Bahía Blanca | Domingo, 06 de julio

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Marcial Pérez, el talismán bahiense del entrenador Mario Sciacqua

Es especialista en neurociencias y trabajó con el DT santafesino en Olimpo, Quilmes y Patronato de Paraná. Actualmente colabora con Martín Carrillo en Libertad, en el ámbito de la Liga del Sur.

Fotos: Archivo La Nueva.

Por Fabián O. Rodríguez[email protected]
(Nota publicada en la edición impresa)

   Las neurociencias aplicadas al deporte son una de las tantas obsesiones de Marcial Pérez. Este bahiense de 56 años dejó su sello en los cuerpos técnicos que condujo el entrenador Mario Sciacqua. Participó activamente en los planteles de Olimpo, Quilmes y Patronato de Paraná. Y en todos los casos, esos equipos evitaron el descenso.

   De paso por la ciudad que lo vio crecer, Marcial -quien colabora actualmente con el DT Martín Carrillo en Libertad- contó más detalles del trabajo que realizó en los mencionados clubes.

   “El fútbol genera un estrés muy grande y pelear un descenso mucho más. Me pasó tres veces con Mario (por Sciacqua) y las tres veces fue muy estresante. Querés que termine ya; querés que termine bien, pero ya. Por suerte, otra vez terminó bien y uno se pone contento. Fue una gran alegría”, sostuvo a modo de presentación.

   “Un descenso es doloroso. Siempre hay equipos que lo sufren, pero cuando le toca pelearlo a uno es muy doloroso”, amplió.

   —¿Cuál es la explicación a que en las tres oportunidades se haya evitado el descenso?

   —Hubo una convicción muy grande de todos. Se armaron equipos completos, muy cohesionados y, en todos los casos, con una expectativa muy alta. En los tres clubes se dio que estábamos en descenso directo cuando agarramos. Era complejo, pero salió bien y fue muy lindo poder disfrutarlo.

   —Olimpo, Quilmes y Patronato. ¿A cuál veías más complicado para zafar?

   —El último. Cuando miraba los promedios, antes de contestarle a Mario (Sciacqua), dije “esto está difícil”. Pero bueno, fuimos para adelante y salió bien. Igualmente, como en las veces anteriores, zafamos en el último partido.

   —Al margen del trabajo que realizaste, ¿se está instalando el tema de las neurociencias en los clubes o estos casos son islas?

   —Son islas; y son pocas. Hay curiosidad. La idea que tienen en general los clubes es que los profes o entrenadores buscan información para implementarlas ellos, pero no es lo mismo. El conocimiento es tan amplio que es difícil tomar una información acá, otra acá y otra acá. Yo me dedico a esto desde hace diez años con mucha intensidad y he acopiado muchísimo conocimiento, pero porque le dediqué tiempo. Busco información, recopilo y veo qué hacen en otras partes del mundo. Es un trabajo de investigación que me financio yo. No termina de avanzar del todo, muchas veces porque tampoco comprenden de qué se trata.

   —¿Cómo lo explicarías para que se entienda?

   —En cualquier deporte, pero mucho más en los deportes acíclicos o donde hay mucha toma de decisión. La toma de decisión requiere que los entrenamientos conduzcan a que en el momento de la competencia, el deportista tome la decisión que yo quiero que tome. Y no siempre cualquier entrenamiento te va a provocar esa toma de decisiones. Las neurociencias intervienen en cómo se entrena orientado a la toma de decisiones para que haya una mayor probabilidad de ocurrencia de esa toma de decisiones en lo individual o en lo colectivo.

   —Claro que después está lo impredecible, porque el fútbol tiene mucho de ese factor.

   —Siempre estamos sujetos a lo que haga el rival o a cómo estén los jugadores ese día. Pero también trabajamos mucho en otras dos cuestiones. Una es el manejo de la atención, y cuando hablo de atención es la concentración a lo largo del partido. Si yo tengo un buen manejo de la atención, voy a percibir mejor los estímulos del contexto y voy a tomar mejores decisiones.

   “El otro aspecto muy importante es el manejo emocional. Y en estas tres patas que tienen que ver con el aprendizaje, la atención y las emociones, las neurociencias tienen una gran intervención. Y en cada caso con modelos distintos. Yo trabajo por un lado con los jugadores y por el otro lado con el cuerpo técnico”, agregó.

   —Igualmente, cada futbolista es un ser humano que piensa y vive de diferente manera. ¿O no?

   —Exacto. No todos tienen el mismo perfil de reactividad frente a los desafíos. Me refiero a cómo asumen el riesgo, la demanda de respuestas emocionales adecuadas, los contextos, etc. No afectan a todos igual.

El punto de partida y el trabajo al lado de Sciacqua

   —¿Cómo llegaste a contactarte con Sciacqua?

   —Lo conocí en Olimpo porque un profe, Juan Manuel Acosta, me acercó a un dirigente y Mario escuchó mi propuesta. Y dijo: ‘bueno, probemos’. Probamos y no sé por qué factores, pero nos fue bien. Cuando terminó ese proceso en Primera división, yo ya no continué al siguiente porque no podía. Mario se fue a Quilmes y me llamó para ir y también terminamos con el objetivo primordial de mantener la categoría en la B Nacional. En Patronato, lo mismo.

   —¿Donde va él, vos vas?

   —No estoy seguro si voy a continuar en el fútbol, porque te demanda mucho. Casi no hay ratos libres. Es estar comunicados todo el día entre nosotros, pensando, o con los jugadores. Es desgastante y no hay un fin de semana libre.

   “Lo que pasó ayer ya mañana queda en el camino. Salvarse del descenso ya está. Ahora hay que ver qué viene. Pero yo también dependo si él consigue algún equipo profesionalmente o continúa, pero me parece que esta vez vamos a seguir cada uno por su lado”, añadió.

La conexión local con Libertad

   Marcial también colabora, en lo que puede, con el cuerpo técnico de Martín Carrillo, hoy en Libertad.

   “Martín, por lo que veo, tiene una proyección enorme. Me gusta la manera en la que trabaja. Los principios que yo siempre pregono, de cómo entrenar para desarrollar memorias a largo plazo, cómo manejar las emociones y demás, él ya lo venía haciendo. Martín ya se había interesado por las neurociencias; nos conocimos en una charla que di en el Shopping. Yo estaba conectado con el profe (Fernando López), pero un día nos reunimos y dije, ‘bueno, te ayudo’. No estoy trabajando para el club, estoy ayudando a Martín y doy una mano cuando puedo. Se ha generado un vínculo muy lindo con los muchachos”.

   —Desde el llano, porque acá es cero profesionalismo. La mayoría tiene un trabajo a la par…

   —Es otra realidad. Hay que adaptarse a eso y buscar buenos resultados. La característica de Libertad hoy tiene que ver con las fortalezas del juego colectivo, que uno puede desarrollarlo mejor si sabe cómo entrenarlo. Después, estamos trabajando un poco el aspecto emocional para jugar mejor de visitante, que a veces nos condiciona, ya que lo contextual te limita un poco. Lo bueno es que los integrantes del cuerpo técnico creen mucho en esto, saben y lo quieren aplicar. Me encontré con un CT que me deja trabajar. Me dan mi espacio, charlamos mucho sobre qué hacer…

   —¿Cuál es la mayor duda que tiene el futbolista?

   —Los mayores desafíos han tenido que ver con jugadores que estaban en situaciones que no eran las mejores a lo largo de su trayectoria. Por ejemplo, futbolistas que querían recuperar su mejor nivel. Es un lindo desafío, porque cuando ves un jugador que ha tenido un buen nivel, que no está en el ocaso de su carrera, que tiene 25/26 años y se encuentra en un nivel muy bajo se pregunta: “¿puedo volver a ser el que fui?” Hemos tenido experiencias muy buenas en ese sentido, en Olimpo algunas, en Quilmes una en particular con un '9' y en Patronato muchachos que mejoraron mucho, como (Gabriel) Carabajal. Cuando ven que alguno de ellos levanta, los demás se entusiasman. A veces uno necesita que algunos jugadores claves levanten un poco más, esa contribución contagia y es suficiente para sacar esos pequeños márgenes que nos hagan salvarnos.

   —Siempre hablando de tu aporte dentro del fútbol, ¿con qué te ilusionas?

   —Que las culturas de los clubes empiecen a cambiar un poco. A mí me encantaría que la Selección Argentina incorpore estas cuestiones, aunque si el técnico de turno decide que no, no entra. Cuando hablo de la cultura, digo desde el liderazgo institucional, que empiecen a llegar estas cosas y que en vez de traer un ‘manosanta’ traigan a alguien que sepa de ciencias, con probabilidades más ciertas de conseguir mejorar en algo.

   “Hay procesos muy cortos en la Selección, hay que ser muy quirúrgico para aplicar este conocimiento y es posible hacer cosas. Me da lástima cuando escucho declarar a técnicos y dirigentes de los motivos de un fracaso. Y yo digo: 'faltaron hacer muchas cosas y se lo perdieron'. Aspiro a que algún día lo empiecen a ver”, cerró.