Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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"Callejeando", para ayudar a los demás

Un grupo de voluntarios sale al encuentro cada jueves, de personas en situación de calle para brindarles un plato de comida, una charla, un abrazo.

Fotos: Emmanuel Briane-LaNueva.

Laura Gregorietti
lgregorietti@lanueva.com


   "Callejeando" es un grupo, mayoritariamente de la Comunidad Claretiana, docentes, padres, madres y exalumnos y miembros de la Parroquia Corazón de Maria, que desde hace 2 años y medio salen al encuentro, cada jueves, para entregar viandas de comidas a personas que viven en situación de calle o muy precaria.

   "Aunque la 'vianda' es, en realidad, una excusa para generar un vínculo, un medio y compartir un momento, una charla. Que nos cuenten cómo fue su semana, cómo están ellos y sus familias y tratar de tenderles una mano cuando necesitan ropa de abrigo, leña, o cualquier necesidad que les surja. Son muchos nuestros amigos que nos reciben y esperan semana a semana con una sonrisa, una mirada,  un gesto afectuoso", cuenta María Eugenia Arrieta, miembro del grupo.

   Lo que inicialmente comenzó con alrededor de 30 personas, hoy se ha transformado en un grupo de 100 aproximadamente. 

   Este año, según agrega, ya lanzaron dos proyectos, uno pidiendo alimentos no perecederos, carteras y mochilas y útiles ya que es inminente el comienzo de clases. 

   Puntualmente, el proyecto "Carteras Solidarias" consiste en acercar a la parroquia alguna cartera de mujer  que estuviera "guardada y sin uso en el placard" y donarla con algunas cosas adentro, como un perfume, toallitas higiénicas, jabón, dentífrico, cepillo de dientes, peine, espejo, shampoo, crema de enjuague, maquillaje, esmaltes de uñas, crema de manos, etc. Si bien la campaña cerró, quienes tengan alguno de estos elementos para donar, podrá acercarlo a la sede de Zelarrayán 741 donde en este momento se encuentran recolectando elementos escolares.

    "Hay muchas mujeres que no tienen una cartera, que no pueden acceder a cosas tan básicas como productos de higiene personal o femenina porque viven en la calle o lugares precarios. Con "Carteras Solidarias" intentamos que a través de las donaciones puedan asearse, arreglarse y verse mas bonitas mejorando su aspecto y así levantar su autoestima. A veces con pequeños gestos logramos alegrar un momento de su vida".

   Este proyecto de "Carteras Solidarias" es parte del grupo llamado "Coquetas" conformado por integrantes de "Callejeando". 

   Lo que "Coquetas" viene haciendo desde la Parroquia Inmaculado Corazón de María, es brindar apoyo y acompañamiento especial a las mujeres para que puedan asearse, cuidarse y aprender diferentes habilidades que les permitan fortalecer y transformar su realidad, a través de diferentes cursos que se han dictado en la parroquia a los largo de estos años. 

   Estos espacios de encuentro permiten establecer vínculos de amistad entre todas construyendo relaciones de confianza y amor". 

   Eugenia dice que resulta "reconfortante ver la respuesta inmediata de la sociedad frente a estas propuestas puntuales".

   "Teniendo en cuenta la crisis económica que estamos viviendo en nuestro país y viendo que a veces nada alcanza invitamos a quien quiera sumarse a participar en el grupo. Hay diferentes maneras y horarios para hacerlo", destacó sobre el grupo que coordina Lautaro Cardozo.

Testimonios

Una sonrisa, un abrazo, un agradecimiento

   "Amor, en acción", es la frase que un amigo y colega del Colegio Claret, utilizó para definir este proyecto. Y claro que lo es. Semanalmente, un grupo de personas se reúnen en una cocina o en un pasillo de una parroquia, mediante abrazos y sonrisas, con un único objetivo: ofrecer su corazón y su amor al prójimo. 

   Sonrisas, miradas, silencios. Cálidos abrazos, mates, una silla. Lágrimas, risas y canciones. ¿Qué puedo decirte?  El plato caliente de comida, es simplemente un pretexto. Lo compartido, lo vibrado... Lo sentido, es mucho más grande e importante. Y estas acciones, son interpeladas, bajo un misma premisa: Entendemos, como individuos, que vivimos en una sociedad donde cada uno vale. Donde cada persona desea ser escuchada, comprendida, acompañada. Donde el olvido no existe, y la indiferencia tampoco, y en donde los derechos y oportunidades, son para todos. 

   "Callejeando" son un par de manos que cocinan, o gente que sale al encuentro. "Callejeando" son nuestros amigos Carlos, Luis, Lobo, o nuestra amiga Rosita. Y también es cada gesto solidario anónimo, una parroquia, alumnos/as, docentes y no docentes del colegio Claret, como los proyectos, las ideas surgidas, y por sobre todas las cosas, las GANAS. De creer que hay esperanza, y que el "afuera", puede ser un poquito mejor", contó Eliana.

   Miguel Ángel tiene 46 años, la piel curtida y la barba larga. Vive en la calle. Duerme en la calle. Sus ojos siempre brillan y esperan. Aún recuerdo su voz ronca y amigable el día que nos conocimos, en nuestra primera salida en grupo, hace ya más de dos años.

   Carga en sus espaldas con malos recuerdos y fracasos, la vida lo ha golpeado tanto que poco a poco se fue llevando hasta su fuerza de voluntad. Y así pasa el tiempo, engañando con alcohol al hambre, a los despiadados inviernos, a los agobiantes veranos y cada noche a las duras baldosas de su improvisada cama.

   No escucha los reclamos de su cuerpo cansado y enfermo. No quiere abandonar la calle, donde recibe el cariño de mucha gente, pero también sufre la indiferencia y los cuestionamientos de aquellos que no lo entienden.

   Así y todo siempre te paga con afecto. Pocas veces está enojado, y cuando lo está, es con él mismo. Nunca culpó a nadie, se sabe preso de sus malas decisiones.

   Miguel es más conocido como "Lobo". Es el dueño de la noche, porque cuando todos regresan a sus hogares, él se queda cuidando la inmensidad de una ciudad vacía y en silencio.

   Y así lo hicimos un poco nuestro, nos gratifica sorprenderlo con su plato preferido, nos enseña desde su humildad en cada charla los secretos de la calle y lo intrincado de las relaciones entre las personas. Le gusta escuchar música y nos gusta acompañarlo, y créanme, es lo que más necesita.

   Tengan por seguro que el día que conozcan a un amigo de la calle algo va a cambiar en ustedes. A nosotros nos despojó de prejuicios, nos hizo ver la vida desde otra óptica. Y lo entendimos. Y no pasa un día de frío o de lluvia que no pensemos en “cómo estará” o “qué estará haciendo”.

   Callejeando es así, sellamos un vínculo muy fuerte, y a cambio recibimos lo más valioso que nos puede regalar alguien: una sonrisa, un abrazo, un agradecimiento…pero sincero, su confianza es su mayor tesoro, algo que no dan a cualquiera, algo que cuesta mucho.

   Cada noche, desde la primera cuadra de calle Belgrano, se despide igual: “Gracias por todo lo que hacen por mi”…Gracias a vos hermano, concluyó Maxi.