Pulido pidió disculpas y aseguró haber mentido en las primeras tres declaraciones (una en la DDI y dos en la fiscalía), cuando identificó a Figueroa apenas se iniciaba la fuga luego del sangriento asalto.

   De todas maneras, habló de presuntas amenazas de un familiar de Figueroa al hermano de su cuñado: "Le dijeron que el pibe era inocente y que se iba a pudrir".

   Hoy también declaró la vecina Perla Civercchia, quien instantes antes del hecho pasó por la esquina de Líbano y Patricios y frente al negocio de los Barragán observó una moto -con una persona arriba- estacionada como para salir por Líbano. De todas maneras, no pudo identificar al ocupante.

   Sí dijo Civercchia que poco después entró en una panadería de la zona, donde escuchó el tiro y luego el griterío.

Los cadetes

   Sobre el final de la jornada declararon tres hermanos de apellido Sosa, quienes en la época del hecho trabajaban como cadetes en una rotisería ubicada en calle 17 de Mayo.

   Durante la investigación, Figueroa manifestó en la fiscalía que a la hora del asalto estaba comprando comida en ese lugar junto a su hermano.

   Uno de los testigos dijo no recordar por el paso del tiempo, aunque aseguró que tras el crimen declaró en la sede de la UFIJ Nº 5 y mencionó no haber concurrido a entregar un pedido a la casa del acusado.

   Otro de los hombres refirió que "uno o dos días después" del trágico asalto llegó a la rotisería y observó que había una mujer "hablando alto".

   Dijo que se acercó y que esa persona, a quien señaló como "novia de uno de los acusados", gritaba y se refería a dos individuos que "tendríamos que haber visto, que estaban ahí".

   Sostuvo que en un momento la mujer lanzó la frase "ya van a ver todos", por lo que "me sentí amenazado".

   Agregó que poco después renunció a su puesto, aunque al tiempo volvió y tras un breve período decidió alejarse definitivamente por temor.